Katy descubre que su novio la engaña con su mejor amiga. El dolor hace que ella tome una decisión difícil y acepta casarse con el hombre que conoció por casualidad.
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No es mi hijo.
Rogelio me recostó encima del escritorio. Mis manos fueron echadas por encima de mi cabeza. Mi esposo las sostuvo con una sola de sus manos.
Cerré los ojos, por un momento, disfrutando al máximo de lo que vendría. En ese momento sentí como mis manos son atadas por unas esposas.
___ ¿Qué haces? ___ Pregunté con una voz excitada.
Me comenzaba a gustar este juego. Rozó sus labios por mi cuello hasta subir a mi oído
___ Solo déjate llevar... Te prometo que te va a gustar mucho. ___ Me responde con un tono de voz cortante.
Relaje mi cuerpo, sintiendo esos labios ardientes de mi esposo recorrer mi vientre hasta llegar a mis dos pechos.
Su mano se coloca en uno de mis dos pechos, ejerciendo un poco de fuerza. Siento de inmediato una ola de placer recorrer todo mi cuerpo.
Un ligero gemido se escapa de mis labios.
...¡Ahhh!...
Eso excita más a Rogelio, qué mete a su boca mi seno derecho. Mientras acaricia de una manera increíble mi seno izquierdo.
___ Abre tus piernas. ___ Me ordena con una voz gruesa, qué hace erizar mi piel.
Como una sumisa obediente, abro mis piernas esperando un gran placer. Rogelio las levanta más y las coloca encima de sus hombros, mi espalda queda recta encima del escritorio.
De pronto sin que me lo espere, sentí un gran placer. En cada músculo de mi cuerpo se sintió una tensión muy fuerte.
___ ¡Más!
___ ¡Más!
Solamente, podía pedir más, y más. Me estoy volviendo adicta a ser tratada de esta manera por mi esposo.
Me gustaba escuchar el sonido que hace nuestros cuerpos, mientras lo hacemos. Es extraño y muy sensual.
Al terminar terminar de hacer el amor, nos quedamos abrazados por un largo tiempo en el sillón.
Rogelio acaricia suavemente mi cabello. De vez en cuando me da unos besos con mucho amor.
___ Tu madre me pidió que fuéramos a ver al ginecólogo. __ Rompí el silencio.
___ ¿Qué más te dijo? __ Me pregunta con una voz profunda.
____ Qué debo quedar embarazada por lo menos antes de que nazca el hijo de Valeria y de César.
____ Ah... ___ Solo hizo un sonido con los labios.
Levanté un poco la cabeza, haciendo contacto visual con él.
___ ¿Qué pasaría entre nosotros, sí yo no pudiera quedar embarazada en tan poco tiempo?
Esa pregunta se apodera de mi mente, cada vez que me siento presionada a tener un hijo de Rogelio. Sí quisiera tener un hijo de él, pero, me estresa sentir esa presión.
___ No pasaría nada... Un hijo nunca ha sido una prioridad para mí.
Sentí un vacío dentro de mi corazón. Tenía que poner los pies sobre la tierra, es obvio que si no puedo darle un hijo a Rogelio, tarde o temprano nuestro matrimonio se va a terminar. No importa sí él me ama.
__ Amor... ___ No he terminado de hablar cuando mis labios son sellados por los labios de Rogelio. Al terminar el beso, él me dice
____ De todas maneras te amaría tanto como hasta ahora.
Me abrace a él con fuerza.
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...Narra Isabel...
Me encontraba leyendo un libro en mi habitación. Levanto un poco la mirada al escuchar unos pasos.
_____ Señora Bustamante, no quería interrumpir. ___ Dice Martina.
Martina es la empleada en qué más confió, fue la primera persona que contrate al convertirme en la esposa de José Bustamante. Ella sabe tantas cosas de mí y me conoce mejor que nadie, es como una hermana para mí.
___ Pasa, Martina.
___ Toma asiento. ___ Señalé el lugar vacío a lado de mi cama.
___ Te notó triste...
Dejé el libro encima del Buró, me quité las gafas de leer, y una sonrisa amarga se dibujó en mis labios.
___ No estoy triste. Más bien le llamaría decepcionada.
Martina me toma de las manos. Sabe lo que pasa dentro de mi corazón. Aunque yo no se lo diga.
___ Es por lo que pasó con el joven Rogelio y el señor Ernesto, ¿Verdad?
Di un profundo suspiro; y luego conteste con amargura.
______ No sé en qué momento todo cambió, o más bien sí lo sé. Fue cuando Ernesto se encargó de culpar a mi hijo de un crimen que no cometió. Ahí me di cuenta de que ya no era ese niño al cual amé y eduque al casarme con José.
Me quedó callada al sentir un nudo en la garganta... Los recuerdos invadieron mi mente...
Me enamoré de José cuando él tenía 25 años y yo solo 19. Me enfrente a mi familia al escoger al hombre del cual me había enamorado. José era padre soltero, Ernesto tenía un año y medio de nacido. Aun así, estaba dispuesta a convertirme en su madre y darle el mejor ejemplo. Todo iba muy bien, amaba a José y él me amaba intensamente a mí.
Sin embargo, pasaron los años y yo no podía quedar embarazada. Todo mi amor se lo daba a Ernesto aunque no llevaba mi sangre, lo amaba tanto que me aferre a él como madre. Cuando tenía 30 años, quedé embarazada de Rogelio. Fue el día más feliz de toda mi vida, aun así, continúe amando a Ernesto. Él ya era un adolescente rebelde, y solo espero unos años más para formar su propia familia...
Creí que Ernesto amaba tanto a Rogelio como yo lo amaba a él. Sin embargo, cuando César nació venía regularmente a la mansión con la intención de que José amara más a su nieto y que a su propio hijo.
Yo también quería mucho a César, era un chico muy bien educado. Se llevaba muy bien con Rogelio y eso me daba felicidad.
Los años pasaron y todos convivimos felices, un día, Ernesto regresó de viaje con Eva, traían un nuevo integrante. Mauricio tenía solo un par de años.
Eva lucía hermosa; aunque siempre tenía una sonrisa en sus labios, se notaba que no amaba mucho a Mauricio. Siempre lo dejaba al cuidado de la nana o de cualquier otra empleada.
Al paso de los años; más me daba cuenta de que Mauricio no llevaba la sangre de Eva ni de Ernesto.