*Actualizaré diariamente*
Noah, es un cirujano cardíaco, que vive su vida sin preocupaciones, tomando el sexo como una herramienta para disfrutar en lugar de una muestra de afecto. Es entonces que conoce a alguien que le hace cambiar su forma de ver el amor y la vida.
*Atención, está es una historia "Yaoi" ”Ga1s" si no te gusta este género, por favor, no sigas adelante y no hagas comentarios agresivos sobre este género, gracias ❤️
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Capitulo 16— Una tormenta emocional
A nosotros, los seres humanos... Por lo general, no nos gusta esperar. Esperar, para nosotros, es una tortura... Una de las más aburridas. Aún así... Existen excepciones dónde estamos dispuestos a hacerlo. Si hay personas... Con quién alegremente perderíamos nuestro tiemp**o**.
Gael estaba ensimismado, mirando por la ventana con la mirada perdida en el horizonte, mientras los últimos rayos de sol bañaban la ciudad en un dorado cálido. El mundo exterior parecía tan lejano, tan irrelevante en ese momento. Desde hacía días, había estado atrapado en sus pensamientos, tratando de desentrañar lo que sentía. No era fácil, sobre todo cuando el objeto de sus pensamientos acababa de entrar por la puerta.
El sonido familiar de la puerta abriéndose lo sacó de su ensoñación. Noah había llegado. Sin decir nada, Gael siguió mirando por la ventana, pero su cuerpo se tensó ligeramente. No sabía cómo manejar sus emociones cuando Noah estaba cerca. El chirrido de la puerta fue seguido por los pesados pasos de Noah, que dejó caer su bolso al suelo con un suspiro profundo. El eco del cansancio se reflejaba en cada uno de sus movimientos.
—Estoy agotado —murmuró Noah mientras se dejaba caer sobre el mueble, con el cuerpo hundiéndose entre los cojines—. Acabo de salir de una operación que duró diez horas… diez malditas horas.
— Bienvenido doctor. Casi pensaba que tú fatiga era causa de tu rutina de caza-hombres.
— He estado metido en la sala de operaciones durante dos días seguidos, ¿cómo podría tener tiempo para eso? Y aparte, siempre termino con los casos de mayor riesgo... Solo quiero dormir y ya...
— Oh, vamos, estarás bien... Después de una o dos lindos hombrecitos.
Gael fue hasta la cocina, donde sirvió un vaso de jugo de naranja recién exprimido. No era mucho, pero era un pequeño gesto que a veces parecía hacer la diferencia para Noah después de esos días interminables en el quirófano.
— ¡No me importa ningún lindo hombrecito en este momento! Solo quiero tomar una agradable y larga siesta. ¡Justo aquí!
Gael regresó a la sala y dejó el vaso sobre la mesita que estaba frente al sofá.
—Gracias —dijo Noah sin abrir los ojos, dejando que su cabeza cayera hacia atrás sobre el respaldo del mueble.
Gael se quedó mirando un momento a Noah. "Ya que creemos que algunas cosas... Realmente valen la pena esperar." Después de ese pensamiento volvió a su lugar cerca de la ventana. Aunque trataba de parecer indiferente, en su interior todo era un caos. Las imágenes de aquel beso compartido semanas atrás aún lo asaltaban en los momentos más inesperados, haciéndolo cuestionarse todo. ¿Qué significaba para Noah? ¿Acaso lo recordaba con la misma intensidad que él? La duda le pesaba más que cualquier otra cosa.
Un silencio cómodo llenaba la habitación, roto solo por la respiración profunda de Noah. Gael, aunque aún miraba por la ventana, sentía la presencia de Noah con cada fibra de su ser. La tentación de acercarse, de tocarlo, de repetir aquel beso, se hacía cada vez más fuerte. Era casi imposible resistir.
Finalmente, la decisión fue tomada por sus pies, que lo llevaron hacia Noah sin que él pudiera detenerse. Se acercó lentamente, observando cada detalle del rostro de Noah, los ojos cerrados, la mandíbula relajada, el cabello desordenado. Con una mezcla de timidez y deseo, extendió la mano hacia su rostro, queriendo sentir el calor de su piel bajo sus dedos.
Pero justo cuando estaba a punto de tocarlo, Noah habló.
—¿Qué estás haciendo? —preguntó en voz baja, sin abrir los ojos.
Gael se rió nerviosamente, sorprendido y aliviado al mismo tiempo. Se sentía como un adolescente atrapado en medio de un acto prohibido. Antes de poder responder, Noah extendió la mano y lo jaló con suavidad, haciendo que Gael cayera sobre él, justo como si fuera lo más natural del mundo.
El contacto fue instantáneo, y el corazón de Gael empezó a latir descontroladamente. Sentía el calor del cuerpo de Noah a través de la ropa, la sensación abrumadora de estar tan cerca de él. Noah lo abrazó con fuerza, colocando su cabeza sobre el hombro de Gael.
—Estoy tan cansado —repitió Noah en un susurro antes de quedarse completamente dormido.
Gael, atrapado entre el abrazo de Noah y sus propios pensamientos, se quedó inmóvil por un momento. Su respiración se acompasó con la de Noah, y por un segundo, todo en el mundo pareció encajar. Este era el lugar donde quería estar, justo aquí, en este momento. Pero no duró mucho. Lentamente, con movimientos cuidadosos, Gael se zafó del agarre de Noah y se sentó a su lado en el sofá.
Mientras lo observaba dormir, su mente volvió a aquel beso. Había sido inesperado, pero desde entonces había marcado un antes y un después en su relación. Gael no sabía cómo interpretar lo que había ocurrido. Para él, ese beso había significado todo. Pero ¿y para Noah?
El teléfono de Noah, que estaba sobre la mesita, vibró de repente, rompiendo el silencio. Gael lo miró, y su corazón dio un vuelco al ver la notificación en la pantalla. Era un mensaje, uno de esos que ya había visto antes. Otro de los "amiguitos" de Noah, como solía llamarlos en su mente, lo estaba invitando a salir.
Gael sintió un nudo en el estómago. Esa era la realidad de Noah. Un día estaba aquí, con él, abrazándolo, y al siguiente estaba allá afuera, con alguien más. Ese beso, ese maldito beso, ¿había sido solo un error para Noah? ¿Una de esas cosas que suceden cuando el cansancio y el deseo se mezclan? ¿O había sido algo más?
" Yo... Me he acostumbrado a esperar. Porque sin importar si viva o muera; Aún tendré que seguir esperando de todas formas"
Sin esperar una respuesta que no llegaría, Gael se levantó del sofá, sintiendo cómo el peso de la incertidumbre se hacía más grande. Se alejó lentamente, sin mirar atrás, buscando la soledad de su habitación. Necesitaba pensar, necesitaba distancia. Pero lo único que podía hacer era preguntarse cuánto tiempo más podría soportar esta ambigüedad, este juego que no sabía si quería seguir jugando.
Noah siguió durmiendo, ajeno a la tormenta que desataba dentro de Gael cada vez que estaban juntos, cada vez que se alejaban.