Las Tentadoras Curvas De Nico

Las cosas pueden cambiar en un segundo, una manera muy popular de recordar que en un abrir y cerrar de ojos todo se puede ir al carajo.

Bruno llevaba sus piecitos casi en el aire, cuando cierta mole lo escolto a la salida de emergencia.

Detrás caminaba el rubio, dulce y protector de la familia, que ahora tenía un rostro asesino. Y a unos pasos de distancia lo seguían Leona y Nicolina.

-Bailaste hermoso cariño- la francesa a pesar de la situación no quería que Nico sintiera que su noche fue un fracaso.

-Gracias cuñis, pero…ellos- señala preocupada, al ver como sus hermanos sacaron a los empujones a Bruno a la salida que daba al callejón de uno de los laterales del edificio-

-No te preocupes, déjame a Alessandro, yo lo calmo- explicó abriendo la puerta para perseguir a su esposo.

-Sí, ok, ahora estoy tranquila- sonrió con nerviosismo y antes de cerrar la puerta pudo ver los ojos furiosos de Luka que solo asintió.

Era el claro mensaje que se haría cargo mientras sus hermanos ocultaban el cuerpo.

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-Uff- exhalo cuando su espalda dio contra la pared- Tranquilos, somos adultos, hablemos- mostro las palmas de sus manos sin comprender porque sus nuevos socios lo querían golpear

-Tranquilo- rugió Dante- es mi hermana a la que besaste, degenerado.

Y hay que ser fresco, porque el que reclamaba, por poco se come entera a Camila en el ascensor… pero, para Dante eso era un detallito cuando se trataba de su princesa.

Bruno abrió sus ojos azules como platos y busco a su italiana que rápidamente se acercó a ellos.

-Calmémonos- intervino Nico, con el corazón a mil.

-¿Son tus hermanos?- señalo con su dedito, pero la mano grande Alessandro le dio un golpe alejándola.

-No nos señales, Altamirano

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Dentro del bar Luka atendía y dirigía todo hábilmente, pero cada tanto miraba en dirección a la puerta de salida, esperando alguna señal.

-¿Qué paso?- Cleo se aproximó preocupada, ella no había visto la escena, porque cuando termino la música corrió a cambiarse para  otro acto. Pero al salir las chicas hablaban de lo sucedido.

El italiano giro para responder y fue inevitable no comerla con la mirada. Esta traía un enterizo de encaje color piel, cubierto con pedrería en los lugares correctos.

-El socio de mi hermano, comió la lengua de Nico.- respondió enojado.

-¡¡Bruno!!- exclamo sorprendida

-¿Lo conoces?- la pregunta salió en un tono más que celoso.

-Claro fuimos compañeros en la prepa, ellos…- se detuvo al darse cuenta de que hablo demás.

-¿Ellos que?-

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Afuera la cosa se estaba poniendo de los pelos, Bruno miraba a los Greco que elevaban las mangas de sus camisas y trataba de encontrar una maldita explicación a los caprichos del destino.

-¿Son tus hermanos?- balbuceo viendo a Nico, que mordió el costadito de su labio inferior y movió la cabeza afirmativamente.

Pero la cercanía del rubio lo helo, jamás se imaginó que el hombre amable y profesional de días anteriores podía verse tan amenazante. Alessandro cuidaba a todos sus hermanos, y Nico era el tesoro más preciado de los Greco

-¿Crees que por el espectáculo de allí dentro, ella es una mujer que puedes tomar cuando quieras?

El arquitecto busco enderezarse para responder y el rubio con un solo golpe en el pecho lo arrojo a la pared otra vez.

Bruno arrugo la cara por el dolor, pero se compuso rápidamente

-Creo que es un malentendido, Nico, nosotros, … volteo a verla y ella negó suplicante.

-Ellos no saben- pensó, y su cabecita maquino como un rey- tanto que sonrió sin darse cuenta.

-¿Te ríes de nosotros, imbécil?, ya vas a ver cómo te la borro de un golpe-  Dante lo tomo del cuello de la camisa y elevo uno de sus puños al aire.

-¡¡Ya basta!!- el grito de Leona, detuvo a su cuñado- empujo a su marido y llego hasta Dante para jalarlo de la camisa- no son animales y Nicolina es una mujer que puede hacer de su vida lo que le plazca-

-Amor- Alessandro cambio su semblante al ver el rostro molesto de la mujer, que mismo nombró su dueña-

-Amor nada, te me comportas Greco y tú también- señalo a Dante que resopló

-Se estaba riendo de nosotros, Leo- dijo indignado, Dante y se cruzó de brazos, como quien quiere hacer berrinche

-Dante, no seas infantil- respondió la francesa y lo alejo de la victima

Bruno los veía asombrado, una mujer varios centímetros más baja los estaba reprendiendo.

-Pero…

Leona miro a su marido y este bufo molesto. Pero Dante no estaba dispuesto a ceder-

-Tu, te crees más listo que nosotros y te ríes en nuestra cara- retomo la postura defensiva- explica que quisiste decir con – movió su mano señalándolo y a su hermana.

-En primera instancia no sabía que era su hermana, me acabo de enterar.

-¿Y eso que? – dijo exaltado el rubio, hasta sentir la pequeña mano de Leona en su pecho calmándolo

Bruno trago en seco, pero continuo- Como decía, no sabía de su relación y segundo nosotros…

-Miren, déjenlo ir, fue solo un beso inofensivo- Al fin la italiana intervino y se acercó a él con el afán que no dijera mas

-Eso no fue inofensivo-  se quejó el rubio

-Somos novios- esta vez fue Bruno que si perder el tiempo se aferró a la cintura de Nico que abrió los ojos como huevos.

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-Habla Cleo- insistió Luka, la rubia parloteo de otras cosas esquivando el tema- no cambies de tema, responde, ¿ellos que?

-Luka, no seas entrometido y sirve un trago o….

-Preciosa al fin te encuentro, - Eliot la giro y el tomo de pequeña cintura para alzar y darle un pico.

-Eliot- exclamo sonriente, ignorado que junto a ella alguien estaba nada de romper una copa con la mano- ¿No estabas de viaje? -

-Sí, pero jamás me hubiera perdido de tu presentación, estabas increíble-

Toda la conversación se daba con las piernas de la rubia en el aire.

Cleo había puestos sus manos alrededor del cuello de su vecinito y lo veía sonriente.

-Estas… Dios, esta preciosa.

-Bájala, ahora- la orden hizo que ambos giraran a ver

Loa ojos verdes se volvieron oscuros al igual que el semblante.

Cleo le dio dos golpecitos en el hombro a Eliot y este la deslizó lentamente, sonriendo en dirección del italiano sin soltarla. -

-Luka- gesticulo la rubia viendo que esa actitud no era normal en él.

La barra delimitaba el espacio o de seguro, Eliot, tendría el puño Greco en su boca.

-Hola, ¿sucede algo? - interrogó el hombre entretenido,

Entre grítanos no se leerían las cartas. Ambos tenían un interés en común.

-No pasa nada, vamos a la mesa- la rubia se alejó un poco y tomo la mano del rubio. No quería pensar que Luka estuviera celosos sería estúpido de su parte.

-Cleo, no pienses en ir con el- dijo apretando los dientes.

-Eliot ve aquella mesa, enseguida te alcanzo-  explicó cariñosa y el sin perder oportunidad, dio otro beso en la consumirá de los labios antes de irse.

- ¿Qué sucede contigo?-

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¿Ustedes son novio? - rugió Dante, y los celos de hermano toxico surgieron

-Eso, no…

-Lo somos- declaro Bruno interrumpiendo a Nico, que lo quería matar- empezamos hace poco y de haber sabido que eran sus hermanos me hubiera presentado, pero Lina, no quería que fuera tan apresurado- Explicó viendo por el rabillo del ojo, el semblante furioso de la italiana

Leona sonreía, había notado que algo mas sucedida entre esos dos.

-Nico, ¿es cierto? - Alessandro miro a su hermana con seriedad, si esta decía que no, sería la luz verde para golpear a Altamirano como se imaginaba..

Nicolina resoplo molesta- necesito hablar con Bruno, déjenos solos.- Era importante alejar a ese par.

-Nico …- Dante quiso habla, pero fue sorprendido por su hermana.

-¡¡Dije que nos dejen solos!!- elevó la voz y los hermanos Grecos abrieron los ojos, su princesa se había enojado y eso no era bueno.

-Nos alejaremos unos metros, pero nada más- dijo Dante dando un paso hacia atrás cuando los ojos cafés se clavaron el en con furia- es para cuidarte- afirmó y esa mirada cariñosa puedo con Nico que asintió

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-¿Qué te pasa contigo? - se quejó Cleo, cuando ingreso a la bodega luego de ser arrastrada, por su semental de metro noventa.

-¿Qué crees que haces, bailarina, con ese tipo?- camino molesto de un lado a otro , tratando de gestionar esas emociones nuevas

-Nada, bueno, ahora no, porque me has traído aquí- respondió y se sorprendió al ver como esos ojos verse se p**osaron en ella.**

-Maldición esta celoso- pensó feliz y contuvo la sonrisa.

-No puedes ir con él- señalo la puerta

-¿Porque no?, soy una mujer libre- expreso relajada y una de sus manos jugo con su largo cabello rubio

-Nosotros… - se aproximó viéndola a los ojos, estaba reclamando… no sabía que

-¿Nosotros que?- elevo el mentón, muriendo de ganas por un beso.

-Nosotros…- intento hablar con dificultad acercándose un poco más.

La distancia entre ambos era casi nula, ambos esperando avanzar.

Cleo sonrió, si el no habla estaba decidida a partir con Eliot.

- Dilo\, nosotros tuvimos sexo ¿y?- como no obtuvo respuesta\, se alejó\, y camino en dirección a la puerta

El corazón de ambos latió apresurado, una rogando que le pidiera detenerse y otro deseando que lo haga.

-Nosotros… lo que paso fue más que sexo- dijo entre enojado y dolido.

Sin apartar la mirada de la delgada espalda que se detuvo.

-¿Qué fue entonces?- preguntó girando sobre los tacones.

-Dilo, anda, di que te importo- imploro mentalmente.

-Fue- arrastro el cabello hacia atrás sintiendo nervios- Carajo Cleo, no me hagas esto- implorando temerosos- no me hagas decirlo-

Ella sonrió con esa cosita en el estómago presionado.

-Sé que me voy arrepentir – dijo mentalmente y camino decida hasta él

El italiano la recibió con desesperación cuando la rubia salto y enredo sus piernas en las caderas.

Ambos de devoraron a besos.

Cleo jalaba el cabello de Luka y este con desaparición adentraba su lengua para enredarse con la de ella.

Cleo lo besó con desesperación y poco a poco bajo la intensidad.

Se alejó, solo un poco, respirando agitada sin dejar de verlo a los ojos

-Anda, dilo, quiero oírte - le pidió como un ruego, con el corazón chiquito. Rogar de esa manera era humillarse, pero necesitaba oírlo, lo necesitaba a él

Lula intento besarla otra vez, pero ella alejo su rostro y lo acarició con ternura.

-¿Te importo? ¿es tan difícil decirlo? - oírse le dio vergüenza, pero cuando se ama todo se vuelve insignificante ante esa persona.

-Bailarina- jalo de su nuca y la beso con pasión. Odiando no tener los suficiente, para reconocer que estaba perdido por ella.

La puerta se abrió con fuerza- Jefe necesitamos- el muchacho se congelo ante la imagen-  lo lamento-

Cleo aflojó sus piernas para pararse y agacho la cabeza, avergonzada de la situación y de cómo se expuso.

-Enseguida voy- respondió serio y el muchacho salió.  Ni bien la puerta cerro, la miro dándose cuenta que ella no estaba bien.

-Cleo- quiso tocarla, pero ello se aparto

-Debes trabajar y yo también, -camino a la puerta y salió con el corazón roto, otra vez.

Merecía más, y evidentemente él no estaba listo para dárselo.

-Cleo- la llamo desesperado. No tardo en seguirla, pero los mozos cruzando con los pedidos le impidieron alcanzarla a tiempo.

Cuando al fin llego al salón, vio a lo lejos a la rubia se sentaba en las piernas de Eliot hablando muy cerquita.

-Y así es cuando te soplan la novia-

Luka respiró hondo y de mala gana fue a la barra seguida por la latina que se sentó en banquito alto.

Al igual que Cleo tenía nuevo atuendo y es que luego de dejar al abogado atontado fue a cambiarse.

-No digas nada- sentencio Greco, viendo como la mujer que quería estab con otro.

-¿Porque eras tan boludo?-

Este clavo sus ojos verdes en Magy, que esta vez no sonría, lo miraba seria.

-No te enojes conmigo, hazlo contigo, porque solo un idiota no podría darse cuenta de que esa mujer está enamorada de un idiota mujeriego no tienes los pantalones para reconocer que siente lo mismo- la latina, golpeo la barra para atraer la atención de Luka que no quería verla- Acabas de empujarla a los brazos de un hombre que si esta dispuesto a darle lo que tu aún no.

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- ¿Qué ibas a decir? - la italiana se acercó y susurró para que sus hermanos no la oyeran. Si bien estos estaban lejos no dejaban de verla

- La verdad- contesto arrogante, - cosa que evidentemente tus hermanos no saben- respondió con una hermosa sonrisa, seductora.

- No seas tonto y firma el documento- amenazó dando un empujoncito al pecho de Bruno, pero este sujeto su mano y la jalo cerquita. Si iba a morir a manos de los Grecos, lo haría feliz.

- - No voy a firmar

- -¿^Que carajos quieres, Bruno?- dijo enfurecida, viéndolo a los ojos

- -A ti, Nicolina Greco, te quiero a ti, con hijo y todo.

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