Destino

Era hora de regresar a la ciudad, el trabajo no esperaría y Aurora necesitaba un descanso, al llegar Sebastián se puso en contacto con María para que le hiciera compañía a su esposa, los días pasaban rápidamente, la joven seguía en tratamiento con el psicólogo y mientras más pasaba el tiempo más mejoraba, el doctor tenía buenas espectativas al respecto, él pensaba que si seguía así pronto sería independiente y el pasado sería solo eso, pasado.

"¿Cómo ves a mi esposa?", pregunto Sebastián.

"Ha mejorado mucho, habla del pasado ya más tranquila", contesto el doctor.

"¿Algún día ella me podrá contar lo que le paso?", volvió a preguntar Sebastián.

"Es un proceso, ten paciencia,cuando esté lista ella misma te contará todo", respondió Luciano optimista.

"Gracias Luciano, ahora iré por ella debe tener ansiedad", Sebastián estrecho la mano de Luciano y fue en busca de Aurora, al salir la vio sentada en el piso jugando con un pequeño niño, se veía feliz, un cálido sentimiento abrazo el corazón de Sebastián y sin darse cuenta una sonrisa apareció en sus labios, las mujeres ahí presentes estaban como hipnotizadas viendo lo guapo que era Sebastián, muchas también se dieron cuenta de la manera tan especial en la que veía a la joven que jugaba en el piso con aquel niño.

"Tienes mucha suerte", comento una muchacha que estaba cerca de Aurora.

"¿A qué se refiere?", pregunto Aurora confundida.

"Ese hombre guapo no deja de mirarte", respondió la mujer.

Aurora volteo a ver de quién se trataba y sonrió al darse cuenta de que su esposo estaba ahí parado, sonriéndole, despidiéndose del pequeño se levantó y camino hasta donde estaba Sebastián, con ternura acarició el rostro de su esposo, para finalmente salir de aquella sala bajo la mirada atónita de las presentes. Una vez estuvieron solos en el auto, él no aguanto más y la besó suavemente.

"Serás una buena madre", comento Sebastián separándose de Aurora.

"No lo creo, no puedo ni cuidar de mi, como cuidaría de un bebé", respondió Aurora preocupada.

"Tienes dieciocho años, si has llegado hasta aquí es porque te supiste cuidar sola", respondió Sebastián sonriendo.

"¿Te gustaría tener hijos conmigo?", pregunto Aurora sorprendida.

"Eres mi esposa, además de ser hermosa, tienes un corazón limpio y puro, no le veo el problema de que tengamos hijos", Sebastián no era muy sutil al hablar.

"Sabes que eso no es suficiente para tener un hijo, si uno de nosotros no ama al otro, la vida del niño podría ser un infierno", respondió Aurora con madurez.

Sebastián estaba confundido con la respuesta de Aurora, ¿acaso ella lo amaba a él?, ¿acaso Aurora se había enamorado de él?, ¿como alguien que es tan bajo y ruin pudo ganarse el corazón de un ángel como ella?, sin saber que contestar puso el auto en marcha y condujo de vuelta al apartamento, Aurora entendió aquel silencio, como si ella tuviera razón, el no la amaba y nunca lo haría, él la seguía culpando por no estar con Daniela y por haber perdido a su bebé, mirando por la ventanilla del auto pensaba en su futuro, ahora era mucho más fuerte que antes, ahora podía enfrentar al mundo ella sola.

"¿En que piensas?", pregunto Sebastián rompiendo el silencio.

"En la libertad, sabes que me gustaría, salir a la calle sola y no sentir que la gente me observa", respondió Aurora sinceramente.

"Es imposible que nadie te observe", respondió Sebastián mirando a su esposa.

Al llegar al apartamento, Maria ya tenía el almuerzo preparado, recibiéndolos con una sonrisa abrazo a Aurora quien se había convertido en una hija para ella, saludo a Sebastián también con un abrazo.

"Voy a servir la comida, vayan a cambiarse de ropa mientras yo termino aqui", aconsejo Maria.

"Gracias María", respondió Aurora con una sonrisa.

Sebastián asintió con la cabeza y junto con Aurora fueron a la habitación, sin aviso tomo a Aurora de la cintura y la atrajo hacia él.

"¿Por qué dijiste que si solo uno ama, no es suficiente?", la curiosidad le ganó a Sebastián y tuvo que preguntar.

"Solo lo dije sin pensarlo, no prestes atención", respondió Aurora esquivando la mirada de Sebastián.

"Entonces señora de Santos, ¿usted no me ama?", pregunto Sebastián poniendo cara de tristeza.

"No, no es eso yo si te amo", Aurora no pensó la respuesta, pero para cuando se dio cuenta ya era muy tarde, ya había expresado sus sentimientos a Sebastián, llevando sus manos a la boca, la tapo en señal de imprudencia.

Sebastián sonrió con satisfacción para adueñarse de la boca de la joven, "yo también te amo", respondió Sebastián, el se había dicho que no la lastimaria y si para eso tenía que fingir amor, pues así lo haría, lo que él no sabía era que aquellas palabras eran verdaderas, solo que la culpa por dejar a Daniela destruida no lo dejaba ver más allá.

Tardaron más de lo previsto en salir a almorzar, Maria entendió que estaba haciendo mal tercio así que tomo su cartera y salió del apartamento a dar un paseo, ella estaba contenta por la hermosa relación que había entre Sebastián y su esposa, ella no se equivocó, sabía que Sebastián terminaría enamorado de la chica, y quien no querría a Aurora si tenía un corazón limpio y sin maldad. En su salida se encontró con la tal Daniela, esa mujer andaba con un hombre mucho mayor que ella y se veían muy íntimos, así que no podría ser su padre, con un gesto de desaprobación María les tomo una foto, eso sería una prueba por si acaso a la gran dama de sociedad se le ocurría querer volver para destruir el matrimonio de sus hijos.

Maria continuo su camino y paso la tarde comprando algunos obsequios, por otro lado, Sebastián y Aurora estaban sentados en el sillón de la sala, abrazados leyendo un libro.

"Buenas noches familia", dijo María saludando fervientemente a la pareja.

"Maria, regresaste", contesto Aurora emocionada.

"Así es mi niña, salí a dar un paseo", explico la mujer.

"Si, uno muy largo", respondió Aurora.

Maria miró con complicidad a Sebastián y después de darle algunas cosas que le compro a Aurora, se retiró a su habitación, estaba muy cansada, ya no era tan joven como antes, al verla así Aurora se preocupó, no quería que nada malo le pasará a su única amiga en el mundo.