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Manual Para No Morir Otra Ves

Manual Para No Morir Otra Ves

Status: En proceso
Genre:Dominación / Enfermizo / Venganza de la Esposa / Multi-reencarnación
Popularitas:7.4k
Nilai: 5
nombre de autor: Amilkar

Estas acostumbrado a leer novelas de reencarnacion en donde la protagonista reencarnada se vuelve poderosa, ¿que pasaria si esta novela no es como las demas? ven y lee algo diferente, algo que sin duda te gustara.

NovelToon tiene autorización de Amilkar para publicar esa obra, el contenido del mismo representa el punto de vista del autor, y no el de NovelToon.

¿Quien esta preparado para morir?

La noche estaba en su punto máximo. Clara, como siempre, era el centro de atención, brillando con cada paso que daba en la pista de baile. Su vestido negro corto brillaba bajo las luces intermitentes de la discoteca, y su energía no se detenía. Moviéndose al ritmo de la música, se sentía libre, tan viva que el mundo entero parecía girar a su alrededor.

Daniel estaba a su lado, pegado a su cuerpo, disfrutando de la noche tanto como ella. De vez en cuando, él la miraba con una sonrisa cómplice, mientras ella hacía uno de esos movimientos que dejaban a todos con la boca abierta. Clara no tenía miedo de ser el foco de atención, al contrario, le encantaba. En su mente, los ojos de todos estaban fijos en ella y solo en ella, como debería ser.

Mientras tanto, Marta estaba apartada, observando a su amiga con preocupación. Sabía que Clara se estaba divirtiendo a lo grande, pero no podía dejar de sentir un extraño escalofrío recorriéndole la espalda. Algo no estaba bien, y Marta lo sentía en lo más profundo de su ser. Había visto algo aquella tarde, algo en la ouija. Algo que no podía ignorar, pero no sabía cómo advertirle a Clara sin que se burlara de ella, como siempre hacía.

—Marta, ¿estás bien? —le preguntó uno de los chicos mientras pasaba por su lado, arrastrado por el ritmo de la música.

—Sí... sí, solo que... —Marta no pudo terminar la frase antes de que un par de risas de Clara la distrajeran.

—¡Ay, qué chistosos son estos chicos! —Clara gritó entre risas mientras Daniel, con la mirada cómplice, la giraba con fuerza en sus brazos al ritmo de la música.

 La noche continuaba su curso. Todos reían y bebían, pero Clara estaba en su propio mundo, moviéndose con una energía desbordante. Los chicos del grupo comentaban a sus espaldas.

 —¿Y qué tal los ruiditos en la carpa ayer, eh? —uno de los chicos, Pablo, dijo en voz alta mientras reía, mirando a Clara y Daniel con picardía.

Clara, alzando una ceja, se detuvo en seco, sacudiendo la cabeza.

—¡Ay, qué sé yo de esos ruiditos! Eso de la carpa fue cosa de un par de animalitos... —rió, mirando a Daniel, quien se sumó a la broma.

—Si claro... los animalitos esos estaban bastante "entusiastas". —Daniel soltó una carcajada, mientras el grupo de amigos estallaba en risas.

—Ay, no me hagan recordar esa noche. —Clara hizo un gesto de horror fingido—. Si alguien se enteró de los "ruiditos", que se vayan al infierno.

Todos siguieron riendo, pero Marta no pudo evitar fruncir el ceño. Ella había sentido la presencia de algo extraño, algo que no estaba bien. Aquella ouija... aquellos espíritus... Ella había visto la carta de la muerte, y no podía dejar de pensar en ella. Algo le decía que Clara había enfurecido a esos espíritus con sus bromas y su actitud despreocupada.

—Clara... —Marta se acercó a ella con cautela, su voz temblando—. Necesito hablar contigo.

Clara, que no estaba tan interesada en los dramas de Marta, solo giró hacia ella con una sonrisa burlona.

—¿Ahora qué? ¿Qué quieres? ¿Que te invite a bailar? —dijo Clara, tratando de restarle importancia al asunto.

Marta la miró fijamente, el rostro pálido.

—Lo que quiero es que me escuches. Estás jugando con algo que no entiendes. La ouija, Clara... Vi la carta de la muerte. Vi la carta que decía que... que tú... —Marta no pudo terminar la frase. Su voz se quebró, y sus ojos mostraban verdadero miedo.

Clara soltó una risa escandalosa. No podía creer lo que Marta estaba diciendo.

—¿La carta de la muerte? ¡Ja! Marta, ¿en serio? ¿Tú me estás contando que los fantasmas se toman tan en serio que me mandan cartas? No jodas. —Clara no dejó de reírse, como si todo fuera una broma más.

Marta intentó insistir, pero Clara, viendo que la conversación no iba a ningún lado, se giró y empezó a caminar hacia la camioneta de Daniel, donde los chicos estaban sentados charlando.

—Mira, Marta, justo ahora me voy a morir. —Clara le hizo un gesto como si estuviera pensando—. Lo presiento. Esos espíritus de los que hablas van a venir por mi alma. —Comenzó a caminar hacia atrás, con una sonrisa sarcástica—. Ya verás, vendrán con sus cadenas, a arrastrarme, a sacarme de aquí. ¡Mira, ya viene uno por mi, Marta! —rió, fingiendo un gesto de horror, como si viera algo aterrador detrás de ella.

Todos en la camioneta comenzaron a reírse a carcajadas, pero Marta, aunque aún preocupada, trató de mantener la calma. No quería seguir insistiendo, pero un pequeño nudo en su estómago no dejaba de apretarse. Algo no estaba bien.

—Ay, qué horror. Clara, de verdad, no me hagas esto. —Marta se alejó, mirando a su alrededor, como si esperara ver algo extraño.

Clara, a lo lejos, volvió a lanzar un comentario jocoso:

—¡Marta, si me muero, que al menos no me quiten el maquillaje! —y siguió riendo como si estuviera en el mejor momento de su vida.

 De repente, un grito desgarrador se escuchó en el aire.

 —¡Clara, cuidado! —gritó Daniel, pero fue demasiado tarde.

 Un camión a gran velocidad se acercó desde la oscuridad, sin frenos. Clara, sin darse cuenta, dio un paso atrás en la dirección equivocada. El impacto fue brutal.

 El sonido del choque, seguido del silencio total, se apoderó de la noche. Todos los amigos gritaron, corrieron hacia la escena, pero fue demasiado tarde. Clara yacía en el suelo, inmóvil, su vida arrebatada en un instante.

 Marta se arrodilló junto a Clara, con lágrimas en los ojos. A pesar de todo lo que había intentado advertirle, nada había detenido el destino.

 —No... no puede ser... —susurró Marta, con los ojos desbordados de lágrimas.

 Daniel, con la mirada perdida, apenas podía comprender lo que había sucedido. Nadie pudo hacer nada.

Clara había muerto, y con ella, se fueron las risas, los chistes y toda su despreocupada arrogancia. En la oscuridad de la noche, solo quedó el eco de su risa, flotando en el aire... como una advertencia.

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Adrimay Machado
algo me dice que no solo fue actuasion
Edna Miranda
jajaja ella jura que no Sue ella si claro en le cree 😂😂😂😂
Edna Miranda
jajajaj no puedo más que pecado hasta me di pesar el pobre 😁😁🤭
Edna Miranda
hay pobrecitos 😂😂😂
Edna Miranda
bueno por lo menos no la tiene de amante eso le da puntos al IDIOTA
Edna Miranda
como dije es un idiota
Edna Miranda
no hay capítulo que no me muera de la risa con esta mujer 🤣🤣🤣
Edna Miranda
amo 💜 a esa mujer
Edna Miranda
🤣🤣🤣🤣
Alana
Autora de dónde sacas tanta cosa? jajaja esta historia me divierte, espero que nos des pronto muchos capitulos
Alana
Jajajjajja
Alana
Ufff, eso cassius. Total, le teme a Aranza ese viejo
Lilith
la portada me encanta pero deberías corregir la última palabra 🫠.
Ves: mirar, observar, ver
vez: repetir
Mikaela: Cierto, no lo había notado. Mil gracias ☺️
total 1 replies
✿~Celeste~✿
Cómo un pollo asado jajajakksks
KATHERINE GUILARTE
la verdad en el fondo ella sabe que es así, solo que su orgullo no la deja aceptarlo
Mikaela: Así es
total 1 replies
KATHERINE GUILARTE
me encanta esta história es súper diferente a las otras reencarnadas
KATHERINE GUILARTE
wow, tremenda joya me e conseguido
San Aguirre
*ves es de ver y vez es de ocasión, sólo ese pequeño detalle.
Mikaela: Totalmente cierto, esperemos no volver a cometerlo, aveces no me fijo bien. Gracias
total 1 replies
Lizeth López
Jjjaja no puedo con la protagonista
mary luzeth
pero es verdad debió hacerse fuerte en su soledad
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