Victoria Entre La Justicia Y El Amor

El beso se estaba intensificando a cada segundo, Antón tenía ganas de desvestir a la mujer que tenía entre sus brazos.

- Señor... - la voz de Amanda rompe el hechizo.

- ¿Que pasa?.

- Una situación bastante importante, la cual no puede rechazar.

Lentamente Antón va soltando a Victoria, está tiene las piernas como gelatina, casi al punto de perder el equilibrio, una reacción que el estaba esperando. Labios hinchados, mejillas sonrojadas, pelo despeinado, nunca se había sentido tan satisfecho por ver a una mujer de esa manera.

- Está todo listo. - Lo dice mientras se acomoda un poco la ropa, y su pelo.

- Si señor.

Al entrar en modo trabajo, se olvida de lo que le rodea y eso pasa muy a menudo, como en ese momento, se alejo de Victoria y salió sin despedirse.

Un hombre, cruel no era, pero amoroso al parecer tampoco.

- Cual es la situación.

- Ela está en el hospital.

- Y hasta ahorita me lo dice.

- Hasta ahorita me enteré.

Enojado, subió a su auto y se fue directo al hospital, aunque le había dicho a Ela que lo llamara cuando fuera el momento, no sabía porque no lo hizo. Era lo único que le había pedido.

Nueve meses esperando la llegada de su primogénito y ella no le había informado de nada. Para muchos eso podría ser algo insignificante pero para el, esto era un gran acontecimiento, en ese punto se había olvidado por completo del pequeño Alexey y del momento tan íntimo que había tenido con Victoria.

A penas llegó al hospital fue directamente a la sala de partos de dónde se encontraba Ela, pero ella no estaba sola, con ella estaba uno de sus hombres.

- Salga de inmediato.

- Pero...

- Yo soy el padre.

Su voz resonó tan fuerte que las enfermeras y hasta el médico se quedaron quietos por un segundo, era como si este hombre quisiera acabar con ellos.

Al salir el hombre Antón tomo su lugar y le dio el apoyo, que necesitaba si esposa, la miraba con ternura, una mirada que nunca había tenido hacia ella. Y como no si era la madre de su primer hijo, de su heredero, ella le sonrió y a los pocos minutos llegó el ser más esperado.

Antón estaba feliz, su hijo había nacido sin ningún problema, y si esposa también se encontraba bien. Durante un mes el no salio de la casa y los atendió lo mejor que pudo.

Mientras que el estaba en una fantasía de felicidad, Victoria se encontraba desconcertada, no sabía que había hecho mal para que aquel hombre la tratara así.

Al principio se mostró distante, luego más amable y por último la había besado con deseo, su mente estaba en crisis. Tenía que ocuparla en otras cosas y sabia cuál era la solución.

- Hola.

- Victoria dichosos los oídos que te escuchan.

- Paxton que ha pasado.

- No le llamas si no por trabajo.

- Eres muy cruel.

- Y no sabes cuánto.

- Me lo imagino. - eran discusiones bobas pero que la alegraban, Paxton era agente pero también un amigo. - Donde has estado.

- Protegiendo me.

- ¿De quien?.

- De quién quiere secuestrarme.

Victoria contó rápidamente los últimos hecho, pero omitió el donde se estaba quedando y quien la había ayudado.

- Patrick no a salido de la estación, esperando que tú llamara o aparecieras. - ese nombre le produjo un escalofrío.

- Paxton necesito información sobre Antón Novikov.

Un silencio se estableció a ambos lados de la línea.

- ¿por qué quieres esa información?.

- Puede que me ayude a esclarecer el hecho de que me estén siguiendo.

- El pertenece a la mafia rusa, su pelea va con los Orlov todo por el control de la ciudad, llegó hace seis años, nunca ha sido investigado, pero si tenemos la certeza de sus trabajos ilícitos, se sabe que lo hace. El no hace las cosas tan abiertamente como la familia Orlov, pero lo hace.

- No tienes más.

- Nada más, tendrías que indagar más con la CIA, pero no creo que ellos te den nada, a menos que tengas una orden.

- Por favor nada de lo que acabamos de hablar a nadie y menos a Patrick.

- Victoria que es lo que está pasado, de un momento a otro dejaste de ir a trabajar, la familia Orlov sigue dejando cadáveres en cada esquina y nosotros no podemos hacer mucho.

- Necesito que todo lo que encuentres de la familia Orlov y la familia Novikov me lo envíes, te voy a hacer llegar otra dirección de correo la mía ya no es segura.

- Como digas.

Las noticias no eran buenas, una familia la buscaba por la información que tenía y la otra la había protegido solo para beneficio propio.

También tenía que investigar que narices hacia Ronald con Mijaíl, nada bueno era, pero si él estaba con él podrían estar tramando algo.

Dos meses habían pasado desde la última vez que Antón había aparecido en la casa, era como si la tierra se lo hubiera tragado, cansada de estar encerrada decidió salir con su tía y su pequeño.

Estaba segura de que ya nadie la buscaba, pero no era una salida de paseo, era una salida total, había decidido volver a la casa de su abuela, nadie la encontraría allí, pues la verdad nadie sabía eso.

- Ya está todo listo.

- Sí.

- Mami a dónde vamos.

- A nuestra propia casa.

Sabía que si la buscaban y no encontraban la información que se había llevado hace meses no le harían daño, así que encima de la mesa dejo una nota y una memoria con los archivos, esa era aló único que tenía y lo iba a dejar en manos de Antón si es que llegaba a aparecer.

Eso ya no importaba, toda la información que había reunido la dejo, solo esperaba que acabara todo con el también.

Ella tenía que hacer de nuevo su vida y volver a trabajar, sin importar ya lo que pasará, pues ya no tenía información de nadie.

Mientras salía de la casa, sintió un pequeño dolor, había pensado en la esperanza de que habría encontrado al padre de su hijo, pero no fue así, solo era una pequeña coincidencia.

Puede que esa cicatriz fuera más común de lo que ella se imaginaba.