Ji Eun había reencarnado en su novela bl favorita, en un personaje lamentable que apenas logra reconocerlo ¿Morirá como una simple extra? Odia la idea de tan solo pensarlo. Al saber la cura del príncipe heredero decidió mejor pedir disculpas después al protagonista con tal de poder proteger su vida.
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16 - culpabilidad.
Roxana había encargado a hacer toda especie de postres, se encontraba emocionada. Sus primeras visitas.
“Te ves tan bien, Roxana. Me había asustado tanto, temí perder a mi única amiga”. Las palabras de Arabella conmovían a la pelinegra, pero su hermano no le daba confianza.
Le parecía conocido.
Issac ¿De dónde provenía ese nombre? ¡AH! Era el mago que había ayudado a Cassius a obtener las tierras de Harán a cambio de las minas. Es conocido por vender información de nobles, bajo el seudónimo en el mercado negro como “Barek” debido a que fue el primero en cazar esta preciada bestia, ocultó su identidad por miedo a afectar la reputación de su hermana hasta el momento en que se estableció como mano derecha del príncipe heredero.
Probablemente, ya sabía todo sobre ella, inclusive su relación con Cassius. Él es quien maneja la información a su antojo, dueño del gremio y el periódico más importante y exclusivo entre los nobles.
No le convenía tenerlo como enemigo. Debía estar aquí para confirmar si era una amenaza o una buena amistad para su hermana, lo podía notar en su mirada y en la forma en que analizaba cada uno de sus movimientos, lo más preciado para él es Arabella; empatizaba con él porque sentía lo mismo por su padre.
“Ara, no sabes cuanto aprecio que hayas venido. Estaba preparando un regalo para cuando fuera nuestra primera reunión como amigas oficialmente, me disculpa caballero Issac por no tener nada para usted”. Él solamente negó, se negaba a ser partícipe de la conversación. Los ojos de Arabella brillaban intensamente, se podía notar la emoción que sentía.
Roxana llamó al mayordomo quién llegó, le pidió que trajera las pulseras y las trajo de inmediato. Las sirvientas habían llegado con los postres.
“Me gusta tu jardín, es muy colorido”. Roxana sonrió, este jardín fue hecho para su madre. Lo sabía porque había un grabado en la entrada que así lo decía, fue el primer regalo de Gian hacia ella.
“No sabía que te gustaba...”. Mencionó la pelinegra apenada, Roxana e Issac se mostraron sorprendidos al ver la cantidad de postres.
“Puedes comer lo que quieras”. Roxana sonrió. Arabella se sentía tan bien, era la primera vez que estaba comiendo postres, al momento en que Issac iba a refutar diciendo que su hermana odiaba los dulces se quedó callado. Arabella estaba casi devorando una rebanada de pastel de chocolate.
“Saben tan bien”. Roxana sonrió.
“Te dije que cuando vinieras habrían dulces esperándote”. El corazón de Arabella se sintió cálido al saber que no fueron solo palabras vacías, su hermano solo observaba. Roxana ya no parecía una amenaza.
“Aquí tiene, señorita”. Roxana le entregó una caja que contenía ambas pulseras.
“¿Qué es?”. Los ojos de Arabella no dejaban de brillar intensamente.
“Ábrelo”. Ella hizo caso, eran unas pulseras a juego qué contenían las iniciales de los nombres de plata.
“Es tan lindo... Roxana, muchas gracias”. Arabella estaba llorando e Issac la abrazó. ¿Cómo alguien que apenas conocía pudo consolar tanto el corazón de su pequeña hermana?
“Vos usarás mi inicial y yo la tuya”. Arabella sonrió emocionada.
“Pónmela”. Le dijo a Isaac y él lo hizo, el cuerpo de Arabella se sintió fresco.
“Es alquimia, da la sensación de frescura. Es sofocante usar vestido en ocasiones”. Aclaró Roxana, el hermano de Arabella parecía interesado.
“¿Puedo ponértelo?”. Roxana asintió y Arabella lo hizo, era sello de su amistad. La pulsera tenía un significado valioso.
...... ...
“¿Está bien, en serio?”. Era momento de irse y Roxana había ordenado que los posobrantesrantes fueran empacados especialmente para Arabella, ella se sentía apenada pero no deseaba rechazarlos. Había recibido demasiado por parte de Roxana.
“No hay problema, el chef puede hacer más”. Arabella se dio por vencida.
“Muchas gracias, en serio lo digo”. La chica sonrió abrazando a Roxana, el hermano seguía manteniéndose como observador.
“Ha sido un gusto”. La pelinegra estiró su mano y fue tomada por Issac, pudo sentir una corriente pasar por su cuerpo. Seguramente era la magia de Issac.
Ambos se retiraron, Roxana estaba cansada.
“Dios... No sabía que era tan agotador tener visitas”. El mayordomo consoló a su señora soplándola con un pañuelo.
“El señor la está esperando para almorzar”. Roxana sintió su cuerpo exigirle un descanso pero no podía dejar a su amado padre almorzar solo estando ella en casa. Debía salvar el día.
Fue corriendo hasta el comedor.
“¡Estoy aquí! ¡No permitiré qué comas solo, papá! Ha llegado tu salvadora ”. Se encontró con Etténi almorzando con su padre y ella estaba hecha un caos. Se había puesto roja.
“N-no me avisaron de tu llegada”. Murmuró Roxana.
“Estabas ocupada, me iba a retirar pero tu padre me invitó a almorzar”. El archiduque estaba soportando la risa, Roxana lo culminó con la mirada. Lo culpaba indirectamente a él.
“¿Mi salvadora no comerá?” Río el archiduque.
“Se me ha ido el apetito”. Negó Roxana, maldiciendo por lo bajo.
“Los dejaré solos”. ¡SE HABÍA EQUIVOCADO! Su padre era cruel, lo había puesto en una obvia situación incómoda. Se había retirado de la mesa.
“¿Qué piensas sobre mí, Etténi?”. Roxana fue directa, debía serlo.
“Eres alguien preciado para mí”. Etténi sonrió, sin duda en otro momento esa sonrisa a la pelinegra la habría seducido.
“Solo eres un amigo para mí, como un hermano”. Las palabras de Roxana fueron directas y duras. Etténi no sabía que responder, él no se sentía de la misma manera.
“¿Es por él?” Preguntó.
“Eso no te incumbe”. Roxana trazó el límite.
“Siempre estás girando alrededor de él, como si fuera el único que existiera”. Reclamó.
“¿Es por qué soy un tonto omega? No es mi culpa, yo quería ser alfa por ti”. Las palabras de Etténi eran manipuladoras, no quería perder a Roxana, no contra Cassius.
“Detente”.
“Está bien”. Etténi se levantó de la mesa y se retiró. Roxana se sentía aliviada pero a la vez culpable ¿Estaba bien dejar las cosas así?