Tentación

Manolo

Se que me comporte como un adolescente saliendo así, pero si quería cumplirle a Mía tenía que hacerlo, no hubiera soportado un trayecto en su auto sin poder besarla.

Entro a la casa y veo que Pamela no había llegado aún y agradecía por eso, no tenía muchas ganas de escuchar sus escenas, desde que llegué a Madrid ha intentado tres veces estar conmigo, de las cuales una no fui capaz y dos la he rechazado.

No veía la hora de ir a Valencia, pero faltaban todavía dos días y para completar mañana tenía que darle clases a Mía, necesitaba sacármela de mi cabeza, no solo era deseo, no solo era gusto, mi corazón se tuvo que meter, me sirvo un whisky para pasar este trago amargo.

Bella

Desde que llegamos del restaurante he tenido un dolor de cabeza que no puedo con el, me la he pasado acostada en mi cama, tenia miedo, no queria que la presencia de Martin dañara lo que Salvador y yo estábamos formando.

- ¿Cómo sigues amor? - sentirlo cerca se sentía tan bien.

- Todavía con un poco de dolor, pero contigo aquí, poco a poco se me pasa. - le digo con una sonrisa.

- Entonces con gusto seré tu doctor. - me da un beso en la boca, esos labios son tan dulces, enredo mis manos en su cuello para atraerlo más a mí.

- Quédate conmigo está noche. - le digo pegada a sus labios, nunca había sentido la necesidad de dormir con alguien como lo siento con él.

- Yo encantado de acompañarte, además como tu doctor tengo que estar pendiente de mi paciente.

Desde que tenía doce años, Salvador se convirtió en mi amor platónico, fantaseaba con el sabor de sus labios, el sentir de sus manos, fue mío una vez y lo deje ir por miedo, y esta vez no iba a permitir que mi miedo y mis errores lo alejaran de mí.

Mía

Dejo el auto en el parqueadero de la casa, percatandome que el auto de Pamela también estaba allí, al parecer el interrogatorio es un dos por uno.

Ingreso a la casa y al parecer están en el estudio, y como no tengo muchas ganas de hablar con nadie me dirijo rápido a mi habitación, pero cuando voy en la mitad de las escaleras, escucho la voz de mi papá.

- Mía necesito hablar contigo. - y detrás de él una Pamela sería.

- Papá no es que no quiera, pero me siento tan cansada. - le digo sin ánimos de discutir con él.

- Yo si quiero hablar contigo un momento contigo Mía. - me dice Pamela. - Fernando nos permite un momento por favor. - mi padre asiente y se retira.

Bajo las escaleras y me acerco a ella, mi humor no es el mejor después de la conversación que tuve con Manolo así que solo espero que está sea breve.

- Te escucho. - la miro fijamente.

- Una cosa es que te lo cojas en Italia y otra muy distinta es que también lo quieras hacer aquí. - su mirada era fría, pero más fría quede yo con sus palabras.

- De que estás hablando.

- Tú crees que yo soy tan ingenua, no Mía ese cuento de que ustedes no se conocían, no me lo creo, que tan curioso que tú estabas en Sicilia también.

- Tú tienes mucha imaginación, ahora resulta que yo me cogí a tu esposo en Italia, si quieres buscar culpables del porqué tu relación no funciona pregúntenselo ustedes mismos, y a mí no me metan en sus problemas.

- Eso espero Mía, porque tú no me quieres tener de enemiga. - lo que me faltaba que esta venga a amenazarme en mi casa, me acerco a ella quedando a centímetros.

- Primero a mí no me amenaces y segundo, Pamela en vez de intimidarme me das risa, deberías ser más confiada de lo que siente Manolo por ti, o es que no eres capaz de satisfacerlo que tiene que buscar en otro lado.

Tenía que decírselo, como dije mi humor no era el mejor, su sonrisa falsa no me sorprendía de ella.

- Hay cariño, para que tú llegues a mi altura, te falta mucho.

- Mira yo no voy a seguir con una conversación que no me aporta.

Preferí salir de una conversación que no iba a ningún lado, tire las llaves en mi cama de la rabia que sentía, era una maldita, en qué mierdas me metí.

Decidí llamar a Bella, pero no me contestó, me imagino qué debe estar haciendo para que no me conteste, lo único que me quedaba era darme una ducha y acostarme a dormir.

Así que entró a la ducha y dejo que el agua caliente saque toda mi rabia y mi estrés, no iba a ser fácil sacarme la sensación de Manolo de mi piel, pero tenía que hacerlo.

Me pongo mi pijama y me recuesto en mi cama, en ese momento mi celular empieza a sonar, la pelirroja me estaba llamando, así que le contesto

- Hola, acabo de ver el celular y vi que me llamaste, ¿Estás bien?

- ¿Salvador está contigo? - le pregunto por qué lo último que necesitaba ahorita era que mi hermano escuchará nuestra conversación.

- Si, pero tranquila está dormido en mi cuarto, y tengo los airpods, así que no te preocupes.

- Hablé con Manolo, Bella sé que fue lo correcto, pero no quería.

- Tú sabes que eso podría pasar, a ver Mía se sincera conmigo y contigo misma, ese hombre te gustaba no.

- Claro que me gusta, es más a mí ese hombre me encanta, pero yo no sirvo para ser la amante de nadie.

- ¿Cómo se lo tomo?

- Se bajó del auto y se fue en un taxi, me dejó ahí sola, y no solo eso, llegó aquí a la casa y Pamela estaba aquí.

- ¿Hablo contigo?

- ¿Hablar?, se atrevió amenazarme, me dijo que una cosa era que me cogiera a Manolo en Italia y otra que quisiera hacer lo mismo aquí.

- Solo son sospechas, me imagino que lo dijo porque se enteró de que estuvimos en Sicilia, pero nada más.

- Yo sé, ella realmente me resbala, lo que si me molesta es que se crea con el derecho de amenazarme.

- Es eso, o que él decidió no seguir, ¿Qué es lo que realmente te molesta? - no sabía que responderle porque ni yo misma sabía la respuesta. - piensa que es, te dejo porque tu hermano se despertó.

- Vale, gracias por escucharme.

- Para eso estamos amiga, un beso, descansa.

Cuelgo la llamada y cierro mis ojos, teniendo la esperanza de poder conciliar el sueño, mañana sera otro día y espero que sea mejor que este.