Introducción En un mundo donde todo está cambiando, debemos enfrentar nuestras virtudes y debilidades, pero sin olvidar el amor. Esta es la historia de Valeria, una abogada dedicada a ayudar a otras mujeres. Después de su trágico rompimiento, se dedicó enteramente a su profesión. Sin esperarlo, conoció de nuevo el amor, ese amor sincero en el que te da estabilidad. Claro no todo lo que brilla es oro, ya que este caballero viene con una sorpresa que le cambiará por completo la vida. El caballero que conquista a Valeria, es un hombre mayor, viudo, que al vivir en constante conflicto con sus hijos, lo hace huir lejos de todo para buscar la tranquilidad que le han arrebatado, la traición viene de quien menos lo esperas. Pero el destino le tenía preparado una recompensa por todo el dolor que había experimentado. Al mismo tiempo disfrutaría de nuevo del amor y la pasión.
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Estar contigo
Capítulo 12
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Después de esa noche se volvieron inseparables, ambos disfrutaban de su tiempo juntos. A veces cuando Valeria tenía audiencia, Federico la esperaba afuera de los juzgados para que salieran. Efrén se dio cuenta de su nuevo romance, no dudó en reprocharle a Valeria.
—Así que resulta que no quisiste nada conmigo por estar con un hombre mayor.—le reprochaba Efrén
—Suéltame, no te me acerques. No quise nada contigo porque no llenabas mis expectativas, te recuerdo que fui honesta.—respondió Valeria
—Te adoraba y me trataste como un lastre. Pero ya vi que me cambiaste por un viejo.—le gritó Efrén, Valeria lo abofeteó
—A él lo respetas, es mucho más hombre que tú, en todos los aspectos. Jamás le llegarías a la altura.—le dijo Valeria, Efrén enfureció y trató de besarla a la fuerza
—Te voy a demostrar que si soy más hombre que el.—decía Efrén
—Suéltame deja de estar rayando, sigues siendo un capullo, te estás pasando tres pueblos!.—forcejeaba Valeria, para evitar que la besara
—Suéltala desgraciado.—gritó Federico y de un golpe lo tiró al suelo. Lo levantó del piso sujetándolo del saco y volvió a golpearlo.—Jamás vuelvas a maltratarla, ella es una dama y merece respeto.—le exigía Federico
—Es una ramera, también te va a dejar cuando ya no la llenes. Quédatela no vale la pena.—le decía Efrén, Federico lo volvió a golpear.
—Eso es asunto mío, ahora lárgate.—lo soltó, se acercó para ayudar a Valeria.—¿Estás bien?.—preguntó Federico
—Estoy bien, creo que te debo una explicación.—respondió Valeria, ella decidió contarle todo y la forma tan ruin que fue con Efrén.
—No te justifico, el tipo ese también tiene sentimientos, pero si siempre le hablaste con la verdad, él lo acepto y sabía que se iba a terminar. Tengo una gran desventaja, a mí no me has dado tus condiciones para estar contigo.—decía Federico
—Yo sí quiero estar contigo, tú reviviste mi corazón y mis ganas de amar. Quédate conmigo.—respondió Valeria y lo abrazó, él le dio un beso
Federico la abrazó y caminaron por la calle, tuvieron suerte no había policía cerca. Fueron al departamento de Federico, él había preparado una comida especial para Valeria. Sobre todo les gustaba disfrutar de su intimidad, timbró el celular de Federico.
—Contesta por favor, mi vida.—le pidió Federico en lo que sacaba la comida del horno.
—Si diga.—respondió Valeria
—Disculpe creo que me equivoqué.—dijo Ingrid
—¿Ingrid? Soy Valeria tu padre me pidió que te contestara.—dijo ella
—Oh ya sé quién eres, qué gusto hablar contigo. Mi padre me dijo todo sobre ustedes, me siento feliz, gracias por darle esa oportunidad de salir contigo, mi padre es el hombre más maravilloso que te puedes encontrar.—decía Ingrid
—Además es el más guapo y educado. Bien pondré el altavoz para que hables con tu padre.—dijo Valeria
—Mi princesa, deberías estar en el instituto.—le llamó la atención Federico
—Lo sé papá, pero te llamé porque Rosaura no ha podido localizarte y quería saber ¿si vas a querer el departamento en suiza?, más bien ¿si vas a irte a suiza?.—preguntó Ingrid, Valeria se quedó helada, él tenía un itinerario que cumplir. Se puso triste al pensar que se marcharía pronto
—Hija dile a Rosaura que yo le llamo para darle instrucciones, ve al instituto. Si faltas, no vas a venir a pasar vacaciones con nosotros. Adiós vida.—respondió y colgó
—¿Cuando te vas?.—preguntó Valeria
—Aún no lo sé, todo depende si tú quieres algo formal conmigo y tal vez casarnos cuando venga mi hija, así podemos viajar a Italia con ella, casarnos allá en una villa en la Toscana.—respondió Federico
—Si, si quiero algo contigo.—respondió emocionada Valeria
—Se que tenemos poco tiempo conociéndonos casi un mes, pero han sido los mejores días de mi vida. En un mes más llega mi hija, viajaremos a Italia. Eres maravillosa.—Federico no sé qué cansaba de decírselo.
Después de comer, estuvieron conversando y disfrutando de sus gustos. Federico le hablaba sobre lo que más le gustaba hacer, sus pasiones, sus hobbies y pasatiempos. Más tarde volvieron a entregarse a la pasión y al deseo que era bastante el que había entre ambos. Valeria era muy apasionada, no le daba miedo mostrar y disfrutar de lo que le gustaba en la cama. Eso le encantaba a Federico, su seguridad y su entrega. ella amaba verlo dormir, contemplaba cada parte de él, mientras la luz por la ventana se reflejaba en su piel.
—Eres mío.—decía Valeria mientras le daba un beso, se volvía acurrucar en sus brazos para deleitarse con el aroma de su piel.
Mientras tanto Martha pensaba que Valeria estaba viviendo algo importante, ella nunca había faltado a dormir. Solo esperaba que esta vez todo fuera para el bien de su sobrina. A su vez estaba pensando en el nuevo inspector, eran de la misma edad y al parecer era el que le dejaba una rosa en su escritorio. Esos detalles la hacían sentir bien y feliz, ya no espero a Valeria y se fue a dormir.
La mañana siguiente, despertó Federico, Valeria estaba profundamente dormida. Se levantó con cuidado y salió para correr, nunca dejaba de salir a ejercitarse. Eso lo mantenía en buena forma física y mental, sentía que estaba viviendo dentro de un sueño. Sabía que antes de Valeria, pensaba casarse con quien él creía que era adecuada. Pero ahora que tenía a Valeria, agradecía lo que había sucedido con esa mujer y su hijo. Así que no espero más y llamó a Damián, él se sorprendió al ver que lo llamaba su ladre, de inmediato atendió la llamada.
—Papá que bueno escucharte.—contestó Damián
—Perdona si te desperté, solo quería agradecerte que me hayas quitado la venda de los ojos. Siempre vas a ser mi hijo, y pase lo que pase tendrás mi cariño.—le dijo Federico
—Tu también papá, regresa pronto. Haces falta tanto en la empresa, como aquí en la casa.—le dijo Damián
—En cuanto pueda volveré, encárgate de todo en lo que yo vuelvo y aprende todo lo que puedas de tu tío y de tu hermana.—dijo Federico
Termino la llamada, y regresó al departamento. Valeria despertó al escuchar su respiración.
—Buenos días mi amor.—saludo Valeria
—Buenos días cariño, voy a tomar un baño, te invito a desayunar a un restaurante maravilloso.—saludo y le dio un beso. Él se fue a duchar.
Valeria salió de la cama, y se metió con él a la ducha. El recorría todo su cuerpo con su boca, era un momento muy agradable, de pronto la empujó contra la pared para hacerla suya. Era tan ardiente lo que estaba viviendo, que dejó de pensar en los pocos años que tenía Valeria.
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