Ellas eran muy buenas amigas, ambas se conocieron en un set, ellas querían llegar a ser actrices de telenovelas, y ¿por qué no?, actuar en alguna película.
Pero el destino les tenía preparada una jugarreta, que nadie se esperaba. Esta historia es completamente sacada de mi imaginación, de modo que todos los personajes, pasajes y nombres, son totalmente ficticios. Cualquier parecido con la realidad es mera coincidencia.
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Sin censura ni pudor.
Kimberly llegó a su casa bañada en llanto, hasta que supo de su embarazo, fue cuando se dio cuenta de que los dolores de cabeza eran producto del cáncer, solo que no se había dado cuenta hasta que el doctor les dijo.
Tranquila, amor, nuestro bebé estará bien.
Ojalá, porque no sabes con cuánta ilusión deseo que este bebé se logre, Kimberly no paraba de llorar, Noé sintió tanta ternura por ella que la abrazó tratando de consolarla; aunque pareciera que nada lograría mitigar su dolor.
Dos días después, amor voy a salir a comprar algunas cosas, ¿se te ofrece algo?
No, gracias, quiero dormir, hoy trabajé mucho y estoy muy cansada.
Bueno, de rato vuelvo, no te preocupes por nada, trata de descansar.
Noé subió a su coche y enfiló rumbo al súper.
Por casualidad Itatí también estaba ahí, y al verlo se acercó a él.
Hola Noé, ¿cómo estás?, Itatí se le acercó mucho, y él se hizo para atrás con disimulo.
Hola, bien, gracias a Dios. Voy a llevar despensa para Kim, ya que está muy cansada.
Hoy la vi muy desmejorada, ¿le pasa algo?
No, solo está cansada por su embarazo.
Noé, ¿cuándo nos vemos tú y yo a solas?, ya me has abandonado mucho.
Lo siento, eso se terminó, mi esposa no se siente bien, y tengo que cuidarla.
Pero, Noé, yo te necesito, mi esposo no me cumple bien, te necesito.
Itatí, yo te dije que esto no era para siempre, yo amo a mi esposa. Además, ella está embarazada, me necesita más que nunca.
Noé, yo no te estoy pidiendo que la dejes, solo cúmpleme y ya; por favor.
Bueno, te veo en un rato en el lugar de siempre.
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En un cinco letras, una pareja de amantes daba rienda suelta a su pasión, sin importarles para nada que unos esposos los esperaban ansiosos y preguntándose por qué se tardaban tanto.
Itatí gozaba de un amor prohibido, pero que le gustaba muchísimo.
A ella, que se consideraba la "mejor amiga" de Kimberly, no le importaba para nada que Noé la hiciera suya, aún a sabiendas de que Kim estaba muy enamorada de él.
A Itatí eso la excitaba aún más, sentía la adrenalina correr por todo su cuerpo, sentía como la sangre le quemaba las entrañas, y sus ansias de amar eran saciadas por ese hombre prohibido, que, al igual que ella, gozaba con cada caricia que ella le prodigaba, tanto con las manos como con la boca.
Saber que Kim lo esperaba en su casa la hacía sentirse en la cima de una montaña, se sentía ama y señora de ese cuerpo tan perfecto.
Un hombre extraordinariamente hermoso y atlético.
Él entraba y salía de ella con un ritmo casi armonioso, y ella sentía que su corazón se escapaba de su pecho, tan alborotado como ella.
Los gemidos se escuchaban hasta el exterior. Pero a ellos eso parecía no importarle.
Se gozaban uno al otro, sintiendo que no había ataduras, solo las ansias de amar, y poseer al otro sin ataduras y sin censura. Nada estaba prohibido para esos dos seres sedientos de amor y caricias, que sus respectivas parejas no les daban por una y otra causa.
Una y otra vez, Noé poseía ese cuerpo que se le prodigaba completo, sin tapujos ni pudor. Sintiendo como ella se estremecía de placer al contacto de sus manos tan suaves, recorriendo todo su cuerpo.
A su vez ella recorría el cuerpo de Noé, sus manos parecían tener alas, y acariciaba aquí, allá y más allá.
Ella sentía que ya no podría más y como si se hubieran puesto de acuerdo, ambos explotaron el uno en el otro, en mil partículas de diferentes dimensiones.
Ambos terminaron bañados en sudor. Ninguno de los dos sentía el menor remordimiento, como si no tuviera importancia, ni vieran la magnitud de lo que estaban haciendo.
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Kimberly veía el reloj una y otra vez, Noé se estaba tardando en volver, ya llevaba muchas horas fuera, el súper no estaba tan lejos, entonces, ¿por qué tardaba tanto?
Era la primera vez que la dejaba sola mucho tiempo, no se sentía bien, deseaba que Noé estuviera a su lado en ese momento, tanto su enfermedad como su embarazo la tenían al borde del colapso. Sentía que los nervios la traicionarían, Noé no llegaba y ya eran más de las 12. ¿Qué estará haciendo a esta hora?, se preguntaba.
No supo en qué momento se quedó dormida, despertó en cuanto sintió que alguien le acariciaba la mejilla.
¿Noé?, dijo entre despierta y dormida.
Shhh, la calló él, duérmete, mi amor. Mañana hablamos.
La noche presagiaba tormenta, pero no de esa en la que cae la lluvia a más no poder, sino tormenta en el alma.
Noé la contempló un rato mientras dormía, después se acomodó en su lugar y al poco rato se quedó dormido, su faz denotaba una tranquilidad que estaba muy lejos de ser verdad.
Parecía como si no tuviera problemas, como si no tuviera nada que temer.
ya ni ganas de seguir leyendo