Se dice que cada cien años la madre de todos los lobos reencarna para vivir una vida plena en la tierra por cierto tiempo, pero no se le a vuelto a ver a lo largo de quinientos años, ahora todo parece leyenda y escuchar sus historias pareciera un cuento de adas, pero todo eso cambiará con el nacimiento de Talisa.
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capítulo 1.
La diosa y madre de lobos, podía escuchar las súplicas de cientos de sus hijos.
Una guerra había empezado y las oraciones de sus seguidores más devotos eran escuchadas por ella, años atrás había intervenido, pero los lobos se olvidaban agradecer en muchas ocasiones.
Al inicio de los tiempos ella derramaba una gota de sangre sembrando su semilla en un vientre y bendiciendo a la familia de la criatura y a toda la manada.
Cuando su vida acababa todas las experiencias vividas de su semilla regresaban a ella.
Por milenios hacia lo mismo, cada cien años volvía a renacer para amar a una nueva pareja y ayudar a su manada, hasta que un día dejó de hacerlo y nadie nunca supo cómo o por qué.
Sus historias fueron pasando de generación en generación, hasta que todos tomaron esas historias por simples leyendas o cuentos de hadas.
"Seguirás sin hacer nada, muchos de los tuyos están muriendo" Dice Ryu, dios y padre de todos los dragones.
"No tienes nada más que hacer, esta guerra es tan absurda, uno de los tuyos la inicio. ¿No deberías tú hacer algo?" La Diosa lo mira molesta, siempre visita sus aposentos celestiales sin permiso, pero le agrada su compañía que simplemente lo deja pasar.
Ella escuchas ciertas plegarias y ayuda a su gente, sobre todo a los niños.
"Esta guerra lleva veinte años y aún no termina, me dije a mi misma que no volvería estar entre ellos, pero verlos sufrir por tanto tiempo no es entretenido" Dice mientras los ve a través de una fuente.
"Quieres decir que derramaras una de tus semillas, no sé si eso está bien, es muy arriesgado para ellos saber que estamos entre ellos y otros dioses podrían molestarse"
"Estás preocupado por mí o por ellos" Comienza a reír contagiando su felicidad al dios dragón. "No te preocupes, esta vez será diferente, voy a borrar todos los recuerdos de mi vida pasada con esta nueva semilla, estoy segura de que ella dará fin a esta guerra. ¡Además, ella nacerá siendo una adulta de veinte años! Como esta guerra tan absurda"
El dios Dragón observó derramar una pequeña gota a la tierra, muy pequeña pero poderosa gota.
Sin pensarlo él también derrama una gota de su ser celestial, y la diosa lo mira sin decir una sola palabra, pero su mirada podía decirlo todo.
"Uno de mis hijos inicio esta guerra, así que uno de los míos también ayudará en terminarla."
"Solo espero que no te arrepientas, lo acabas de hacer en mi fuente y solo yo puedo manejar el destino de tu semilla"
"Lo sé, y confío con que lo guíes por el buen camino y no te olvides de él"
La diosa suspira y acomoda uno de los mechones de cabello del dios detrás de su oreja, este toma su mano y antes de retirarse la besa y sale convertido en luz fuera del mundo de la diosa.
"Ya veremos Ryu, ya veremos" Se dice a sí misma con simpatía.
En el mundo terrenal, fuera en el bosque apenas amanecía, los primeros rayos de luz molestaban la vista de una hermosa dama.
La razón por la que la diosa reencarnaba por medio de su semilla, era porque amaba tanto a su gente que no le bastaba con enamorarse una y otra vez de diferentes maneras y con diferente persona.
Ahora tenía que instruir a esta nueva semilla para que no se perdiera y no sufriera, dado que no llevaba sus recuerdos pasados.
Al levantarse del suelo, no comprendía donde estaba o quien era, estaba completamente desnuda y confundida, no hasta que alguien se le presentó.
"Tú quien eres" Pregunta confundida.
"Yo soy tu madre por así decirlo, tu y yo somos una. No te asustes, tranquila, te nombraré Talisa, ese será tu nombre en esta vida"
"En esta vida, que quieres decir con eso, no entiendo madre"
"No necesitas entender por ahora, descuida hija mía, solo tienes que mirar al cielo y pedir de mi ayuda cuando no comprendas, yo estaré en la luna" acaricia su rostro y Talisa siente un amor intenso tras su toque caliente y reconfortante. "Dirígete al este, por ese lado alguien podría ayudarte con vestimenta y algo de comida, te daré ciertos conocimientos, ya que es tu primer día de nacida"
Con un dedo toca su frente y Talisa comprende el vocabulario y todo lo que una persona promedio debe hacer en su día a día y no ser tan ignorante como un bebé.
"Gracias madre" Dice contenta, y al intercambiar sonrisas la diosa desaparece en un destello.
Tal y como su madre le ordenó, camino al este por todo casi toda la mañana, después de cuatro horas sus pies estaban muy cansados y tenía hambre y sed.
A la distancia observa a un venado y los dos conectan, Talisa sin hablar se dirige al animal mentalmente pidiendo un poco de agua.
El venado se acerca a ella y la ayuda a llegar aún río. "Gracias amiguito, te debo una" acaricia al venado y este se va sin antes mover la cabeza para comunicar algo a Talisa.
Tenía tanta calor que una vez dentro del río bebió el agua fluyendo, tomó un baño rápido y volvió a caminar rumbo al este.
A los pocos minutos del río podía escuchar ruidos proviniendo de un lugar, sentía tanta felicidad que empezó a correr envés de caminar.
"Alto ahí, no te muevas o disparo" Dice un guardia desde arriba de la torre mientras la apunta con una flecha.
Todos los guardias corren a la puerta para ver a quien se dirige tan hostil y se quedan sin palabras al verla desnuda.
Y como no iba a llamar la atención, si sus cabellos eran blancos, casi plateados, su larga cabellera cubrían sus pechos y parte de su desnudez, pero sobre todo su mirada intensa y ojos dorados, cualquiera se perdería en esos ojos antes de su desnudez.
"De dónde vienes y porque estás desnuda" Pregunta Claus el beta de la manada.
"Lo siento, pero mi madre no me dio ropa, me dijo que ustedes me ayudarían"
Claus no está nada convencido con su respuesta pensando que tal vez es un enemigo tratando de infiltrarse en la aldea.
"Si no me dices de que manada vienes, entonces no me dejas más remedio que disparar"
"Por favor, no lo hagas, tengo mucha hambre y he caminado todo el día y me duelen los pies. ¡No tengo manada, lo juro! Es que..., apenas nací hoy"
Todos se confundieron aún más con su respuesta no podían tomarse a la ligera dejar pasar a cualquier.
"Tú qué piensas, es extraño que una mujer se presente diciendo tonterías" Le dice un guardia a Claus
"Déjenla pasar, y denle algo de ropa antes. Lleven la al calabozo, informaré al alfa para que el mismo la interrogue"