Crepúsculo De Alianzas

La ceremonia de boda de Elyssia fue un evento majestuoso y sombrío que reflejaba la elegancia y la solemnidad de la realeza vampírica. El salón del trono de Nocturnia se había transformado en un escenario de ensueño, decorado con telas negras y púrpuras que ondeaban con gracia en el suave susurro del viento nocturno. Antorchas encendidas arrojaban destellos de luz dorada, creando un ambiente misterioso y envolvente.

En el centro del salón, un altar adornado con velas y rosas negras esperaba a los novios. Elyssia, radiante en su vestido negro de seda y encaje, caminaba por el pasillo escoltada por Lilith y otros miembros de la corte vampírica. Su rostro estaba sereno pero su mirada revelaba una mezcla de resignación y determinación mientras avanzaba hacia su destino.

Al llegar al altar, Elyssia se detuvo frente al príncipe Damien, quien la esperaba con una expresión impasible en su rostro. El príncipe estaba impecablemente vestido en un traje oscuro que resaltaba su porte regio y su aura de poder. Sus ojos de una oscuridad magnética y atrapante centelleaban con una mezcla de ambición y arrogancia mientras miraba a su futura esposa.

—Elyssia —susurró Damien, extendiendo una mano hacia ella.

Elyssia tomó su mano con firmeza, aunque su corazón latía con nerviosismo bajo su pecho. Sabía que este matrimonio era un pacto político más que una unión por amor, pero eso no hacía que la situación fuera menos difícil de aceptar.

—Príncipe Damien —respondió Elyssia con voz firme, tratando de ocultar sus emociones.

El oficiante de la boda, un vampiro sacerdote anciano vestido con túnicas negras, comenzó la ceremonia con palabras solemnes y antiguas que resonaban en el salón. Habló de la importancia del compromiso y la lealtad en el matrimonio, así como del deber de los esposos de apoyarse mutuamente en tiempos de alegría y de adversidad.

Mientras el sacerdote hablaba, Elyssia y Damien intercambiaron votos matrimoniales, prometiéndose el uno al otro lealtad y respeto en los días venideros. Aunque las palabras eran las mismas que se pronunciaban en cualquier boda, el peso de su significado era diferente para ellos, cargado de política y estrategia en lugar de amor y devoción.

Finalmente, llegó el momento de intercambiar los anillos. Damien deslizó un anillo de oro negro en el dedo de Elyssia, mientras ella hacía lo mismo con un anillo adornado con una piedra roja en el suyo. Los anillos eran símbolos de su unión, pero para Elyssia también representaban el sacrificio de su libertad y su destino atado a Nocturnia.

—Os declaro marido y mujer —declaró el oficiante con solemnidad—. Que vuestra unión traiga prosperidad y estabilidad a nuestros reinos.

Con estas palabras, la ceremonia llegó a su fin. Para sellar su unión era necesario un beso ante toda la corte. Elyssia no lo quería pero sabía que no había vuelta atrás, que su destino se sellaría finalmente con este beso. Con un suspiro resignado, se acercó un poco más hacia Damien, cerrando la distancia entre ellos hasta que sus labios casi se rozaron.

El momento se detuvo en el tiempo mientras Damien y Elyssia se perdían en el contacto de sus labios. Fue un beso cargado de significado, un gesto que sellaba la alianza entre sus reinos y marcaba el comienzo de una nueva era para ambos. Aunque el beso carecía del ardor apasionado que se esperaría en una boda por amor, estaba impregnado de una extraña solemnidad y determinación. Y entonces Elyssia y Damien fueron proclamados como marido y mujer ante la corte vampírica.

El banquete de la boda que siguió a la ceremonia fue una extravagante exhibición de opulencia y refinamiento, donde se sirvieron exquisitos manjares que combinaban la cocina elfica y vampírica en una mezcla de sabores únicos y exóticos. Los platos incluían desde delicias como sangre de unicornio condimentada con hierbas elficas hasta finas carnes de ciervo marinadas en vino vampírico.

Elyssia se sentó junto a Damien en la mesa principal, rodeados de nobles vampiros y cortesanos ansiosos por congraciarse con la nueva princesa consorte. Mientras probaban los manjares, Elyssia notó cómo los invitados se acercaban a ella, cada uno con sus propios intereses y agendas ocultas.

Uno de los invitados, Lord Valerian, un poderoso vampiro de la corte real, se inclinó hacia Elyssia con una sonrisa elegante.

—Lady Elyssia, permítame felicitarla por su matrimonio. Espero que su unión con nuestro príncipe Damien traiga prosperidad a ambos reinos. Siempre puede contar con mi apoyo y lealtad.

Elyssia asintió con gracia, agradeciendo sus palabras mientras mantenía una expresión diplomática. Otro invitado, la condesa Elara, una noble de la corte vampírica, se acercó con una propuesta.

—Lady Elyssia, me gustaría ofrecerle mi ayuda en cualquier asunto que pueda necesitar. Si alguna vez necesita influencia en la corte o algún favor especial, no dude en pedírmelo. Estoy a su disposición.

Elyssia agradeció cortésmente su oferta, consciente de que en la política de la corte vampírica, cada gesto de amabilidad podía tener un precio oculto. Mientras tanto, Damien la observaba con una sonrisa sutil pero calculadora, consciente del juego político que se desarrollaba a su alrededor.

Después del banquete, llegó el momento del baile, y Elyssia fue solicitada por varios invitados para compartir una danza. Bailó con Lord Valerian, la condesa Elara y otros miembros prominentes de la corte, mientras mantenía una elegante compostura y una sonrisa amable en su rostro.

Durante una pausa en el baile, Damien se acercó a Elyssia con una mirada de complicidad en sus ojos.

—Has cautivado a nuestros invitados, mi querida esposa —dijo con voz suave—. Parece que la corte de Nocturnia te ha recibido con los brazos abiertos.

Elyssia asintió, ocultando sus verdaderos sentimientos tras una máscara de cortesía.

—Son muy amables, príncipe Damien. Me siento honrada de ser recibida tan cálidamente en vuestra corte.

La noche continuó con música y baile, pero en el corazón de Elyssia, persistía una sensación de desasosiego y ansiedad. Sabía que su matrimonio con Damien era solo el comienzo de un camino lleno de desafíos y sacrificios, y se preguntaba si alguna vez encontraría la verdadera felicidad en las sombras de Nocturnia.