Viktor Drago, un abogado de la mafia italiana de 38 años, ha dedicado su vida a mantener el control y el poder en su organización, así como a proteger a su apellido. Su visión del amor está limitada a la lealtad que debería tener y el vacío familiar, una vida llena de dolor y sin amor. Todo cambia cuando la conoce.
Liora, una colombiana de 20 años que busca un nuevo comienzo lejos de un pasado lleno de dolor, encuentra refugio y apoyo en Viktor. A pesar del miedo a involucrarse a un mundo nuevo, Liora se siente irresistiblemente atraída por Viktor, quien representa todo lo que siempre ha soñado.
¿Podrá su amor superar las pruebas y tribulaciones del mundo peligroso en el que viven? ¿O sucumbirán a las presiones y se rendirán?
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Parte 16
Viktor
La discusión que se había presentado entre Ángelo y yo había sido el dominio que yo tenía sobre su padre. Ángelo no importaba, porque si él llegaba a tocarme o tocar a gente que yo apreciaba, se acabaría su reinado.
Lo sentí como amenaza porque de verdad creí que podría hacerle algo a Liora, tenía la loca necesidad de verla bien, de no verla llorar o sufrir. Debía estar bien, aunque no fuera a mi lado.
—Debes decirme —Mi papá estaba tratando de ordenarme decirle la situación, pero yo no le debía nada a él.
—¿Por qué? —Lo reto, con rabia contenida. ¿Quién se creía?
—Yo soy la cabeza de los Drago, yo soy el que empezó la revolución contra los Corleones.
—Y yo la voy a finalizar —No dejo que su tono de voz me supere.
—¡Yo te crie! —Grita furioso mientras le da una palmada a la mesa que hace sobresaltar a Liora que casi salta fuera de la silla.
—Me diste una niñera que era de esos malditos, ¿sabes cuántas veces me golpearon por qué era mejor que su futuro líder? Fui el mejor en todo y eso era amenaza para Ángelo y su futuro imperio —Trato de controlarme, pero ya había alcanzado mi límite —. Yo fui golpeado cada día que terminaba las lecciones particulares, cada vez que salía de esas malditas clases veía como madre y tú le daban amor a ese niño. Ese niño que llegué a odiar por años, hasta me di cuenta de que él no era el culpable, eran ustedes —Señalo a ambos —. No supieron ser padres, no supieron mantener su maldita vida sin dañarme a mí.
—Hijo... —Mi madre quiere hablar, pero la interrumpo.
—No necesito de ustedes, jamás lo necesité. La única razón por la que sigo volviendo es porque mi hermano no sabía de este maldito infierno, no sabía que nosotros habíamos hecho años durante décadas. Solo es una víctima más de sus malditas decisiones.
Mi papá se sienta, como si le hubiera dicho tremenda bomba, mientras que Liora me mira, me mira con esos tristes que solo ella puede darme para consolarme, se levanta y corre a abrazarme. Por un momento siento que puedo estar tranquilo, pero recuerdo que no puedo, ya no pudo.
—Lo siento, hermano —Escucho a Dimitri, puedo ver claramente como se refleja ese dolor que tiene, él no sabía nada. Le sonrió, le sonrió con mucha sinceridad, porque entendía un montón de cosas que de joven no lo hacía.
—No te preocupes, yo no te odio, nunca te odiaría, eres mi hermanito —También se acerca abrazarme y parece que estábamos aplastando a Liora.
—Ustedes saben la historia que tengo con mi familia, mi mamá trato de desvivirme —Acaricio el cabello de Liora, mientras ella habla —Tus padres cometieron errores, pero si se disculpan con sinceridad, ¿no podrías perdonarlos? —La miro unos segundos, esos bellos ojos que me hacía perder en ese intenso café.
—No sé, pero lo sabré con el tiempo —Le digo, hace mucho tiempo había quitado todo el rencor que les tenía, ya no era tan grande como antes.
—Sí, haré lo que sea para que me perdones —Es mi madre la que habla primero, sabía que ambos me querían, lo habían demostrado cuando estaban dispuestos a defenderme, aún más porque confirmaron que yo sentía algo por Liora.
Beso su cabeza, debíamos hablar de lo que pasaría a continuación, porque no estaba seguro de que iba a pasar con todo este desastre que se estaba acercando cada vez más.
—¿Entonces qué dijeron ustedes en su takataka? —No puedo evitar reír por las ocurrencias que daba Liora.
—Enana, él te quería tener y no le importaba quitarme del camino —Le explico sin dejar de acariciar su cabello, Dimitri se había vuelto a sentar perdido en sus pensamientos, necesitaba un poco más para procesar la situación.
—Viktor le dijo algo sobre un trato con su padre y dijo que si él llegaba a hacer algo, su padre tomaría medidas y aunque muriera, jamás podría tomar el liderazgo.
—¿Cuál es ese trato? —Me pregunta cuando mi papá le termina de traducir la conversación.
—No te diré, enana —Le respondo con una sonrisa, ella hace puchero. Dios, tenía unas ganas de besarla —Eres demasiado curiosa.
—Lo sé, mi mamá odiaba eso de mí —Me dice ella con una sonrisa, pero se le borra a los segundos —¿A ti también te molesta?
—Jamás —Acaricio su mejilla, ¿de verdad iba a poder cuidarla? No estaba seguro, tampoco estaba seguro si podría estar con ella. No podía darle hijos, porque iba a volver a tratar de tomar el liderazgo, ya había dicho que si no lograba liberarme de esto, iba a adoptar un niño que quisiera cambiar su destino.
Aunque con ella a mi lado, no sé qué podría hacer. Debía pensar el doble mis movimientos, porque no sé qué haría si la llego a perder. Solo pensar en eso me hacía querer volverme loco.
—Hijo —Me había perdido demasiado en mis pensamientos, porque mi madre se había acercado a mí, tocándome luego de años de no hacerlo —Primero quiero perdón y lo otro, ¿no te quieres quedar hoy? Sería una buena compañía para Liora y Dimitri que acaban de descubrir todo —Miro a mi madre, estaba siendo compresiva.
Seguía siendo raro ver a la misma mujer que mis primeros años me miraba con total desprecio, ahora me miraba con cariño y amor. Siempre creí que esa mirada solamente sería para mi hermano menor, pero la estaba dedicando.
Miro a Liora que había vuelto al comedor, pero con un plato de comida. Sonreí, la había alimentado demasiado bien estos últimos días, no podía permitir que por algo dejará de hacerlo. Me sonrió cuando noto me miraba y asentí sin pensar lo que dijo mi madre.
—Me quedaré —Le digo caminando hacia Liora.
—Lo siento por no amarte desde el principio —Me giro a ver a mi madre, sus ojos se veían tristes.
—Eres víctima de tu familia, sé como mi tío te trato para quitarte del poder —Mi tío, el padre de Ángelo, siempre había sentido mucha inferioridad ante mi madre, la princesa de la tríada que habría podido conseguir todo, pero por ser mujer le quitaron ese privilegio y la obligaron a casarse con una persona tan fría como mi padre.
No sé como se habían enamorado, pero solo sabía que eso podría marcar la diferencia para nosotros en el futuro.
Es entretenida