Con un gran y doloroso problema sobre sus hombros, Flavia es acorralada de nuevo, sin embargo, la gran confusión la sumergirá en un mar de sensaciones y dolor. El amor no siempre es claro, el amor es solo amor.
Como toda madre, su principal deseo es velar por el bienestar de su hijo, aun si tiene que hacer cosas que la degradarían a más no poder. Como aquel contrato que firmó, donde a cambio de salvar a su hijo, tendría que darse como pago. Volviéndose así en la amante de su benefactor.
Una vez acabado aquel acuerdo, ya no tendría nada que hacer como aquel hombre que devoró sin piedad todo su ser; sin embargo, la vida caprichosa tenía preparado otros planes.
¿Podrá su herido corazón tener espacio para volver a creer en el amor?
¿Podrá el destino apiadarse de aquella madre abnegada?
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Cap. 16 Deberían sentarse primero
Mayer se acercó tratando de salir en video y dejar en claro la situación.
—Señores, la jefa acaba de llegar y va a recibirlos, solo pide que dejen de hacer escándalo, pueden asustar al Señorito Saúl, es un niño sensible y bueno, no hagan que se altere —dijo el Mayer, mientras que todos se atragantaban, todo había salido claro y fuerte en el “en vivo” que hacía Katty, el chofer trató de cortar la transmisión, pero no se había podido, muchas personas vieron que los que hacían un escándalo eran otros.
Kitty, se acomodó el vestido y puso cara de aflicción, ella quería demostrar quién era la que se merecía tener a Saúl a su lado, sin embargo, lo que encontraron dentro era más de lo que ellos podrían soportar.
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Aleida, llevaba a los niños de regreso, Flavia había explicado la situación, así que debían ser claros con esa gente, si querían guerra la tendrían, Santiago había notado que había paparazzis fuera, esa gente se había atrevido a llevar a gente así, eran claras sus intenciones, no les importaría hacerle daño a Flavia con tal de tener al niño, el muñeco de ojos de ónix era su mina de oro.
Cuando los Gonsalves entraron a la sala de estar de la hacienda, ellos se miraron con burla, están seguros de que Flavia debe sentirse en las nubes solo por disfrutar de esas comodidades porque es una gerente, sin saber que ella es más que eso ahí, y será más que eso algún día.
La puerta se abrió y entró Flavia, quien se veía bellísima como siempre, sus cuñados no pudieron evitar admirarla como lo hacían antes, ellos tenían unos celos enfermizos con su hermano por haber conquistado a una belleza como esa, así que pusieron como pretexto y burla la procedencia.
Su origen humilde, les molestaba a sus suegros y a ellos también, así que cuando fue abandonada, querían aprovechar la ocasión para deshacerse de esa nuera pobre y campesina, por muy bella que sea, era una mancha en su familia, claro que nunca se les ocurrió que años después, el hijo de esa mujer que tanto despreciaron sé su boleto para ser los herederos.
Antes de que puedan reaccionar, Santiago Flabel entró al lugar dejando a todos mudos, Santiago los había hostigado después de la pelea que tuvieron en esa época, y no se imaginan siquiera lo que hace ahí.
—Buen día, aún no es hora del almuerzo, me pregunto a qué debo la visita de la familia Gonsalves —dijo ella mirándolos con tranquilidad, sin embargo, ellos solo se miraban confundidos, ella actuaba como si no hubiera recibido la solicitud de reunión.
—Flavia, es mucho tiempo sin verte, mi niña, quiero preguntarte, ¿por qué te fuiste así?, no nos dijiste que Saulito estaba tan delicado, sé que te divorciaste de mi hijo y las razones no importan, pero no debiste poner tu orgullo por encima de la salud de tu hijo —decía Katty quien era más aguerrida, sin embargo, Flavia solo los mira sin ninguna emoción, esa gente era de lo peor y ella estaba segura.
—Flavia, queremos que Saúl tenga contacto con su familia, nosotros somos su familia, así que esperamos que seas sensata y dejes a tu hijo tener la educación y la buena vida que se merece, no es bueno para él estar en una escuelita mediocre en un pueblito de mala muerte, él debe estar en buenos colegios con la mejor educación y nosotros podemos darle eso, así que piensa en su futuro y déjanos tomar las riendas de estas cosas, ya que tú no pareces tener idea de lo que hablo —dijo Marco mientras que Flavia apretaba los puños con furia y cuando estaba por escupir fuego, Santiago se acercó para calmarla.
—Deberían sentarse primero, hablar con aire en la cabeza, puede marearlos, no quiero gente desmayada en la sala de estar, Flavia, cariño, no te enojes por lo que dicen, están desesperados por llevarse a nuestro hijo, esa herencia no se cobra sola —dijo el hombre mientras sienta a Flavia a su lado y los mira con burla.
Las cinco personas frente a ellos palidecieron, parecía que Flavia y Santiago sabían todo, pero lo que más llamó la atención fue esa forma de tratar a Flavia.
—Santiago, no estoy tan molesta, antes me enojaba solo de recordarlos, pero ahora creo que ya no siento ni eso —dijo ella acomodando un dorado mechón de su cabello hacia un lado mientras sus hermosos ojos azules resplandecían con la luz del mediodía.
—Katty, no seas cínica, cuando fui a buscar a tu hijo que me abandonó con Saúl, con apenas un año y medio en el hospital, fui a buscarte para que me ayudes a encontrarlo, yo estaba por perder mi trabajo, él nunca trabajaba, me dejaba a mí con los gastos y las deudas de hospital, pero, ¿cuáles fueron tus palabras?
—Me dijiste “Flavia, no sé cuál es tu embrollo con mi hijo, sabias como era, y si te casaste con él aun así, ese es tu problema, no tengo dinero para darte, ni siquiera sé si ese niño es de mi hijo, arréglatelas como puedas”, son exactamente esas palabras, nunca las olvidaría, tus hijos aquí presentes se rieron cuando les pedí que me ayuden a buscar a tu hijo, y para colmo me hicieron propuestas indecorosas a cambio de darme algo de dinero, mis propios cuñados, nunca les importó mi hijo o lo que pasaba, no me llamaron nunca para saber si Saúl había muerto o aún vivía, su condición era crítica cada día, mi niño se debatía entre la vida y la muerte.
—¿Ahora se vienen a dar golpes de pecho y decir que yo alejé a Saúl de ustedes?, no sean cínicos, me dieron la espalda con mi hijo en estado crítico, me cerraron las puertas de su casa y me apagaron los teléfonos, y si, mi Saúl casi muere, pero pude luchar y sacarlo adelante, no van a venir a hora a hacerse a los buenos samaritanos solo porque Saúl les sirve, pues no me interesa si ese dinero de su suegro se va a la basura, mi hijo no tiene nada que ver con ustedes, además, ya lo dijiste, no siquiera sabes si es hijo de ese idiota de tu querubín —dijo Flavia lo más tranquila posible, pero su semblante era despiadado, como una fiera a punto de atacar.
(autocorrector travieso)
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