Sara era una mujer comprometida con su labor social, por desgracia se involucra con gente peligrosa, termina muriendo, pero cuando vuelve abrir los ojos, ya no es más Sara, ahora es Jade, la protagonista de una novela que ella detestaba. Sin embargo, Sara no quiere ser la protagonista sufrida, esta dispuesta a convertirse en la villana.
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Capítulo 15. Un pasado doloroso
Habían pasado algunos minutos, donde el silencio se había alojado entre ellos, pero Jade solo permaneció callada, se notaba que era algo difícil de contar para él y ella lo entendía.
─Mi padre hizo un trato con la emperatriz, para decir que era hijo de ambos, por esa razón nadie sabe sobre mi origen ─dice al fin ─La razón detrás de todo eso, es porque mi madre no me quería cerca y lo entiendo… ─la mirada de Leonardo estaba clavada en el suelo ─Después de todo ¿Quién quiere al hijo de su violador?
Jade no sabía que decir, pero podía ver el dolor en los ojos del chico, no debía ser fácil saber que eres el producto de una violación, pero aun así Leonardo no tenía la culpa de eso, él era una simple víctima.
─¿Entonces, por eso tu madre no está con ustedes?
─Así es ─respondió el chico ─Tampoco puedo culpar a mi padre ─Jade quedó asombrada, cuando iba a recriminar, el chico volvió hablar ─Cuando mi padre fue nombrado príncipe heredero, se ofreció un gran banquete y llegaron nobles importantes de reinos vecinos, incluso de otros continentes y a algún noble se le ocurrió la brillante idea de drogar a mi padre, tal vez con la esperanza de que tomara a su hija y así obligarlo a casarse con ella, sin embargo, todo salió mal…
Jade sabía a qué refería con drogar al emperador, debieron darle un afrodisiaco, algo muy común en ese tipo de historias, las mujeres o padres que no podían obtener la atención por las buenas, lo harían por las malas, era algo repugnante, también denigrante.
─Y terminó violando a tu madre ─completo ella.
─Si, mi padre estaba enamorado de ella y como aún no tenía prometida, quería cortejarla, pero no fue así, ella lo vio mal y trato de ayudarle, fue cuando la droga hizo efecto… mi madre escapó al día siguiente… meses después volvió a contactar a mi padre, solo para decirle que estaba embarazada, aunque parecía imposible por su linaje… lo único que le dijo, era que si él no me quería, se desharía de mí. Mi padre aceptó, armó un plan para casarse y que su esposa fingiera estar embarazada, así es como terminé siendo el hijo de la emperatriz.
La chica sintió un nudo en su garganta, entendía, por una parte, a la madre de Leonardo, pues para las víctimas de abuso sexual era difícil superar ese trauma, más si no tenían ayuda, pero sabía que por la forma en que cuenta las cosas y como se comporta, no se había enterado de la historia de una forma tan bonita.
─¿Quién te contó la verdad?
Por primera vez, desde que empezó a hablar, Leonardo fijó sus ojos en los de Jade, estaba sorprendido y luego baja la mirada, mostrando una sonrisa triste.
Quien había iniciado diciendo la verdad, fue la emperatriz, cuando él solo tenía cinco años, él siempre se preguntaba porque la mujer que supuestamente era su madre, lo trataba muy mal, mientras que a su hermano tres años menor, lo llenaba de besos y abrazos, cuando preguntó la mujer solo le respondió ─¿Cómo puedo querer a un niño que ni siquiera es mi hijo?... Solo eres un bastardo, que ni siquiera su madre quiso ─En ese entonces las palabras de la mujer le dolieron mucho, pero quería saber la verdad, así que la enfrentó de nuevo cuando tenía seis años, la mujer con desprecio le contó que su padre había violado a su madre y que ella lo abandonó apenas nació, ese día Leonardo lloró como jamás lo había hecho, para ese entonces su padre preocupado por su salud, le contó la otra parte de la verdad, en forma que pudiera entender, que su madre había hecho lo que creía sería mejor para él, su corazón se tranquilizó un poco y volvió su paz, aunque le pidió a su padre, conocer a su madre, no fue hasta que cumplió siete años, que al fin la vio, sin embargo, a pesar de haber soñado miles de veces con el momento, no fue más que una decepción. Al final su madre también le despreciaba y recuerda cada palabra que le dijo ─Jamás podré querer al hijo de un monstruo ─Esas palabras dolieron más y aun seguían doliendo.
El chico se había quedado en silencio y Jade sintió como su corazón era oprimido, en un sentimiento amargo, sin poder controlarse, estiró los brazos y tomó el rostro del chico entre sus manos, haciendo que este levanté la vista, sus miradas se cruzaron y luego de unos segundos Jade, lo atrajo hacia ella. Leonardo se sorprendió al sentir el abrazo cálido de la chica y de pronto sus ojos se llenaron de lágrimas, sus brazos rodearon el cuerpo de la joven, pero por el peso ella cayó de espaldas, aun así no lo soltó y él tampoco se movió.
Pasaron un buen rato así, mientras que Jade le acaricia el cabello, Leonardo se sentía reconfortado de alguna manera, su rostro estaba oculto entre el cuello de la chica y podía oler un agradable aroma proveniente de ella, era el mismo que antes percibió, mientras que Jade sintió un pequeño cosquilleo provocado por el aliento de él.
─Lo siento… ─murmuró Leonardo sobre la piel de ella ─No quiero que… pienses que me estoy aprovechando de ti…
─¡¿Eh?!
El chico se levanta, tenía la cara completamente enrojecida y antes de que la chica siga hablando, sella sus labios con un beso, no sabía en que momento, la situación se había tornado de esa manera, tal vez fue desde que le abrazo o quizá el tenerla bajo su cuerpo, ella se veía tan cálida y delicada. Jade corresponde al beso, sintiendo la calidez de la boca ajena, mientras sus lenguas juegan entre ellas y luego se separan. Leonardo no estaba seguro si Jade correspondía a sus sentimientos, pero que también le besara, era algo.
Leonardo en ningún momento había dejado de abrazar a Jade, pero al ver su rostro, con el cabello esparcido en el pasto, sentía la necesidad poseerla y eso le daba un poco de vergüenza, así que impulsado por ese sentimiento enterró el rostro en el pecho de la chica sin pensarlo bien.
─Jade, me gustas… ─dice levantando un poco el rostro.
Jade se sorprende tanto por el acto, como el rostro del chico, era condenadamente atractivo, además sus palabras hicieron que su rostro se calentara.
─¡M-maldito pervertido…! ─dijo nerviosa ─¡No digas eso, mientras estás entre mis pechos!
Leonardo sonríe, la cara de Jade era un tomate.
¡¡ESO FUE LA PEOR INJUSTICIA DE LA VIDA!! MALDITA SEA TÍO, LA FORZARON, REALMENTE ERES IMBÉCIL O TE HACES?!?