La vida de Kitten siempre estuvo llena de dolor y humillaciones, condenada a vivir como una esclava en la casa del alfa. Ella era presa de las burlas de los cuatrillizos, hijos del alfa. Su único consuelo era que pronto tendría a su loba y con ello quizás encontraría a su mate.
Pero el destino se ensaña con ella cuando descubre que no solo tiene un mate, tiene cuatro y son aquellos que han hecho de su vida un infierno. Ante esto, Kitten teme aceptarlos por todo el dolor que le han hecho pasar, mientras que ellos buscan redimirse y ganarse su afecto, aunque sus personalidades arrogantes hacen difícil esta tarea.
¿Podrán los cuatro conseguir el perdón de Kitten y borrar todo el sufrimiento por el que la hicieron pasar?
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9. Perdiendo el Control
...POV Omnisciente...
Eran las cinco de la tarde cuando Axel regresó a casa, había tenido una discusión con Sander. La chica estaba empecinada en querer amanecer en su cama. Pero Axel se había negado rotundamente. Para él ese lugar sería para su Luna, aunque había salido con muchas mujeres y ninguna tuvo el honor de tocar su cama.
Cuando llegó, se encontró con su hermano, Ian, quién daba vueltas de un lado a otro, se notaba preocupado.
— ¿Que sucede, Ian? — preguntó
— Nada, no es nada — respondió Ian cortante, subiendo a su habitación.
Ian por su lado estaba inquieto, desde hace horas estaba buscando a Kattie. Los empleados habían dicho verla salir con dos chicas alrededor de las tres de la tarde, ya habían pasado casi dos horas y no regresaba.
Al principio se alegró por ella, ‘siempre es bueno tener amigos’ pensó. Pero Kattie no regresaba y con el paso del tiempo, se iba poniendo cada vez más ansioso. Dieron las cinco, las seis, las siete y Kattie no regresaba.
A las siete quince empezó a hacer guardia desde la ventana del primer piso, ya había decidido que si para las ocho no había noticias saldría a buscarla.
A las siete cincuenta, Axel y Sam se acercaron a él, se veían raros.
— ¿Sabes dónde está Kitten? — Preguntó Axel — Tengo hambre, quiero que me prepare algo, dijo tocándose la nuca y mirando a cualquier lado menos a Ian.
— ¡¿Es una broma Axel?! — gritó Ian perdiendo los estribos por primera vez en mucho tiempo — KATTIE, no está en casa desde las tres de la tarde — Gritó ya desesperado
Al escuchar el grito de Ian, Alex también salió de su habitación. Los cuatrillizos tenían el primer piso exclusivamente para ellos.
— ¿Qué sucede, Ian? — preguntó Alex, nunca había visto a su hermano tan preocupado.
— ¡Sucede que Kattie, no aparece desde las tres de la tarde!.
— Cálmate Ian, según lo que me dijeron los empleados, la vieron salir con amigas, si no vuelve pronto iremos a buscarla. — trató de tranquilizarlo Alex. — Los Cuatro — enfatizó al final.
Sus hermanos se quedaron mirándolo como si le hubiera salido otra cabeza. Totalmente asombrados.
— ¿Cómo es que lo sabes? — preguntó un incrédulo Axel.
Alex no tuvo tiempo de responder. En la planta baja se escuchó como se abría y cerraba la puerta principal. Los cuatro se acercaron a la escalera.
Solo Ian, tuvo el impulso de bajar corriendo. Lástima que fue detenido por Sam.
— Mamá ha estado muy enojada toda la tarde. Seguramente la está esperando, si vas será peor — Dijo Sam, muy consciente de cómo era su mamá cuando Ian se acercaba a Kattie.
— Esperemos un poco y bajemos — continuó Axel.
Desde las escaleras, escucharon como su madre descargaba su ira en Kattie. Los cuatro pares de rostros se pusieron negros, ante la agresión que estaba recibiendo Kattie, sus lobos estaban a punto de salir, casi no podían contenerlos. Hecho que hizo que tres de los cuatro hermanos se miraran a los ojos desconcertados, ante la posible revelación que acababan de tener.
Un gruñido los sacó de su transe, Sam estaba a punto de transformarse y había perdido el control sobre su lobo.
Los tres se apresuraron a sostenerlo, debían lograr que sometiera a su lobo.
— MÍA — gruñó con rabia no contenida, estaba dispuesto a destrozar a quien se atreviera a maltratar a su Luna.
— Sam debes controlar a tu lobo, si te ve así se va a asustar. ¿Eso es lo que quieres? ¿Quieres que huya? ¿Qué te tenga miedo? — Alex habló con voz de mando.
El lobo de Sam empezó a asustarse ante la idea de perder a su Luna, lentamente se fue tranquilizando, haciendo que Sam pudiera recobrar el control.
— Axel ve, debes evitar que mamá la castigue. — continuó diciendo Alex, de forma autoritaria.
— No, yo iré — se opuso rápidamente Ian.
— Ian no es momento, si mamá te ve será peor para Kattie — dijo Alex aún alterado.
Vieron como Axel bajaba las escaleras, al mismo tiempo que gritaba:
— Kitten, tengo hambre, prepárame un emparedado, Ian lo quiere con chocolate — Bajo gritando Axel.
Cuando la vio se quedó estático. La Kattie que veía, no era la que conocía.
El cabello, antes largo y uniforme hasta la cintura, ahora se había transformado en un corte elegante y ligero. Cada mechón, antes unificado en su longitud, se movía con una fluidez casi mágica, como si tuviera vida propia. La textura del nuevo estilo parecía captar la luz de manera diferente, desplegándose en un vuelo de mariposa con cada movimiento. La metamorfosis era tan inesperada y sorprendente que no podía apartar la mirada. La imagen del cabello, ahora en un elegante vaivén, realzaba su belleza de una forma que jamás había imaginado.
Su vestido manga larga, confeccionado en un suave tejido de lana gris oscuro, se ajustaba a su figura con un corte recto y moderno que destacaba su silueta sin apretarla. El cuello alto, ligeramente doblado, y las mangas largas, terminadas en suaves ribetes elásticos, ofrecían un toque deportivo sofisticado.
Completando su look, llevaba unas botas altas de cuero negro, que se extendían hasta justo arriba de la rodilla. Con un diseño limpio y minimalista, las botas presentaban una suela robusta y detalles en metal en los ojales, lo que aportaba un aire casual pero refinado. El contraste entre el vestido elegante y las botas deportivas creaba un equilibrio perfecto entre comodidad y estilo.
Cada movimiento que hacía realzaba la fluidez del conjunto, y la combinación de prendas hacía que su look fuera al mismo tiempo deportivo, elegante y sexy, destacando por mezclar moda con funcionalidad.
Escuchó vagamente como su madre le decía que lo atendiera y se iba. Saliendo del shock inicial frente a semejante cambio se acercó a ella acortando la distancia entre los dos.
Solo que, no estaba preparado para lo qué venía.
El aroma que emanaba de ella había cambiado, de forma sutil pero evidente. Sentía olor a naturaleza, olor a pino, que lograba tranquilizarlo. También tenía tonos de vainilla, la cual generaba calidez en su corazón. El olor era muy débil aún, como si se estuviera desarrollando, algo que no le permitía sentirlo del todo.
Cuando terminó de llegar a ella, un desagradable olor lo golpeó. Era el olor de otro lobo. Un olor que lo cegó.
'¡Un maldito lobo!' pensó, ¡Alguien la había tocado lo suficiente como para impregnarle su maldita pestilencia!
Ciego por la rabia y los celos la sujeto fuertemente de los hombros estampando su espalda contra la pared más cercana.
— ¡SU NOMBRE! — casi le gruño en la cara.
— ¿Alfa Axel de quién está hablando? — pregunto muy asustada Kattie, con la voz temblorosa.
— No es momento de juegos Kitten — le advirtió masticando cada una de sus palabras.