No tengo el corazón roto, soy un ser humilde roto, he intentado reunir mis fragmentos, solo he logrado romper a otros...
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Capitulo 7
Nos quedamos un rato en la terraza sin decir nada, solo disfrutando del silencio y la mutua compañía, todo debía ser así siempre.
Sin embargo, desde niño he aprendido que la vida no es como uno quiere, y el tener mucho dinero tampoco trae la felicidad, ni la tranquilidad familiar.
«A veces he deseado tener otra clase de familia, incluso ser pobre, xperimentar la necesidad, pero poder ser yo mismo y sonreír todos los días, a medida que pasa el tiempo más tengo que ser lo que otro quiere que lo que yo mismo quiero ser, mi vida a sido planeada por mi madre desde que nací, he seguido todas sus órdeness esperando que eso a haga sentir orgullosa de mí, pero a veces me cuestionó, si es esto lo correcto»
— ¿Cómo estuvo la fiesta en el club?, Malik, llego tarde a casa, y trajo consigo unas bolsas con regalos, dijo que llego tarde porque lo dejaste votado con todas las cosas, ¿es eso verdad?
Ella levantó una ceja, siempre hace eso como señal de que si le miento me dará un castigo.
— La fiesta no estuvo mal, una chica se me declaró, pero la rechace, en cuanto a Malik, lo busque por todas partes, no lo encontré entonces me fui y lo deje.
Ella volvió a su expresión normal, sabía que soy directo y no me gustan los rodeos y que nunca miento o casi nunca.
— ¿Nada más?
«¡Oh!, también está lo de esa extraña mujer, pero no creo que sea importante, además no la voy a llamar, sería muy complicado que mi primera relación fuera con una mujer que casi me dobla la edad, aunque se ve bastante seductora»
— No ahí nada más.
Un ruido llegó desde dentro de la casa, parecía como si cosas pesadas cayeran al suelo, me pare de mi asiento sobresaltado, miré a mi madre y parecía muy calmada, incluso me hizo una señal para que me volviera a sentar.
—Parece que salió de su habitación de malhumor, no nos puede dar ni un solo día de descanso. Se quejaba mi madre, mientras se servía su segunda tasa de té.
Todo volvió a estar en silencio, lo que no me gustaba, después de unos minutos el sonido de unos gritos a todo pulmón me hicieron levantarme de la silla y salir corriendo hacia dentro de la casa, atrevés rápido la puerta.
Entonces vi lo que sucedía, Sara estaba llorando, desconsolada, en medio de cosas rotas, a simple vista no parecía herida, me acerque a ella, y la mire por todos los lados, la pobre inocente estaba asustada, pero no estaba herida, la levante en mi brazo, y le dije a la empleada que le atendía.
— Llévala a su habitación, no la dejes salir de ahí, sin la orden de mi madre, ¿entiendes?
La mujer rápidamente asintió con la cabeza, tomo a Sara y la llevo escaleras arriba.
Entonces mi padre al que no le había prestado atención me agarro del cuello y me atesto contra una pared, estaba muy molesto.
— ¿No me estás viendo?, ¿estoy pintado en esta casa?, crees que porque ya estás grandecito puedes pasar sobre mi autoridad, ¿piensa que lastimaría a mi propia hija?, es que tú y tu madre la convirtieron en una niña llorona y mimada.
«Sentía el inmenso deseo de golpearlo, de apartar sus manos de mí, sin embargo, un acto así de rebeldía, no lo pagaría yo solo, diría que mi madre me puso en su contra, pero es el que me trata como un enemigo y no como su hijo»
Me presionaba cada vez con más fuerza, era como si quisiera estrangularme con sus propias manos, sus ojos estaban inyectados de sangre, y el odio que sentía hacia mí, ya no lo podía disimular más.
— ¡Oye!, ¿Qué le haces a mi hijo?, ¡Suéltalo!
Mi madre predio en control y se abalanzó sobre él, entonces me soltó, sin embargo, empujo a mi madre al suelo, intento golpearla, pero yo de inmediatamente me abrase a ella para protegerla, entonces él comenzó a patearme.
— ¡Basta!, deja de golpearlo.
Más enojado, me agarro por la camisa, y me coloco de nuevo entre él y la pared, mi madre se levantó del suelo, su mano comenzó a sangrar de nuevo, al parecer con la caída se volvió a lastimar, él intentó agarrarla de bueno, no lo pude soportar más, y me libre de su agarre y los arrincone a él contra la pared, pero en vez de usar mis manos lo inmovilice por el cuello usando el antebrazo.
— ¡Se un hombre y golpearme!, me grito.
— No lo voy a golpear solo cálmese, no ve que mi madre está sangro de su mano, ¿puede tener un poco de consideración con ella?
—¿Considera?, ¿es en serio?, serio como si fuera un loco.
En ese momento bajé la guarda, él se soltó, me agarro por el cuello otra vez y me dio dos bofetadas, una en cada mejilla, mi madre se ha sobresaltado, y quería volver a separarnos, pero yo le dije.
— ¡Madre!, no te acerques, solo deja que haga lo que quiera.
Lo miré fijamente, quería que él supiera que no haría nada, pero que no le tenía miedo, me dio, dos bofetadas más en la cara, todo mi rostro me dolía, y la sangre en mis venas hervían, era la primera vez que sentía algo así.
— ¿Cuándo te vas a volver un hombre y dejaras de estar debajo de las faldas de tu madre?, claro, usted dos son iguales, el mismo carácter, el mismo pelo, los mismos ojos, tú no tienes nada de mí, eres ella en versión, chico, dos son infelices y hacen infelices a los demás.
Después de decir eso, me soltó, se dio la vuelta, y subió las estadísticas, mi madre de inmediato fue a examinarte el rostro, pero el problema no era el rostro era la ira qué estaba contenida dentro de mí, que cada vez se hacía más y más, y más grande.
«En mi mente solo se repetían eso último que él dijo, "son infelices y hacen infelices a los demás"»