Luego de casarse y sufrir una serie de maltratos. Perla vuelve al día en que cometió uno de los peores errores de su vida. Ahora está lista para vengarse, no se permitirá que la traten como trapo sucio de nuevo.
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No eres un monstruo
Perla se queda paralizada, recuerda su segunda perdida, Damián la golpeó hasta casi matarla, el dolor que Selina siente, no es ni la mitad de lo que ella sintió ese día. ¿Por qué debería sentirse culpable?
— Suerte con tu recuperación. — Le dice burlona.
— No puedes dejarme aquí. Ayúdame. — Ella recuerda la vez que la envenenaron. Suplico por ayuda, pero nadie se compadeció, Selina incluso la golpeó y se burló. Ella ahora tiene la oportunidad de vengarse. — Perla ayúdame. — Los papeles están invertidos, ella se agacha y le da unas palmadas a su panza.
— Te dije que los embarazos son peligrosos, debiste tener más cuidado. — Se burla.
— Tu me hiciste caer.
— Te resbalaste. — Asegura. — Lo siento. No puedo hacer nada por ti. Nos vemos. — Perla sale de la casa muy sonriente, ahora definitivamente perderá a esa cosa que lleva dentro.
Las noticias vuelan, a los pocos días, Perla se entera de una demanda que puso Selina en su contra. Ella está de lo más tranquila en su trabajo. Cuándo llegan dos oficiales de policía, a los cuáles recibe muy bien.
— Buenos días. ¿En qué puedo ayudarlos?
— ¿Es usted Perla Murphy?
— Así es. Soy yo.
— Tiene que acompañarnos.
— ¿A dónde?
— La estación de policía, hay una denuncia en su contra, por intento de asesinato.
— ¿Intento? — ¿Eso significa que el bebé no murió? — ¿A quien se supone que quise matar?
— La señora Selina puso una denuncia en su contra. Por favor venga con nosotros.
— Eso no es necesario. — Dice al ver las esposas. — Iré con ustedes. — Ella camina delante, se para un momento y le pide a su secretaria que tenga todo listo para su regreso. Durante el interrogatorio, ella luce tranquila y confiada.
— ¿Qué relación tiene usted y la señora?
— Ella se metió con mi ex prometido. — Cuenta con tranquilidad y una sonrisa. El policía se incómoda.
— ¿Visitó la casa de la señora hace tres días?
— Lo hice.
— ¿Por qué?
— Ella me lo pidió. Me dijo que tenía un asunto importante para tratar.
— ¿Discutieron?
— ¿Eso no me convierte en culpable? ¿O si?
— ¿Por qué discutieron?
— Es privado.
— ¿Llegaron a los golpes?
— ¿Cómo se le ocurre? — Perla se hace la ofendida. — ¿Usted piensa que yo voy a pelear con una mujer embarazada?
— Ella asegura que usted la tiró por las escaleras.
— ¿Tiene pruebas? — El policía guarda silencio. — Supongo que no, de tenerlas yo no estaría aquí cómo sospechosa. — Ella muestra enfado. — Selina estaría en un manicomio. La pobre mujer se está volviendo loca.
— La señora asegura que usted la aventó con toda la intención.
— ¿Existen testigos?
— Aún no.
— Debió conseguir testigos antes de traerme. Me está haciendo perder el tiempo.
— Señor. — Un hombre entra a la habitación. — El jefe nos ordenó dejarla en libertad. — El tipo ve a Perla nervioso. — Ahora. — Ella sonríe.
— Bueno caballeros. — Se pone de pie. — Fue un gusto saludarlos. Pero me temo que mi visita ya terminó. Con permiso. — Ella sale de la pequeña habitación, encontrándose a su esposo.
— Amor. ¿Estás bien? — Mauricio la abraza.
— ¿Qué haces aquí? — Se sorprende.
— Tu secretaria me llamo. Dijo que no quisiste abogado, ¿puedo saber por qué?
— No hice nada malo. Ya está todo aclarado.
— Estaba preocupado por ti.
— Amor no tienes de que preocuparte. — Ella lo besa. — Fue un desagradable malentendido.
— Te llevaré a casa.
— Quería volver al trabajo, pero si insistes, podemos ir a pasarla bien. — Ella sonríe, Mauricio asiente y se la lleva. Los policías que vieron la escena se miran entre ellos.
— ¿De verdad piensa que es la culpable? — El novato lo duda.
— Los criminales siempre se ocultan detrás de sus caras lindas.
— Es una mujer de la alta sociedad, casada y enamorada, ¿por qué atentaría contra alguien?
— ¿Despecho?
— Por Dios jefe, ¿no vio cómo trata a su marido?
— Estaba muy tranquila durante el interrogatorio, cualquier otra hubiera tenido un poco de miedo.
— Tal vez no lo tenía por qué es inocente.
— O una sicópata.
— Creó que está exagerado.
— No me cuestiones, novato. — El policía está decidido a encontrar la verdad.
...
— ¿Tuviste algo que ver en eso? — Mauricio ataca con preguntas cuando llegan a casa.
— No hice nada.
— No te creo. Hace tres días estabas muy nerviosa. Lo noté cuándo te bese.
— No hice nada malo. — Insiste ella y lastima su piel con sus uñas. — No se murió. — ¿Por qué? — Mis bebés se murieron y el de ella no. Eso no es justo. — Murmura.
— ¿De que estás hablando? — Perla pierde la cordura. — ¿Qué bebé? ¿Estás embarazada?
— No. — Niega de inmediato. — Yo nunca podré ser madre. — Ella llora. — Nunca tendré la dicha de criar un hijo. — Más lágrimas bajan. — Nunca podré tener un bebé mío en mis brazos. — Ella se pierde en el tiempo. Piensa que sigue en ese infierno dónde le quitaron la posibilidad de ser madre.
— Perla tranquilízate. — Mauricio le agarra las manos, para que no se siga lastimando. — ¿Qué tienes?
— Yo quería a mis hijos. — El no la comprende. — No me importaba la razón de su existencia. Yo los ame, los ame a los tres, quería protegerlos, quería ser una buena madre para ellos. Y no pude. — Su corazón se acelera. — No pude cuidarlos. — Llora desesperada. — ¡No pude protegerlos! — Grita. — ¡Me los quitaron.! — Grita más fuerte. — Me quitaron a mis bebés antes de nacer. — Mauricio la abraza, ella llora en su pecho. — ¿Por qué fue tan cruel? Yo no merecía lo que me hicieron. Yo no era una mala persona. Ellos me convirtieron en éste monstruo.
— Tú no eres un monstruo.
— Si lo soy. Quiero matar a un niño. Quiero matar a un bebé que no tiene la culpa de nada. — Llora sin consuelo. — Ese bebé no tiene la culpa de lo que sus padres me hicieron. Y yo quiero que muera, quiero que ella sufra lo mismo que yo, que sinta mi dolor.
— Pero no lo hiciste. No mataste a nadie.
— Pero lo voy a matar. — El la mira desconcertado. — Ese bebé no va a nacer. — Asegura. — Ella no tendrá esa dicha, yo no la tuve, ella tampoco la tendrá. Su bebé se va morir dentro de ella. Así cómo murieron los míos. Y nunca será madre, yo también le voy a quitar esa posibilidad.
Por otra parte la novela espectacular me enamore de Mauricio todo un gentelman!!!!!!!