¿Que tanto impacto puede hacer un crucigrama en la vida de las personas?
Guillermo es mujeriego, las mujeres no le duran más de dos meses, salvo Elisa, con quien tuvo una relación de casi un año.
un amigo en común parece encontrar la medicina para los dos.
¿Podrá el crucigrama hacer cambios en Guillermo?
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Me preocupas
El día uno de la jornada laboral de la pareja no tan pareja termina y la preocupación es ¿Dónde podrán pasar la noche? Para Elisa no sería un problema dormir en un callejón, total es por una noche y sería el mal de hablar con su nueva jefa si ella conoce un lugar donde poder rentar una habitación.
- ¿Dónde pasaremos la noche, Elisa? – Guillermo quería ir a dormir, después de una jornada de doce horas, y no es para menos, eran las once de la noche.
- Por el momento no hay donde, pero en un callejón podemos pasar la primera noche.
- ¿En un callejón? – lo tomó como una ofensa – es lo más bajo que vivido, ya lo hicimos una vez.
- Pues, ya lo has vivido, ahora lo vas a volver a vivir, ya tienes experiencia. – Elisa está decidida
- No, Elisa. En la calle como un limosnero, eso sí que no. – Guillermo se resiste a la idea de dormir en la intemperie.
- Guillermo, no hay donde. Nos tenemos que adaptar, mañana quizás conseguimos un lugar donde dormir.
- Elisa, estás loca, estamos en pleno invierno.
- Buscaremos una cueva y ¿vivir como cavernícolas? - es la que Elisa entendió – ¿Es decir que los limosneros viven peor que los cavernícolas?
- Por Dios, Elisa. Piensas demasiado, estamos en pleno invierno, y no tenemos dónde pasar la noche. En la calle, por si nos cae nieve o lluvia encima.
-Joder, Guillermo. Ahora resulta que yo estoy loca y tú traumado.
Mientras ellos discuten, el dueño del restaurante pasó por allí y le causó gracia ver como su nuevo empleado discute con su mujer.
-Jajajaj, occidentales ser muy graciosos cuando pelean. - comentó el dueño del café.
El señor sigue su camino, pero sin dejar de mirar a la pareja como discuten, y se percata de que ambos tienen sus mochilas, eso quiere decir que no tienen dónde dormir. Él también está cansado, ha trabajado todo el día y quiere ir a casa para dormir.
- Escucha bien, Guillermo. Buscaremos un lugar para dormir si tanto te aterran las ratas.
- ¿Ratas? – está aterrado – esas alimañas son portadoras de enfermedades.
- Todo te lo tomas a pecho. – Se olvidó que Guillermo es literal muchas veces.
- Aunque bajo esteras, pero no en la intemperie, hace mucho frío.
- Me preocupas, Guillermo. Me preguntó cómo pude estar contigo un año. – ella se siente totalmente decepcionada.
- Los primeros meses fueron muy bonitos Elisa, pero los últimos fueron una lucha para mí, hasta que caí y me fijé en la última.
- Cállate, sí. – Elisa no quiere hablar más con él.
- Pero es la verdad, nuestros primeros meses fueron los más bonitos que viví. – se le salió.
- ¿Qué pretendes? ¿Piensas que con frases bonitas vas a reconquistarme?
- Solo estoy siendo sincero. – oculta sus sentimientos porque sabe que Elisa no le prestará más atención.
- Mejor buscamos un lugar donde dormir, quieres. – Elisa corta la conversación, está hostigada del tema.
Elisa inicia con la búsqueda de un lugar donde dormir, no han tenido éxito, se tuvieron que conformar con dormir en la calle, Elisa y Guillermo han encontrado muchos cartones tirados en un callejón. Esos cartones son descartes de todos los negocios. Elisa acomoda una cama de cartones y luego acomoda los otros para hacer una pared y un techo.
Ellos se fueron a dormir en su nuevo “pent-house reciclable al 100%”, Guillermo se muestre escéptico y abraza Elisa.
-No me toques. – Elisa le llama la atención.
- Abrazados podemos combatir el frío y proteger los órganos vitales para poder llegar vivos mañana cuando amanezca.
- Buena excusa para combatir el miedo. – Elisa tiene las fuerzas de ser sarcástica.
- Abrázame para seguir viviendo. – la voz de Guillermo suena melancólica.
- ¿Hablas en serio? – a ella le asusta sentir la voz triste de alguien.
- Yo sí quiero vivir, me preocupas, Elisa. No te descuides, no te vayas a enfermar.
- ¿Tanto miedo tienes? – Elisa siente que su corazón se acelera, quiere calmarlo y lo masajea.
- Sí, tengo miedo. Miedo de quedar solo, me estoy acostumbrando a estar contigo.
- Deja de decir estupideces, y duerme quieres.
Elisa se quedó dormida casi de inmediato, ella se siente protegida con los cartones, en cambio Guillermo, está llorando, le duele el corazón. Está intentando conquistar nuevamente a Elisa, mientras piensa en el pasado que tuvo con ella, se va quedando dormido, y se asegura de tenerla abrazada.
Guillermo sin querer ha pasado la noche cubierto de cartones como único medio para estar aislado del frío, así como también sintió por primera vez la necesidad de abrazar a alguien, se está acostumbrando a estar acompañado de una misma mujer, su mente ya no busca otra, si su corazón ya está haciendo conexión con su mente para cuidar de Elisa, quiere conquistar de verdad a esa mujer para que lo acompañe, quiere enmendar los errores ser un hombre nuevo, uno que sea capaz de no solo mandar, sino también de hacer lo quehaceres del hogar, ser un hombre capaz de vivir con una sola mujer, ser capaz de guiar una familia.
Elisa y Guillermo pasaron la noche cubiertos por los cartones, a la verdad que no han sentido tanto frío, el material han cumplido muy bien con su función de aislante. Al día siguiente se levantan y se van al trabajo temprano, Guillermo se lava y se arregla en el baño que hay en el local, Elisa hace lo mismo en el baño que hay en el mercado.
Al día siguiente, el jefe de Guillermo, le habla aparte.
-Chico nuevo, ven. – todavía no sabe pronunciar el nombre de su empleado.
- Sí, señor.
- A noche te vi discutir con tu esposa, los dos tenían sus mochilas ¿Dónde pasaron la noche? – le hace señas para hacerse entender.
- En la calle. – fue todo lo que dijo Guillermo, pero avergonzado.
- Malo, eso es malo. Hace frío, los dos pueden enfermar.
- Sí, es verdad. - lo admite con vergüenza.
- Habla con ella y busquen un lugar donde puedan pasar la noche.
- Sí, señor.
- A trabajar, chico nuevo.
Por su parte, Elisa conversa con su empleadora.
-Señora, me gustaría hablar con usted.
- Dime.
-Mi compañero y yo no tenemos donde pasar la noche, y quería preguntarle si usted conoce un lugar donde poder rentar un cuarto.
- Aquí las rentas son caras, si gustas te puedo dar un espacio en mi casa, tú y tu pareja pueden dormir allí.
- ¿Cuánto me cobraría de alquiler?
- Que te parece eso. Yo te doy techo a ti y tu pareja a cambio de que trabajes para mí.
- Me parece bien.
- El dinero que él ganará con su trabajo, lo pueden guardar para comprar casa o volver a casa.
- Yo también estaba pensando en eso. - vio el lado bueno del negocio.
- Bien, trato hecho. Yo te ayudo y tú me ayudas.
- Trato hecho.
Elisa logró conseguir un techo para los dos. Guillermo se ha sentido extrañado, escuchar de su jefe la frase: “Te vi discutir con tu esposa”, le ha martillado la cabeza, si su jefe supiera que él mismo arruinó la relación por otra. Guillermo se siente fatal, pero debe trabajar, hacer como si nada. A la noche debe buscar a Elisa e internar conversar con ella.