— Advertencia —
Es una historia corta.
La trama tiene contenido adulto, se pide discreción.
♡ Sinopsis ♡
Jodie nunca se ha quedado quieta, tiene una energía desbordante y una manera de meterse en donde no la llaman. Cuando se muda a un nuevo edificio, se encuentra con Kai; totalmente opuestos.
Él es reservado, ama el silencio y su rutina inquebrantable, pero su tranquilidad empieza a flaquear cuando Jodie lleva el caos hasta su puerta. ¿Podrá Kay resistirse a sus provocaciones?
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Cuando mi orgullo arde
Mientras yo me carcomía pensando por qué, y por qué, había visto entrar a Lucy al departamento de Kay con más frecuencia que antes. Me habría contenido, pero no dejé que pasara, Kay me había estado dando vueltas sin un punto y yo necesitaba una respuesta. ¿Quería que me alejara definitivamente? Está bien, pero quería que me lo aclarara ya, y la idea se aferró a mi mente como una espina. No dejé que la vergüenza me detuviera cuando me planté frente a su apartamento.
—Oh, hola —dijo Lucy tras haber abierto la puerta que había sido golpeada por mí, segundos atrás. Se notaba desconcertada, pero eso no evitó que sostuviera una sonrisa amable que me ardía—. ¿Puedo ayudarte en algo?
—¿Dónde está Kay? —pregunté directamente, sin molestarme en devolverle el saludo.
Su rostro se contrajo, se quedó pensativa, como si estuviera intentando recordar o de inventarse una mentira rápida. Ladeó la cabeza para responder.
—No estoy segura. No ha mencionado dónde iba a ir hoy. ¿Acaso necesitas verlo? ¿Pasó algo?
Eso me molestó más de lo que esperaba, su respuesta sonó como a alguien que estuviera tan acostumbrado a convivir con él, como si ella misma viviera en el departamento, tan cómoda. No lo sé, sencillamente me estaba fastidiando.
—¿Qué haces aquí, por cierto? —me crucé de brazos—. Ya me estoy cansando de verte entrar.
La pregunta también fue directa, y eso no se lo esperaba. Parpadeó, claramente incómoda, y agachó ligeramente la cabeza. Solo ligeramente.
—Solo venía a ver cómo estaba Kay, es todo.
Tenía una actitud inocente y un leve rubor en el rostro que demostraban lo avergonzada que estaba, pero yo no me iba a tragar esa actuación.
—¿A ti te gusta Kay, no? —solté sin medir las palabras—. No te hagas la mosca muerta.
La acusación hizo que se sobresaltara. Vaciló momentáneamente, y respondió con una voz titubeante. Exhaló, expulsando todo lo que sentía.
—No importa si es así. Él no siente lo mismo por mí, solo es un amigo.
—¿Y qué haces aquí entonces? —insistí, con un tono cada vez más ácido— ¿Eres su psicóloga o qué?
Pude notar cómo se mordía el labio internamente antes de responder, aún seguía pretendiendo mantener esa apariencia de ser linda y me estaba sacando de quicio.
—Solo me preocupo por él, sé que a veces no se siente muy bien y quería asegurarme de que lo esté. No es nada más.
—¿Sabes que Kay está saliendo conmigo, no?
No quería decirlo porque no me sentía bien diciéndolo, no era correcto, pero sentí que era el único recurso que me quedaba para marcar mi posición.
La expresión de sorpresa fue inmediata, y un suave enojo apareció en su rostro. Parecía estar confundida, frunció el ceño instintivamente para estudiar lo que acababa de escuchar, las emociones que demostraba fluctuaban entre la incredulidad y la frustración.
—¿Qué… cómo es posible? No lo entiendo.
—¿Qué, por qué no podría? —pregunté.
—No, no dije eso —se apresuró a aclarar—. Solo no lo esperaba. Quiero decir, él nunca ha dicho nada acerca de tener una relación o algo parecido. Pensaba que estaba solo. —Giré los ojos—. Es solo… solo que no lo sabía, él nunca me ha hecho saber que está en algo contigo.
—¿Y por qué te afecta tanto? Acabas de decir que sabes que no siente nada por ti.
—Lo sé —titubeó.
—Lástima —dije sin molestarme en ocultar el desdén. La falta de empatía que estaba teniendo me estaba haciendo sentir rara, pero no podía parar, me sentí en la necesidad de hacerlo—. Bueno, Lucy. Ahora que sabes eso, supongo que dejaras de venir tan seguido, ¿no es así?
Estaba viendo el piso, pero cuando me escuchó levantó la cabeza y me observó con una intensidad desafiante, tan larga y detenidamente que me hizo sentir inquieta en mi propio sitio. Endureció sus labios.
—Solo porque tú lo digas tampoco significa que vaya a hacerte caso —el tono en su voz era frío y retador, me sorprendí al escucharlo—. Hasta que el mismo Kay no me pida que me vaya, seguiré haciendo lo que se me de la gana, ¿de acuerdo?
Esa maldita zorra. Lo que dijo me dejó en blanco, antes de que pudiera reaponder, Kay apareció inesperadamente subiendo las escaleras, traía una bolsa entre sus manos. Al terminar de ver el panorama se quedó quieto, estaba perdido, supongo que intentaba descifrar por qué yo estaba frente a su puerta, y por qué Lucy estaba hablando conmigo. Ella fue la primera en moverse, se acercó a él, casi dando saltitos como una estúpida, sabía que era una fingida, era bastante obvio. Le murmuró algo a Kay mientras me observaba. ¿Le estaba dando quejas?
Vi cómo Kay gesticulaba un gesto de dureza que permaneció así durante toda la conversación. Se plantó ante mí.
—¿Es cierto? ¿Por qué estás diciendo esas cosas?
—¿Y si sí, qué con eso? —dije.
—¿’Qué con eso’? No estamos saliendo, Jodie. Deja de idealizarte cosas en la cabeza. No está bien que te autorices a ir declarando que tienes algo conmigo con personas a las que, por cierto, ni siquiera conoces.
—Oye, esta tipa —la apunté despectivamente— pretende estar detrás de ti todo el tiempo para quedarse contigo, ¿y tú te enojas conmigo?
La tensión en el ambiente nos estaba incomodando a todos. Y yo me pregunté por qué carajos estaba haciendo un escándalo de esa manera con alguien que claramente me quería lejos. Aparte de eso, me había rechazado, otra vez, y ahora en frente de esta ridícula.
—¿Que Lucy quiere estar conmigo? ¿O tú quieres estar conmigo? Porque si es lo segundo, déjame aclararte algo: no estoy interesado en absoluto, para nadie —recalcó lo último, supuse que la indirecta no iba solo para mí—. Y no me importa lo que ella pretende. Lo que me interesa es que estás empezando a decir que sales conmigo cuando no es así, y no está bien.
Lucy tomó las cosas que tenía Kay en las manos y se metió al departamento sin decir más, dejándome a solas con él. Hubo un momento de silencio entre nosotros, él parecía estar conteniendo lo que tenía por explotar. Respiró profundamente antes de seguir hablando.
—¿Por qué dijiste que estábamos saliendo? —me quedé en silencio, incapaz de responder eso—. Contéstame, Jodie —había enojo en su tono.
—¿Te molesta que lo diga?
—Claro que me molesta porque no es verdad. Yo no te di permiso para que lo hicieras. No… no somos… no quiero tener esta conversación contigo. —Yo estaba claramente molesta, no quería decir nada más— ¿Y por qué estás tan enojada? Yo debería estarlo.
—Tienes a la zorra metida en tu casa —musité—. ¿Cómo quieres que esté?
—No voy a permitir que te estés refiriendo a Lucy de esa forma.
Estaba callada, quería que se arrepintiera y que me diera la razón, que se diera cuenta de la estupidez que estaba diciendo pero no fue así. Era mucho pedir. Permaneció quieto, sin querer agravar más la situación.
—Échala Kay —le pedí, casi rogando.
—No tengo razones para echarla, y no lo voy a hacer. Es una amiga. No voy a dejar que la arrastres a tus juegos.
—Pero yo te lo estoy pidiendo. Échala.
Solidificó su expresión.
—Sí, te escuché la primera vez, y la respuesta no va a cambiar, no voy a hacer las cosas solo porque tú me lo pides.
Me acerqué a su cuerpo, inclinándome hacia él, en un intento desesperado por hacerlo reaccionar.
—¿Y si te beso otra vez, lo harías?
—¿Quieres usar eso para chantajearme?
Me miró con rabia, se dio la vuelta, entró y cerró la puerta sin siquiera despedirse, dejándome ahí afuera con la frustración acumulada y la sensación de rechazo creciente. Mi mente estaba llena de incertidumbre, sostuve mi frente sin saber cómo avanzar a partir de ahí.
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Incluso los pasos que daba por toda mi habitación eran pesados, me sentía humillada y el día se me había arruinado, llevaba horas sintiéndome de ese modo y no sabía cuándo se detendría. La frustración que sentía me impedía hacer las cosas más simples, hasta conectar el cargador de mi laptop se me estaba volviendo molesto. Cuando lo logré, las luces se apagaron de golpe, las luces de todo mi departamento. Inmediatamente pensé que había hecho corte circuito y salí a ver por la ventana para comprobar si había pasado lo mismo con los otros apartamentos, todo el edificio estaba apagado, y eso me tranquilizó, significaba que no era mi culpa.
Ahí parada, desvié mi atención hacia la puerta de Kay, él y Lucy estaban de pie en el marco, probablemente comprobando lo mismo que yo, se quedaron hablando un rato entre ellos y terminaron yendo hacia la salida. Una idea se me cruzó por la mente y no logré desecharla, Kay tenía parte de la responsabilidad, había dejado la puerta abierta y se había ido sin percatarse. Salí de mi casa y me escabullí dentro. No conforme con haberme infiltrado en su casa, me escondí en su cuarto.