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Abril vuelve a casa después de tres años, obligada por la enfermedad de su madre.
Lo último que esperaba era reencontrarse con Elías, su padrastro, el hombre con quien compartió un amor prohibido que marcó su vida para siempre.
Mientras intentan convivir bajo el mismo techo sin caer de nuevo, viejos sentimientos comienzan a despertar, las miradas se hacen mas largas, mientras las distancias se acortan y los límites desaparecen.
Esta es una historia de pasión, culpa y decisiones difíciles....
Porque hay amores que no deberían existir… pero existen...
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Lo Que Se Quiebra en Silencio
-Capítulo 9-
El olor del guiso subía desde la cocina y se metía por cada rincón de la casa, mamá ya estaba en casa, recuperada, más animada, como si su cuerpo supiera que tenía que sostenerse por algo más grande que su enfermedad.
—Hoy cocino yo —dijo esa mañana, decidida, con un pañuelo cubriendo su cabello desordenado— Y no quiero objeciones.
Nadie se atrevió a contradecirla, verla moverse entre ollas y sartenes era como ver una parte del pasado regresar, la casa volvió a tener ese sonido de cucharas y puertas que se abrían, ese calor de hogar que había estado dormido desde hacía semanas.
Yo ayudaba a poner la mesa cuando sentí ese leve mareo, apenas un segundo, como si el mundo se inclinara a un lado y regresara de golpe, me apoyé en una silla, fingiendo que solo me agachaba por un tenedor caído.
No era la primera vez.
Él llegó a casa un poco más tarde, con una bolsa de pan casero recién horneado.
—Pensé que a ti y la señora Clara le gustaría —murmuró, dejándola sobre la mesa.
—Gracias —le dije, y él solo asintió.
Pero antes de irse, se giró, y con una torpeza casi adolescente, sacó de su chaqueta una pequeña flor, una margarita aplastada, algo marchita, como si la hubiera tenido guardada demasiado tiempo.
—La vi en el camino, no sé por qué… me hizo pensar en ti.
Yo sonreí, no pude evitarlo, era absurdo, infantil… y por eso mismo, perfecto.
—Gracias —repetí, más suave.
Elías bajó la mirada, incómodo, se pasó una mano por la nuca y gruñó algo que no entendí antes de dar media vuelta y salir al jardín, lo seguí con los ojos, se quedó allí, de pie, dándole la espalda a la casa. Como si necesitara el aire para no ahogarse en sus emociones.
Él no sabía ser tierno, no sabía ser suave sin sentir que traicionaba algo dentro de sí mismo, pero había amor en esos gestos, en su forma silenciosa de decir “te veo”, Y eso bastaba para que mi pecho doliera.
Por la tarde, Yazmín llegó.
Había viajado desde la ciudad tras mi última llamada, Cuando la abracé en la puerta, olía a shampoo caro y a confort, ese olor a suavizante que usábamos en nuestra casa en la ciudad..
—¿Y este lugar de película de terror clásica? —dijo al entrar, mirando alrededor con el ceño fruncido— Esto necesita una limpieza espiritual urgente.
Reí, Como no reía desde hacía días.
—Gracias por venir, Yaz.
—Por favor, yo soy tu plan de emergencia, Literalmente.
Mientras la ponía al tanto de todo, desde lo que pasó con mamá hasta la confusión con Elías, ella escuchaba sin interrumpir, como solo una verdadera amiga sabe hacerlo. Me abrazó cuando terminé de hablar, y por un momento me sentí a salvo.
Hasta que Luciano entró en la cocina.
El cruce de miradas fue inmediato.
Luciano venía con una gran bolsa de naranjas y una sonrisa amable, Yazmín se cruzó de brazos, observándolo de arriba abajo con una expresión entre análisis y desconfianza.
—¿Y tú eres…?
—Luciano —respondió él, extendiéndole la mano— ¿Y tú debes ser la famosa compañera de cuarto que viene a salvarla?
—Yazmín, y no necesito salvarla de nada —respondió ella, sin estrechar su mano, luego le sonrió, casi con desafío— A menos que tú seas parte del problema.
—Depende del día.
Y se quedaron mirándose, desafiantes, e intrigados.
Una chispa prendió en el aire. No de odio, pero tampoco de simpatía inmediata, más bien de desconfianza pura por parte Yazmin… pero un extraño interés por parte de Luciano, que no dejo de sonreír aun con la mirada desconfiada de mi amiga.
Esa noche, mientras me lavaba los dientes, me vi en el espejo y noté algo que no era físico.
Era mi mirada.
Algo se había encendido ahí, algo que no sabía si era miedo o esperanza, tal vez ambas cosas al mismo tiempo.
Y mientras pensaba en Elías, en mamá, en Yazmín, en Luciano… y en ese mareo que había sentido al mediodía, una sola frase me cruzó la mente como un susurro.
Algo está cambiando.
Y ya no hay vuelta atrás.
Ese Elías es el esposo de la mamá???
¿Como están?
Espero que bien. 💕
Me gustaría saber que opinan sobre Gael y Joan ¿les agradan?