Camila es obligada a casarse en lugar de su hermanastra, con un hombre que se encuentra en estado de coma. Acepta con el único fin de poder cubrir los costos médicos del tratamiento de su abuelo materno.
Pero...¿Qué pasará con ella y el contrato cuando su esposo despierte?
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En busca del descanso
La sorpresa no solamente fue para Adrián sino también para Camila, quien hasta el momento había estado observando toda la situación sin intervenir.
-A ver si me entiendes, amigo mío- dijo Jackson acercándose a la cama- Resulta ser que te descompensaste por causa del estrés ¿no es así?.
-Bueno... sí- respondió Adrián dudando- pero ya estoy mejor- agregó.
-He estado charlando con tu médico y él dice que lo ideal sería que te desconectaras de todo por unos días- agregó el pelirrojo ladeando una sonrisa.
-Pero, sabes muy bien que eso no es posible- justificó Adrián.
-Sí lo es- afirmó su amigo- Y de hecho no hay excusas para que no vayas. Además, no vas a ir solo, Camila va a ir contigo. ¿verdad, bonita?- agregó dirigiéndose a la muchacha
-Bueno... Yo, en realidad- balbuceó ella.
-¿Acaso no quieres que Adrián mejoré?- indagó Jackson.
-¡Por supuesto que quiero!- respondió ella.
-Entonces, no hay más que decir, a prepararse. Luego del almuerzo salen para allá- afirmó Jackson para luego dirigirse hacia la puerta, al llegar allí se giró sobre sus pies, alzó una mano dispuesto a acotar algo más, pero se arrepintió- Nos vemos cuando regresen- les dijo y se marchó.
El silencio en la habitación se volvió algo incómodo, Adrián pensaba en la manera de negarse, pero ya Jackson había sido claro y en definitiva a él no le desagradaba la idea de pasar algo de tiempo en la cabaña.
-Yo... Lo siento- dijo finalmente cuando observó a Camila aún de pie en la habitación- A veces Jackson es muy impulsivo- agregó.
-No, no te preocupes- dijo ella- después de todo no me vendría mal un descanso y si eso ayuda a tu recuperación, mucho mejor- agregó sonriendo.
-Ok, de todas maneras puede servirnos de algo la tranquilidad del lugar- sugirió él.
-Seguramente- replicó ella- ahora mejor me voy por qué tengo un bolso de viaje que preparar. ¿Quieres que prepare el tuyo?
-No. Envía a Lidia, para que me ayude- respondió él y tras en asentimiento de cabeza por parte de la muchacha, la vio salir del cuarto.
Apenas Camila cerró la puerta, Adrián tomó su móvil y marcó al número de su amigo, quien a sabiendas de que lo haría decidió hacerle esperar un tiempo antes de responder a su llamado.
-¡Maldito, Jackson!-refunfuñaba Adrián al no conseguir que su amigo tomara la llamada.
Minutos después de que él dejara el móvil sobre la mesa de noche, este comenzó a sonar, Adrián lo tomó.
-¡Amigo!- exclamó Jackson con diversión- ¿Qué pasó? ¿Necesitas algo?
-¿Estás loco? ¿Cómo se te ocurre planear un viaje así?- le reclamó Adrián.
-Ya, ya, tranquila fiera- dijo el pelirrojo- es mi manera de ayudarte.
-¿Ayudarme? ¿Piensas que me ayudas, planeando un viaje en el cual todos los que estén allí, van a estar atentos a nosotros?- Le recriminó el hombre, pensando en que quienes los atendieran estarían pendientes de su interacción como pareja.
-Bueno... En realidad, yo...- respondió apenado Jackson-Lo siento mucho amigo, no había pensado en eso, mi intención era darte una mano.
-¡Ya, que!- replicó Adrián resignado, sin saber que su amigo del otro lado sonreía con malicia, pues la realidad era que en aquella cabaña no habría nadie más aparte de ellos dos, pero él no se lo diría, su amigo ya estaba demasíado ofuscado, dejaría que lo descubriera por sí mismo.
-¿Me perdonas entonces?- preguntó Jackson simulando inocencia.
-¡Idiota!- rezongó Adrián, soltando luego una risa- Sigues haciendo de las tuyas amigo mío.
-Todo sea por verte feliz, hermano- replicó riendo desde el otro lado de la línea el pelirrojo- ¿Ya tienes todo listo?
-¿Cómo crees? Si luego de tu huida, estuve buscando la manera de disculparme con Camila por tus ideas locas.
-¿Ella como lo tomó?- indagó Jackson, pues no había tenido en cuenta ciertas cosas cuando tuvo la idea de aquel viaje.
-No lo sé. Creo que bien, dijo algo así como que le serviría para descansar- respondió Adrián recordando las palabras de Camila- ¿tienes idea si ha pasado algo que yo no sepa?- indagó.
-Mm mm... No, no he sabido de nada, pero si me entero de algo serás el primero en saberlo- afirmó Jackson- Ahora mejor prepárate para tu luna de miel.
-¡Ay, Jackson! Tú y tus ideas- replicó Adrián negando con la cabeza, por las ocurrencias de su amigo, luego de la charla, ambos se despidieron y Adrián se ocupó de hacer su bolso.
Camila y Adrián no volvieron a verse, la muchacha no había regresado por la bandeja del desayuno, ni tampoco había traído el almuerzo, cuando Lidia la señora que se presentó para hacer el bolso del hombre se encontró con que este ya estaba hecho, se llevó la bandeja para al mediodía regresar con la comida que Camila había pedido le llevaran a su esposo.
Tal como Jackson había dicho pasado el mediodía, el ama de llaves le dio avisó a la pareja de que había un coche enviado por Jackson esperándolos afuera. Adrián mandó a llamar a Camila, él ya se encontraba esperando en el vehículo, su bolso ya había sido colocado en el maletero. Al ser avisada la muchacha bajó, se sentía más que nerviosa, si bien ella convivía en la misma casa con Adrián, a veces habían pasado varios días y ellos casi no se veían, ahora sería diferente, tendrían que verse para compartir las diferentes comidas al menos, si es que él aceptaba compartir esos momentos con ella. De lo que sí estaba segura es de que buscaría la manera de convencerlo para que aceptara sus masajes de rehabilitación.
El chófer le abrió la puerta del coche, luego de depositar su bolso en el maletero, ella se subió.
-Buenos días, Adrián- saludó ella con dulzura, Adrián quien se hallaba con los ojos cerrados, enderezó su postura y la observó.
-Buenos días, Camila- le dijo, inhalando el aroma que se desprendía del cuerpo de la muchacha, sin dudas era delicioso.
Tras el saludo, él volvió a cerrar los ojos, ella aprovechó el momento para observarlo detenidamente, el color de su cabello y su piel, sus labios eran... Muy tentadores, pensó. Estiró una de sus manos dispuesta a acariciarle el cabello, cuando él se removió en su lugar, así que desistió de su loca idea. Después de todo, hubiera sido una locura hacer algo semejante, no imaginaba cuál podría haber sido la reacción del hombre sí se daba cuenta de su atrevimiento. Negando con la cabeza, Camila se acercó más a la puerta y apoyó la frente en el cristal, viendo las calles y casas pasar a su lado. Sin saber que Adrián estaba despierto, que aprovechaba el momento para llenarse de su exquisito aroma, y no solo eso, el hombre a su lado sentía muchas ganas de muchas cosas...
