La Verdugo Y El Demonio De Tasmania.

Rachel Fiore

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-Han transcurrido varias semanas desde mi viaje a la capital, donde la seguridad ha aumentado considerablemente. No hemos experimentado más ataques por parte de los FGN. Tengo información de que en unos días llegará uno de los demonios de Tasmania, hermano del líder de la organización. No poseo muchos datos sobre ellos, pero según lo que me ha comentado Leandro, son trillizos extremadamente peligrosos, y donde quiera que se encuentren, siempre habrá caos y destrucción, motivo por el cual han recibido ese apodo. Además, son una de las piezas más importantes de la organización, ya que cada uno de ellos desempeña un papel crucial. Uno de ellos es Thyler Vannecelli, diseñador de armamento y responsable de los almacenes de armamento. Renzo Vannecelli se encarga de la producción de sustancias y de su distribución. Por último, Gian Vannecelli es el encargado de los sistemas y se considera el mejor hacker en la actualidad. Y será esa persona quien vendrá a ayudarnos con la situación. Su nombre me evoca recuerdos de alguien que me resultó bastante fastidioso, qué curioso. Realmente espero no volver a verlo, ya que puede ser muy molesto, aunque su manera de ser tiene un toque gracioso. Entré a la oficina donde vi a Leandro sentado. Una vez que notó mi presencia, me pidió que me sentara, así que lo hice. Él me entregó una carpeta y, mientras revisaba su contenido, me dijo- Tienes un nuevo encargo. Necesito que te encargues de ellos; uno de ellos es un político y otro un general.Ellos trabajan para nosotros pero nos traicionaron con los FGN. Ellos supieron todo el tiempo; sobre el último ataque guardaron silencio. Así que necesito que lo hagas cantar como un pajarito y luego termines con sus vidas.

-Leo el expediente de cada uno; tienen familias y, del político, sus hijos son pequeños. Alzo la vista y le pregunto-¿Al asesinarlos, quién hará su trabajo y hará lo que tú ordenes?

-Él me responde- Ya se han realizado todos los cálculos necesarios. Ahora necesito que te prepares antes de que llegue el joven Gian. Además, en unos días tendrás clases en la universidad.

-Yo le respondo- Comenzarás desde hoy mismo.

-Al salir de mi despacho, mi primer objetivo será el político. Me dirijo a mi habitación, donde me cambio de ropa y recojo mi bolso.

Luego, accedo a una sala repleta de armas, de las cuales selecciono varias, así como bombas de humo y otros utensilios. Abandono la mansión y me subo a mi moto, dirigiéndome hacia un gran condominio donde reside dicho político. Después de varias horas de espera, observo la llegada de varios vehículos, lo que indica que él está por llegar. En el lugar donde me encuentro, cuento con la presencia de ocho guardias de seguridad. Hay una única entrada y salida. Observo que hay cinco cámaras de vigilancia. Reviso mi reloj: son las 11 de la noche y el último empleado se ha retirado, quedando solo el político y sus escoltas. Es en este momento que coloco un silenciador en el arma y me coloco una máscara. Camino hacia un punto específico y disparo contra las dos cámaras en la entrada. Luego, disparo el cerrojo y accedo al interior rápidamente. Desde allí, me dirijo hacia los vehículos y comienzo a disparar a las cámaras restantes.Observo las lámparas y los focos de la casa, por lo que efectúo disparos que sumergen el lugar en la oscuridad; únicamente hay luz en el interior. Escucho a los guardaespaldas gritar, así que enciendo el infrarrojo de mi máscara. Empiezo a disparar a cada uno de los hombres, eliminándolos uno por uno. Ingreso a la casa con cautela y noto que un hombre emerge de detrás de un muro y comienza a disparar; rápidamente me deslizo hacia la pared. Él sigue disparando mientras grita para que otro guarda salga con el político por la cocina, salgo de mi escondite y le disparo en la cabeza a uno; a otro le apunto de igual manera. Al político le impacta una bala en la pierna, lo que provoca que caiga al suelo. Me acerco a él mientras lo apunto, y él solo grita de dolor. Le ordeno- Guarda silencio.

-Él me responde- No me mates, te ofrezco el doble de lo que te pagaron, solo déjame vivo.

-Presiono mi arma contra su herida mientras su grito resuena. Sacando su teléfono del bolsillo, le digo- Sé que ya llamaste por ayuda; llama a esa gente y diles que es una falsa alarma.

-Le entrego el teléfono y me observa con duda, así que saco el arma de su herida y vuelvo a presionar. Mientras él se retuerce, comienza a marcar, así que retiro mi arma. Él, a través del teléfono, dice que todo fue una falsa alarma y que está todo bien. Cuelga la llamada; me levanto y le hago un gesto para que se incorpore, lo cual hace con esfuerzo. Se dirige hacia una silla y se sienta. Le digo- Sé que traicionaste al jefe con FGN. Dime, ¿quién es el informante?

-Observé cómo sus ojos se abrían al presionar su herida. Con voz temblorosa, afirmó- Yo, yo no lo he traicionado, lo juro, no sabía que los FGN habían incautado la mercancía de la bodega.

-De inmediato guardó silencio; en ese momento, me quité la máscara y sonreí, mientras su rostro reflejaba pánico. Era evidente que había hablado de más. Le dije- Sabes que no hice referencia a la bodega. Tú eras consciente del ataque y no dijiste nada; esa era tu responsabilidad. Por esta razón, nuestro jefe te brindó apoyo para que pudieras obtener ese cargo y solo debías informarnos, pero en cambio, decidiste traicionarnos. Dime, señor Oscar, ¿quién es el informante?

Él mueve la cabeza en señal de negación y responde- No lo sé.

-Luego, camino hacia una de las mesas donde hay varios retratos, tomo uno de ellos y le digo- Tienes una hermosa familia; tus hijas son muy lindas, al igual que tu esposa. Sería una pena que algo les ocurriera, ¿no crees?

-gritó con desesperación-. ¡Mi familia no! Por favor, son inocentes. Te juro que no sé quién es esa persona; lo único que sé es que está muy cerca de ustedes. El líder de los FGN se encuentra en el país y están planeando algo grande contra toda la organización; desean acabar con el líder. Te lo juro, no sé nada más. Por favor, no les hagas daño.

- Dejo el portarretratos sobre la mesa y le pregunto-¿Cómo se llama el líder de ellos?

- Él me responde- No sé su nombre. Solo hablé una vez por teléfono con él y no me lo mencionó por razones de seguridad. Lo sé porque lo escuché en una conversación que tuvieron los hombres de FGN.

- A veces, los daños físicos no son tan efectivos como los emocionales. Siempre me ha funcionado amenazar con un ser querido, aunque jamás le haría daño a un inocente, mucho menos a un menor. Sin embargo, mis encargos no lo saben. Me acerco a él mientras observo el miedo en sus ojos. Escucho sus súplicas por su familia, rogando que no le haga daño. Sin pensarlo, saco rápidamente mi daga del pantalón y le corto el cuello, lo que provoca que caiga al suelo. Luego, con mi arma, le disparo tres veces en la cabeza. Es lamentable que esas niñas crezcan sin un padre, al igual que me ocurrió a mí, pero él es el responsable. Al menos ellas tendrán a su madre. Me dirijo a la cocina, donde dejo el gas abierto. Coloco una bomba en el cuerpo de ese hombre y otra fuera de la casa. Al salir de la propiedad, cierro la puerta tras de mí. Al dirigirme hacia mi motocicleta, avanzo dos cuadras más adelante y, al presionar el botón, se produce una gran explosión. Al día siguiente, procedí de la misma manera con el general; sin embargo, en este caso, no contaba con información útil. -