¿Qué Tiene De Especial?

Al bajar la cabeza, vio a Shue Leilei de puntillas y con el brazo extendido, mostrándole con una gran sonrisa el caramelo.

El olor a caramelo de leche y maní entró en su nariz, olía muy dulce, al igual que su Maestra. La mujer le presentó ese corazón como si fuese el regalo más valioso de todos, con una sonrisa gentil y sus ojos brillantes de expectativas.

-Nunca había oído hablar de él.- Respondió inexpresivamente el hombre, abriendo la boca para morder el pequeño trozo que le estaban entregando.

Unos segundos después, un sabor dulce se liberó en su boca, expandiéndose en cada esquina con una dulzura sin fin. Pensó que tendría un sabor parecido al de su Maestra, sin embargo, estaba lejos de serlo.

Le faltaba ese dulzor ligeramente amargo que desprendía el cuerpo de su Maestra luego de sudar un poco.

-¿Qué te parece? Es delicioso ¿No? Los postres dulces de esta zona siempre son los más deliciosos, me gusta comprar mucho aquí.- Preguntó Shue Leilei con emoción, mordiendo el otro trozo del turrón, saboreando con felicidad cada trozo.

Feng Lanxi asintió, aunque pensó que no era así, no iría en contra de las palabras de su Maestra.

La mujer no pudo evitar mirarlo con seriedad, al verlo tan inexpresivo como siempre, se sintió triste ¿Cómo podía hacer feliz a Feng Lanxi? Ella no creía que la cama fuese el único lugar en el que este hombre pudiese sentirse contento.

¿Qué tipo de entrenamiento le hicieron en ese lugar para que él se volviese así? Solo quería verlo sonreír aunque fuese un par de veces más.

Solo quería que él fuese más humano y se sintiera tal y como ella se sentía cuando estaba con él, que la mirará como ella lo miraba y que la quisiera tal y como ella logró quererlo en este poco tiempo que tenían juntos.

-Bien, volvamos a casa, mis padres deben estar esperando.- Dijo Shue Leilei con indiferencia, sacando una máscara de su bolso y poniéndola cuidadosamente sobre el rostro de Feng Lanxi.

-No sería bueno que mi prima y Nanyu te reconozcan, así que no te la quites mientras mi familia esté presente.- Le ordenó con seriedad, pero al ver al hombre tan frío como siempre, se enojó.

Sin saber qué Feng Lanxi aún seguía comparando el sabor en su boca con el sabor del cuerpo de ella.

Shue Leilei se volvió haciendo un puchero y camino al frente con el ceño fruncido, normalmente era muy expresiva y decía todo lo que pensaba, sin embargo, con Feng Lanxi no podía ser así ¡Él es un pinché cubo de hielo!

No sentiría pena ni lástima por ella, mucho menos aprecio -Es mejor para mí bajar de esa nube.- Murmuró para sí misma con mal humor.

La chica estaba tan perdida en sus pensamientos que no vio al hombre que se acercaba al frente, una sonrisa lasciva apareció en el rostro del tipo, sus ojos almendrados cayeron sobre el cuerpo de Shue Leilei con deseo.

-Oye, hermana, luces tan triste ¿Por qué no me acompañas a beber una copa? Te aseguro que te sentirás mejor.- Aquella voz suave y gentil sacó a la chica de sus pensamientos, sus pasos se detuvieron cuando un rostro apuesto apareció a su vista.

Vestido con ropa casual de calidad, el tipo le mostró una hermosa sonrisa mientras la miraba con ojos llenos de devoción y amor.

Una expresión de asco apareció en el rostro de Shue Leilei, ella retrocedió, manteniéndose alejada del tipo extraño. Sin embargo, no dispuesto a darse por vencido con la belleza, el hombre extendió la mano.

Justo cuando pensó que tocaría la delicada y lechosa piel, una mano grande y bronceada se envolvió en su muñeca pálida, aprisionándola como si fuesen grilletes de hierro, en dos segundos, un sonido de crack salió de su muñeca.

-¡AHHHHHH!- El tipo soltó un grito lleno de dolor, sus ojos se inyectaron en sangre y todo su cuerpo temblaba.

Feng Lanxi lo miró inexpresivamente, él se sacudió la mano y sin importarle que otros lo señalarán, metió a Shue Leilei al coche que había dejado aparcado a un lado de la carretera.

Las maldiciones y gritos de dolor del hombre solo se detuvieron cuando las puertas se cerraron.

Shue Leilei miró al tipo que aún se retorcía en la acera y su expresión era animada, su humor mejoro en gran medida -Ese hueso definitivamente está roto.- Mencionó en voz baja con un dejó de risa en su voz, viendo al tipo soltar mocos y lágrimas por todos lados.

Era algo gracioso de ver.

Feng Lanxi miró a esta Maestra suya a través del retrovisor, ella realmente parecía disfrutar del sufrimiento de los demás, su humor era tan torcido como su personalidad.

Este tipo de sufrimiento ajeno, a ella parecía agradarle. Uy, sí, está Maestra suya definitivamente está loca.

-Mira, se retuerce como gusano, y saber que casi me toca ¡Qué asco!- Exclamó con arrogancia y asco la joven, no dispuesta a seguir mirando, apartó la vista como si aquella escena le ensuciara los ojos.

Los labios de Feng Lanxi se crisparon, bueno ¿No se veía muy emocionada y complacida hace un momento? ¿Por qué ahora le disgusta?

Ni siquiera él, un asesino experto tanto física como psicológicamente, podía seguirle el ritmo de pensamiento a su Maestra, su humor era más drástico que el clima. Simplemente no podía entenderla.

-¿Sabes? Cuando estaba en la universidad, mis compañeros y yo fuimos a un campamento a las afueras de la ciudad, allí hicimos un curso académico asociado a nuestra carrera de Psicología, sin embargo, diez de mis compañeros terminaron locos y tres de ellos se suicidaron cuando regresamos... el curso consistió en trabajar la parte cognitiva del cerebro asociada al miedo.- La voz de la chica sonó con algo de misterio.

Feng Lanxi puso en marcha el coche y miró fijamente la carretera, deseando ignorar las palabras de su Maestra.

Aun así, su audición se centró únicamente en su voz.