Zach y Dylan llevan una relación bonita y perfecta. En años de Relación, nunca se les ha visto discutiendo y mucho menos separados.
Pero cuando Zach queda embarazado, muchas cosas comienzan a pasar y cambiar todo.
El amor que se tienen, podrá ser fuerte, tanto que lograrán superar todos los obstáculos que la vida les tiene preparados.
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14
Nuevamente miré el reloj, no había cambiado nada en absoluto, salvo cinco minutos, resoplé frustrado. Se supone que mi prometido estaría aquí puntual el día de hoy. Saqué entonces mi teléfono y marqué su número, esperando impaciente que diera tono.
Justo cuando la llamada estaba por enlazar, se escuchó la cerradura de la puerta, indicando que mi persona favorita finalmente estaba en casa.
De inmediato acudí a recibirle.
— Oh, Dylan. — murmuró ligeramente asustado en cuanto su silueta y la mía se encontraron.
— Hola amor. — extendí mis brazos.
Zach aceptó la invitación gustoso, correspondiendo de inmediato el abrazo en el que lo envolví apenas estuvo cerca. Enterró su rostro en mi pecho suspirando largo y profundo. Besé su cabello en respuesta.
— Llegas tarde. — murmuré abrazando sus caderas.
— Lo siento. — volvió a suspirar, su voz sonó entrecortada— Tuve un examen de último momento.
— No te preocupes, entiendo. — suspiré resignado — ¿Has comido? — negó con la cabeza. Fruncí el entrecejo molesto.
— Zach. — gruñí.
— Lo siento.
— Nada de eso. — le alejé de mi pecho rompiendo el abrazo— No me gusta que te saltes el almuerzo, lo sabes muy bien. — mi voz sonó severa— Hay un bebé en camino, Zach. Mal pasarte de este modo sólo conseguirá enfermarte.
No dijo nada, sin embargo sus ojos denotaban mortificación.
— No volverá a pasar. — prometió afligido.
— Eso espero. — suavicé mi expresión, rindiéndome ante aquellos finos y rosados labios que incitan a besarlos.
Así lo hice, inclinandome de tal modo que mi boca y la suya encajaran con facilidad. Mi pequeño novio suspiró entre el cálido contacto correspondiendo sin objeción alguna. Subí las manos de sus caderas hasta su cuello para finalmente detenerme en sus mejillas y acunarlas entre mis manos.
Sólo entonces lo noté: estaba muy caliente.
— ¿Zach? — murmuré entre el beso.
— ¿Hum? — suspiró con los ojos cerrados.
— Estás muy caliente. — le separé, acune su rostro y examiné más minuciosamente su temperatura— Creo que tienes fiebre.
— ¿Eh? — me miró.
— Amor ¿Te sientes bien?
Zach lucía demasiado desorientado, como si mis palabras no fueran lo suficientemente claras para él. Ladeó el rostro comprobando por sí solo mis palabras. Ahora que ponía mayor atención, sus mejillas estaban muy sonrojadas y se notaba exhausto.
— Creo que no. — finalmente respondió.
— ¿Qué tienes? — cuestioné alarmado— ¿Te duele algo? ¿Quieres que te lleve al médico?
— No es necesario, solo necesito recostarme.
— ¿Seguro? — asintió.
— Ven acá. — sostuve sus caderas con fuerza, apegándolo a mí cuerpo y con sumo cuidado le conduje hasta el sofá más cercano, ayudándolo a sentarse— Amor, pareces sofocado. ¿Seguro que estás bien?
— Lo admito, todo me da vueltas.
— Te traeré un poco de agua. — hice ademán en levantarme, pero la suave y frágil mano de mi novio lo impidió.
— No — gimió incómodo, atrayendome de vuelta.
— Pero...
— No. — volvió a negar— Quédate conmigo.
— Está bien. — me senté, Zach se acurrucó de inmediato en mi pecho suspirando largo y profundo.
— Tú hijo está matándome. — bromeó con cansancio. Besé su coronilla en respuesta, mis manos jugueteando con su cabello, paseando disimuladamente por su frente.
— Amor, tienes fiebre. — insistí— Tal vez deberíamos ir al médico.
— No es nada, quizá sólo sea parte del repertorio de síntomas en el embarazo.
— Pero... — no terminé la frase, el timbre interrumpió nuestra charla.
Zach y yo nos miramos confundidos, no esperábamos visitas. Le hice a un lado con cuidado de no ser brusco para ir atender la puerta. Una vez abierta, grande fue mi sorpresa al percatarme de quiénes eran nuestras visitas.
Nada más y nada menos que Kris acompañado de su esposo, Kai.
— ¡Hola! — exclamó éste último con exceso de energía.
— Hola hermano. — saludó Kris.
— ¡Oh! — exclamé aún sorprendido— ¡Pasen! — abrí por completo la puerta— Qué sorpresa, no los esperábamos.
— Planes de último momento. — murmuró Kai sonriente.
— ¿Y Seohan?
Muchas gracias autor@, tu historia está genial 🫂