Mi Camino No Será De Espinas

Marcos estaba asombrado con lo que escuchaba, el veterinario que examinó a la yegua y a la potranca, los encontró en buenas condiciones, la decisión de Soe había Sido la más indicada en aquella situación.

Marcos no esperaba que esa pequeña y frágil muchacha, tuviera las agallas para ensuciarse las manos, Pero ella no dudo, no tiene estudios, ni experiencia de trabajo, esa niña cada vez despertaba más la curiosidad de la familia.

- Soe, estaba esperándote

• Señor Marcos ¿pasa algo?

- Lo que hiciste anoche fue arriesgado

¡• Lo lamento mucho, por favor perdóneme

- Sin embargo! Tomaste la mejor decisión, así que deja de disculparte, en ningún momento te he reprochado algo

• Lo siento

- otra vez...

• Lo...

- Basta, ahora estás bajo mi techo, mi protección, nadie puede golpearte ni castigarte !Queda claro¡

• Gracias (Soe solloza sin darse cuenta)

Marcos la ve y le da un cálido abrazo que la hace sentir protegida, como un padre a su pequeña niña.

Emma estaba mirando la escena, ya estaba harta de la caridad excesiva de su familia hacia Soe, ahora hasta Derek era amable con ella y Emma se sentía cada vez más abandonada.

Soe subió a su habitación y Emma entro sin pedir siquiera permiso

- Te traigo estás ropas, están usadas y viejas, pero entre tú y los vagabundos, creo que podrías vestirlas tú

Soe miro las prendas con atención y sonrió

• Muchas gracias Emma, están preciosas, estaré feliz de usarlas.

Emma se enfureció y salió dando un portazo a la puerta, no podía creer porque no le había afectado, las prendas que le dio estaban rotas y manchadas intencionalmente para avergonzar a esa mujer y hacerla sentir como la pobretona que era, quería dejarle claro quien era la señorita de la casa, Pero ella sonrió ... Si

Esa mujer descarada sonrió.

Temprano en la madrugada, cuando el cielo aún está oscuro y las estrellas aún brillan en el firmamento, Soe comienza su día, se dirige a los establos, si de algo le servía esa mala costumbre tan madrugadora era para sentir el olor del heno fresco y la humedad del rocío sobre el césped.

Cuando entra al establo, los caballos la miran con curiosidad y atención, Soe se da el tiempo de acariciarlos uno por uno, para luego darles el desayuno, una mezcla de Heno fresco y grano de primera calidad, para cuando termina de darle comida a los caballos, el sol ya da los primeros destellos tras la montaña, sabe que la gente en la hacienda comienza a levantarse para desayunar.

Soe entra en la cocina y ve a la Señora Marta, la cocinera de la hacienda, cocinando el desayuno y Soe le ayuda pelando las verduras.

- Nuevamente, madrugas Soe

• es una vieja costumbre de la que me cuesta borrar

- Ay niña, aún eres muy joven ,deberías dormir más

• Lo intento, pero me gusta darle de comer a los caballos antes de comer yo.

Nadie sabía que los recuerdos de su pasado volvían a su mente mientras dormía, causándole horribles pesadillas, que le hacían recordar el dolor que sentía en aquel entonces.

Después del desayuno, Soe ayudaba a Marta a limpiar los trastes y volvía a limpiar el establo mientras Owen sacaba a los caballos a ejercitarse en la pradera

- Deberías montar y sacarlos tu misma a pasear

• Lo lamento, no sé montar

- Pero sabes tanto sobre caballos y no sabes montar... Eso es absurdo

• Lo siento...

- De lo siento nada, ven aquí.

Owen ayuda a Soe a subir en su caballo, él toma la rienda y camina junto al caballo guiando a Soe, quien se aferraba a la montura por miedo a caer.

Cuando el caballo comenzó a dar los primeros pasos Soe se puso rígida y apretó los ojos.

- Soe debes relajarte, yo llevo al caballo, tú solo relájate

Soe parecía no escuchar lo que Owen le decía, tenía miedo

- Esto no funcionará.

Owen detiene el caballo, puso un pie en el estribo y de un salto se subió detrás de Soe.

Soe no sabía si su pecho se aceleraba por el repentino contacto de Owen o por el miedo al sentir que el caballo comenzaba a moverse de nuevo

- Calma (susurraba Owen en el oído de Soe), tú sujeta la cuerda, yo llevaré las riendas, no te caerás, confía en mí

Soe pasa sus manos, de estar enterradas en la montura a tomar la cuerda y comienza a relajarse

Owen va despacio y Soe comienza a entrar en confianza, el calor del pecho de Owen en su espalda le hacía sentir segura y tranquila, comenzaba a disfrutar del caminar del caballo.

Al notarlo Owen comienza a acelerar el paso poco a poco, van recorriendo el prado, Soe ya se siente a gusto en el paseo y Owen le da las riendas a ella, le indica cómo dirigir el caballo, es muy simple de entender, practican un largo rato más, ya que Soe estaba entusiasmada. Al volver a los establos Owen ayuda a bajar a Soe del enorme animal, Soe estaba feliz, parecía una niña que había recibido el mejor regalo de su vida.

Emma estaba esperando a Owen en los establos, ver la mirada encandilada de su hermano la hizo estallar en celos, ya le había robado a su madre, su padre a Derek, pero a Owen ... Su hermano mayor siempre cuidó de ella como si fuera su princesita y ahora esa mujer venía a quitárselo, debía hacer algo, esto no podía seguir así. Al estar escuchando la conversación de Owen y Soe, se había quedado grabada en su mente que los dos se habían puesto de acuerdo para que ella practicará sola mañana, sería el momento perfecto para deshacerse de ella.

Soe siguió con sus labores, cepillo a los caballos, les puso agua fresca y preparo todo para el día siguiente.

Después de cenar, una agotada Soe estaba en su cama, pensando en lo emocionante que fue montar por primera vez a caballo y lo amable que era Owen con ella, sabía que le tenía lástima, pero aunque ese fuese el motivo de su amabilidad, lo agradecía con toda su alma, era nuevo para ella, todo el cariño que esta familia le estaba regalando, así que quería ser mejor, para corresponderles con arduo trabajo.