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La Princesa Y El Rey De Wall Street

La Princesa Y El Rey De Wall Street

Status: En proceso
Genre:Dominación / Traiciones y engaños / Matrimonio arreglado / Mujeriego enamorado
Popularitas:52.5k
Nilai: 4.9
nombre de autor: Eliza Márquez

"En el lujoso reino de Raleigh, la princesa Mariana Hazbun se enfrenta a un ultimátum: casarse antes de cumplir los 27 años. Pero Mariana no está dispuesta a comprometer su libertad y su corazón asi se transforma en la princesa rechazada.

Mientras tanto, en Nueva York, Asher Beaumont, el rico y apuesto heredero de la familia Beaumont, vive una vida de excesos y placeres. Pero su padre, el patriarca de la familia, le impone una condición para heredar la fortuna familiar y el liderazgo de la familia Beaumont: casarse y demostrar su madurez.

Cuando Mariana y Asher se conocen, el ve en ella la respetabilidad que su padre le exige, pero la novia se resiste. Mariana es obligada por su padre a contraer matrimonio. Pero detrás de la fachada de lujo y poder, ambos esconden secretos y miedos. ¿Podrán superar sus diferencias y encontrar el amor verdadero, o su unión será solo una transacción de conveniencia?.

NovelToon tiene autorización de Eliza Márquez para publicar esa obra, el contenido del mismo representa el punto de vista del autor, y no el de NovelToon.

Boda

Karem ingreso a la habitación donde el novio esperaría hasta que iniciará la ceremonia.

Miró a su alrededor y vio la bandeja con comida y bebidas que Mariana había pedido especial para su novio. Dejó la nota que había escrito y acomodo las bebidas.

Busco los controles del aire acondicionado y modifico la temperatura.

Mariana frunció el ceño al ver a su madre y a su cuñada Olivia tan serias, sabía que su padre se encontraba junto a los consejeros. Se casaba en dos horas y la casa era un caos.

— No debes preocuparte por nada dijo Amira.- Los invitados ya están aquí al igual que el novio y su familia todo saldrá perfecto.

Nasser frunció el ceño y estrujo la nota, obviamente no podía juzgar el carácter de Mariana por las acciones de sus hermanos, pero lo cierto es que los cuatro hermanos de su futura esposa eran un desastre. Tenía calor y se sirvió una copa.

Su hermano se acercó.— Aún estas a tiempo, si tienes alguna duda.

— Por supuesto que no, solo que detesto todo lo que empaña este día exclamó Nasser.

Nasser termino su copa y minutos después se tambaleó, sentía una presión en la cabeza.

–¿ Estás bien?, pregunto su hermano.

— Sí solo me duele la cabeza ya se me pasara serán muchos cambios.

Mariana mando a llamar a Karem. El joven guardia se quedó impactado al verla, desde la primera vez que la había visto lo había impresionado. Mariana no debía casarse, pero él imbécil de Nasser Al-Sabah no desistía.

— Hay demasiada agitación ¿ qué está pasando?, pregunto Mariana.

Karem levantó el rostro y la miró.— Su hermana la princesa Rosse, salió en los periódicos de toda Europa.

—¿Le ha pasado algo?, pregunto ella.

— No, fue fotografíada en una fiesta rodeada de hombres exclamó Karem.

Mariana se llevó la mano a la boca estaba impactada, Rosse no podía ser tan cabeza fresca.

— Supongo que el pueblo está indignado exclamó Mariana

— Eso es poco decir la autoridad de su padre está siendo cuestionada, para colmo como sabe a su hermano lo fotografiaron hace unos días con varias mujeres, hay rumores sobre los excesos del futuro rey. Se supone que Su Alteza no debe saberlo.

— Retírate y no te preocupes no diré nada Karem, gracias por tu fidelidad.

— Estoy aquí para servirle, siempre podrá contar con mi fidelidad exclamó Karem...

Mariana llevaba un vestido de seda blando, adornado con delicados bordados de hilos dorados que representaban flores y aves en pleno vuelo. La falda, amplia y vaporosa, se movía con gracia a cada paso que daba, mientras que las mangas largas caían suavemente hasta sus muñecas, rematadas con finas puntillas de encaje. Un cinturón de pedrería ceñía su cintura, realzando su figura esbelta. Su cabello, recogido en un elegante moño, estaba adornado con pequeñas perlas que brillaban debajo del delicado velo, a la luz de las antorchas del gran salón del palacio. Los invitados no podían apartar la vista de la princesa, cuya presencia iluminaba la estancia con una mezcla de nobleza y dulzura.

Luego de la ceremonia, Mariana y Nasser se encontraban sentados, ella lo miró se veía guapísimo aunque estaba muy tenso al igual que su familia. Su padre se puso de pie y dio un discurso, el hecho de que la familia de Rashad estuviera ahí era un gran apoyo para él, al igual que los líderes de la región.

— Debemos saludar a los invitados dijo Mariana. Nasser asintió y se puso de pie la ayudó retirando la silla y la tomó de la mano para ir acercándose a las diferentes mesas.

—Buenas noches, Excelencia gracias por acompañarnos exclamó Mariana

— Felicidades, para nosotros es un honor acompañarlos hoy, tenemos una gran amistad con tu familia exclamaron Karim Bakhur.

Caminaron a la siguiente mesa.– Tío, me alegra tanto verlo dijo Mariana abrazándolo.

— Se han muy felices dijo Walid abrazando a su sobrina...

La tradición marcaba que los novios debían pasar la noche en el palacio, pero Mariana y Nasser habían decidido pasar la noche en su casa y al dia siguiente viajarian a su luna de miel, a la isla donde fueron sus padres y hermanos.

Karem llego a la mansión mientras se llevaba a cabo el banquete nupcial. El ingreso a la casa debía asegurarse de que todo lo referente a la seguridad estaba perfecto, luego de la noche de bodas los recién casados irían a la isla de la familia.

Karem dio las instrucciones, todo estaba listo las empleadas terminaban de preparar la habitación cuando el ingreso, ellas se sorprendieron al ver al jefe de la custodia.

— ¿ Hay alguien más en esta habitación ?, pregunto él.

— No, ya hemos terminado.

— Entonces bajen, terminaré de revisar que el resto del piso esté vacío. —Las empleadas asintieron y pasaron a su lado.

Karem camino por la habitación, metió la mano en su bolsillo y miró la mesa con las diferentes bebidas y frutos..

Mariana y Nasser avanzaban por el pasillo de mármol iluminado por tenues lámparas doradas. La boda había sido fastuosa, un derroche de tradición y lujo digno de su linaje. Ahora, en la intimidad de su nuevo hogar, la tensión entre ellos era inevitable.

Nasser, con el porte firme de un hombre acostumbrado a tener el control, tomó la mano de su esposa y la guió hasta la habitación principal. Mariana, con su vestido nupcial aún impecable, sentía el peso de la noche sobre sus hombros. Cada paso resonaba en la mansión silenciosa, amplificando los latidos de su corazón.

La puerta se cerró tras ellos con un leve chasquido. Un aroma a ámbar y sándalo impregnaba el ambiente. Mariana giró el rostro para observar a su esposo, aquel hombre con el que estaba unida por amor aún así se sentía nerviosa y no la ayudaba ver a Nasser tan tenso.

Nasser se acercó despacio, sus ojos oscuros reflejando una emoción indescifrable. Levantó una mano y, con una delicadeza inesperada, acarició el velo de Mariana hasta dejarlo caer. Sus dedos recorrieron su mandíbula con una suavidad que contrastaba con su apariencia imponente.

—Eres hermosa —murmuró, pero su voz tenía un matiz diferente, algo más allá de la admiración. ¿Era duda?.

Mariana alzó el mentón, sus ojos brillantes con un desafío sutil.

—¿Eso es lo único que quieres decirme esta noche, Nasser?

El hombre entrecerró los ojos y dejó escapar un suspiro. Se apartó unos pasos y se quedó en silencio. Algo lo atormentaba, algo que no había dicho. Y Mariana lo sabía, lo había notado durante la ceremonia.

—Dímelo ahora —insistió ella, su voz más firme.

Nasser la miró, como si en ese instante la viera de verdad por primera vez.

—Mariana…

El aire se tornó denso. La noche de bodas no sería como ella la había imaginado.

Mariana estaba nerviosa. No pudo evitar el leve temblor en sus manos cuando Nasser pronunció esas palabras. Había algo en su tono, en la manera en que la miraba, que la inquietaba.

Él se acercó con una calma calculada y, en un intento por disipar la tensión, inclinó el rostro y rozó sus labios con los de ella. Fue un beso delicado, casi un susurro, pero lo sintió hasta lo más profundo. Mariana cerró los ojos un instante, dejando que esa calidez la envolviera, pero la incertidumbre persistía.

Cuando se separaron, Nasser comenzó a despojarse de su traje militar. Sus movimientos eran pausados, como si cada prenda que se quitaba lo despojara también de la autoridad con la que se conducía ante los demás. Primero los botones del saco, luego la faja que ceñía su cintura, hasta que quedó con una sencilla camisa blanca que contrastaba con su piel morena.

Mariana lo observaba en silencio. Su esposo, ahora se mostraba ante ella de una manera más íntima, más vulnerable. Pero había algo en sus ojos que no lograba descifrar.

Sin decir una palabra, Nasser caminó hasta una mesa baja de madera tallada y sirvió una copa de agua para su esposa. Luego, tomó una jarra de cobre y vertió para sí mismo una bebida de un color ámbar profundo, un licor tradicional de su tierra.

—Bebe —dijo con suavidad, ofreciéndole la copa a Mariana.

Ella la aceptó, pero sus dedos apenas rodearon el cristal. Sus ojos seguían fijos en él.

—¿Me dirás ahora qué es lo que te preocupa?

Nasser bebió un sorbo de su propia copa y dejó escapar un suspiro. Luego, la miró con intensidad.

—Lo haré… Nasser se froto la cien había estado todo el día con un terrible dolor de cabeza y por momentos sentía como mareado.

El silencio que se instaló entre ellos fue abrumador.

Nasser dejó su copa sobre la mesa y observó a Mariana en silencio. La tenue luz de la habitación realzaba la suavidad de su rostro, pero también hacía evidente la tensión en su mirada. Él miró a su esposa y vio miedo en sus ojos.

—¿Por qué tienes miedo? —preguntó con voz profunda, pausada.

Mariana sintió que el aire se le atascaba en la garganta. Apretó la copa entre sus dedos, pero no bebió.

—No tengo miedo —murmuró, pero su tono la delató.

Nasser avanzó un paso más, reduciendo la distancia entre ellos. Sus ojos oscuros la escrutaban con intensidad, como si pudieran atravesar las barreras que ella intentaba construir.

—Sí lo tienes —insistió, con una certeza que la desarmó—. Lo veo en tus manos, en tu respiración… en la forma en que me miras.

Mariana bajó la mirada, sintiendo que su corazón latía con demasiada fuerza. ¿Por qué tenía miedo? ¿Era por la incertidumbre de esa noche? ¿Por lo que estaba a punto de pasar? ¿O era por la extraña sensación que no la abandonaba?

Nasser exhaló y entonces hizo algo inesperado. Se arrodilló frente a ella, apoyando una mano en la orilla del diván donde ella estaba sentada. La imagen de un hombre tan poderoso inclinándose así la dejó sin palabras.

—No quiero que me temas, Mariana —dijo con sinceridad—. No quiero ser un desconocido para ti.

Ella levantó la vista, encontrando los ojos de su esposo más cerca que nunca. En ellos había algo más que autoridad. Había vulnerabilidad. Había algo que parecía una súplica.

—Si tienes miedo… dime por qué. Es que...

El silencio entre ellos se volvió insoportable. Mariana apenas podía sostener la mirada de Nasser. Su pregunta la tomó por sorpresa, pero más que eso, la hirió.

—¿Es que has estado con otro hombre? —repitió él, su voz ahora más grave, cargada de algo que no alcanzaba a definir.

Mariana sintió un escalofrío recorrer su espalda. Apretó la copa entre sus dedos y la dejó sobre la mesa sin probarla.

—¿De verdad piensas eso de mí? —su voz tembló, pero no por miedo, sino por indignación.

Nasser no respondió de inmediato. Se puso de pie, alejándose unos pasos como si tratara de encontrar claridad en su propia mente. Sus manos se cerraron en puños y luego se relajaron.

—No es lo que pienso —dijo finalmente, girando para enfrentarla de nuevo—. Es lo que necesito saber.

—¿Por qué? —Mariana se levantó también, enfrentándolo con el orgullo propio de su sangre noble—. ¿Acaso cambiaría algo?

Nasser entrecerró los ojos, evaluando sus palabras.

—Sí —admitió sin rodeos—. Cambiaría todo.

El corazón de Mariana se detuvo por un segundo.

—No he estado con nadie más, Nasser —dijo con firmeza—. Mi honor es tan intachable como el tuyo.

Él la observó en busca de la verdad en sus ojos, y lo que vio allí pareció calmarlo, aunque no del todo.

— ¿Por qué haces esta pregunta en nuestra noche de bodas? ¿Qué es lo que debo saber?

Nasser pasó una mano por su rostro, como si la batalla interna en su mente estuviera consumiéndolo. Luego, con un tono más bajo, más sombrío, finalmente dijo:

—¿Cómo esperas que no tenga dudas?.

— Es por lo que paso con mi hermana —su voz tembló, pero no de miedo, sino de rabia contenida—. Mírame, Nasser.

Nasser apretó la mandíbula, pero no dijo nada.

— Supongo es comprensible. ¿ Como puedo olvidarme de tus hermanas? —continuó Nasser, con una amarga sonrisa—. La falta de moral que tienen es increíble, pero claro, eso no parece importar. ¿Acaso su comportamiento no mancha el honor de tu familia?.

Los ojos de Mariana se nublaron. Nasser había tocado un punto sensible. El comportamiento de Rosse era reprochable y por comentarios que corrieron en el palacio era de público conocimiento que Constanza no era virgen cuando se caso.

—No compares —dijo con voz baja, pero firme—. Ellas son…

—¿Ellas son qué? —la interrumpió Nasser, cruzándose de brazos—. ¿Intocables? ¿Libres de hacer lo que quieran mientras los demas debo demostrar que somos dignos?

Nasser dio un paso hacia ella, su mirada ardiendo con emociones encontradas.

—Este no es el momento para hablar de mis hermanas exclamó Mariana.

—No, claro que no , Nasser soltó una risa sin alegría—. Porque hablar de la hipocresía de tu familia no conviene.

Mariana inspiró hondo, intentando contenerse.

—No te casaste con mis hermanas. Te casaste conmigo —dijo finalmente.—Empieza a tratarme como tu esposa, no como una sospechosa —Mariana lo enfrentó con una mirada firme—.

Nasser dio un paso más, acortando la distancia entre ellos. Sus manos, firmes pero cuidadosas, se posaron en los hombros de Mariana, deslizando lentamente los broches que sujetaban su vestido. – Esto es lo que se dice de mi esposa exclamó Nasser entregándole el papel arrugado. Mi familia lo leyó, por eso mi madre estaba disgustada.

Mariana sintió su respiración volverse errática. No sabía si era por la cercanía de su esposo o por la mezcla de emociones que la sacudían: rabia, incertidumbre… y algo más profundo, más peligroso.

—¿Qué estás haciendo? —su voz sonó más suave de lo que pretendía.

—Lo que debo hacer —susurró Nasser, sin apartar la mirada de la suya.

El vestido comenzó a deslizarse por su cuerpo, la fina tela de seda resbalando con un murmullo apenas perceptible. Mariana sintió la piel erizarse, pero no apartó la mirada de su esposo. Si quería verla vulnerable, si quería demostrar su autoridad sobre ella.

— No puedo exclamó Mariana.

Nasser se detuvo un segundo. Sus dedos aún descansaban en la tela de su vestido, pero su expresión cambió. La dureza en su rostro pareció suavizarse por un instante, como si las palabras de Mariana lo hubieran tocado de una manera inesperada.

Nasser exhaló despacio, sus manos aún sobre ella. Luego, inclinó el rostro hasta que su aliento rozó la piel de su cuello.

— No puedo repitió Mariana...

1
Carolina Acosta
no la mereces quien ama de verdad no pone en riesgo a su ser amado
Carolina Acosta
ha eso llamas amor el amor no es egoísta
Carolina Acosta
Mariana siempre llevando la delantera 😊😁
Carolina Acosta
empezaré la cuenta regresiva y pondré los marcadores
Carolina Acosta
Asher le mete al bruto pero no golpea mujeres
Mary Ramos
este capitulo estubo buenísimo.
Giovanna Vásquez Medina
Por Dios 🫢 me da pena Nasser❤️el sigue amando a Mariana ❤️esperó que descubran que fue él que puso la droga y todos los papeles que le mandaron a Nasser está en forma incorrecta preso de por vida 😍❤️ es injusto la verdad
Gracias 😌 querida escritora Eliza Márquez 😍 por actualizar 😌 sigamos apoyando con me gusta publicidad comentarios y regalos ☺️
Nella Reyes
Creo que Asher va a buscar a Nasser para saber lo que pasó realmente en el matrimonio con Mariana, para tratar de utilizar esa información a su favor.... y Nasser le va a contar la verdad y allí será el fin de Karem... autora nos dejas comiendo ansías
JOGXANDY BELLO
Asher el propio patan jejeje creo que me cae mejor neser y eso q aun esta preso !
Eliana Artigas
Me da tristeza que ninguno de su familia haya hecho algo para aclarar esa situación,. lo dejaron a su suerte en esa prisión
Eliana Artigas
Nasser que bueno que quieres llegar al fondo de la situación...
Eliana Artigas
Que triste lo que le pasó a Nasser,. su pecado fue no hablar a tiempo y despejar las dudas que tenía sobre Mariana,. y pues lo agresivo que se puso fue por la droga
Eliana Artigas
Ya empezó mal ... así no vas a ir al baile Asher
Eliana Artigas
Y el ni corto ni perezoso hará tal cual le estás pidiendo
Eliana Artigas
Egoísta!
Eliana Artigas
Para una ardua noche de bodas debes estar en abstinencia primero por 6 meses y eso para poder llegar al altar, después quien sabe cuánto más tardarás para tocar a Mariana
Gonzales Javi
Asher naciste idiota o te volviste idiota😡😡😡😡😡
Betty Saavedra Alvarado
Nasser muy tarde te diste de tu error y de la trampa que fuiste víctima Mariana Asher será tu esposo lo desees o no
Yasmin Machado
En esas cárceles como que no han llegado los DDHH
Maria Heidi Arias Alvarado
Asher recuerda, azotes en la puerta del palacio por infidelidad y tú cuñado mismo te los dará, yo de ti averiguaría que le pasó al anterior que intentó mancillar a su hermanita....
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