Hielo Y Fuego

Hielo y Fuego. 

Elsa Elena Isasa 

Capítulo 15. El Adiós. 

Victoria trabajaba automáticamente. Se volvió así,  en esa semana después del viernes que esperó a Luka él no vino ni avisó su ausencia. 

El frío regresó a ella después de que llamaba  por teléfono y él no respondía o colgaba. 

Continuamente le corrían lágrimas inexplicables de los ojos. Lágrimas saladas y heladas. 

 Sabía que lo que pasaba con su novio no era normal. Algo muy grave había ocurrido  y tenía que ver con su visita a Italia a su madre Samira Donato. 

En el trabajo llegó un arquitecto nuevo. Quizás por el aviso que Vicky hizo a su jefe Facundo, de  renunciar a su trabajo apenas terminara el primer contrato. Eso llevó a la empresa a  contratar un personal que en el futuro la reemplazaria. 

El hombre era uno de mediana edad. Quizás unos 40 años. La seguía en todos lados. El jefe le había dicho que quería que aprenda su tarea y cuando ella parta siga implementando sus diseños. 

Victoria trabajaba mucho y trataba de enterrarse en planos y mejoras que le hagan olvidar a Luka. 

Su devastación personal interna la guardaba cerrada  en su interior sin contarle a nadie su dolor.

 Había vuelto la mujer de hielo. Una mujer que hablaba poco y lo preciso buscando que su dolor no se note en el contacto con sus compañeros. 

No quería ir a su departamento sola. Luis era el único que se había dado cuenta de su tristeza. Eso era. Tristeza. Y la acompañaba callado muchas veces. 

Volvía del Country y se dedicaba a Grace. Solo tarde de la noche llegaba a dormir agotada y destruida emocionalmente. 

Luis llegaba a veces bastante tarde y tomaban una copa juntos. 

El nuevo fin de semana se acercaba y estaba casi segura que tampoco tendría la visita de su prometido. Porque eso era Luka Donato. Le había dado un anillo y pedido en matrimonio. Había visitado a su familia y era parte de su historia. Y ahora huía de ella. 

Ella no podía entenderlo hasta que su tía le contó de la charla telefónica que tuvo con Luka. 

El ya sabía que no tenía padres. Que la gente que la cuidó como tal hasta los cuatro años no tenía nada que ver con su historia real. 

Analizando los hechos supo que allí había empezado todo. 

Dos hechos marcaron el cambio de Luka. 

Conocer que era una huérfana raptada sin padres ni historia. Y las palabras de la madre de Luka de querer conocerla para darle su bendición. 

Pero la vieja Victoria, había perdido el calor del amor que por un tiempo había incendiado su corazón. Ahora volvía a ser racional y distante. Con todo y con todos. Perfecta en su trabajo. 

Después de algunos días él la llamaba. Lo escuchaba respirar en el celular pero no hablaba. No decía palabra alguna. Ese hombre que le hablaba de amor y le juraba que no podía vivir sin ella, estaba mudo del otro lado de la línea. 

Ella tampoco hablaba al principio hasta que un día le dijo. 

,-- Si no tienes nada que decir Luka. Cuelga y no vuelvas a llamarme. 

El segundo fin de semana decidió enfrentarlo. 

Llegó a la capital en avión y cambió su ropa en un baño del aeropuerto. Un auto la llevó al casino Gold con vestido de fiesta. Ya no era la joven que corrió un día a salvar a su primo. Era la mujer herida en sus sentimientos. 

Estaba muy bella y perfecta esa noche 

– Luka. Recuerdas a la chica : Victoria Cesare que vino a pagar la deuda de su hermano. Quiere verte. Está aquí. 

– Dile a Alicia que venga y tráeme una botella de whisky. 

Victoria tenía el cabello largo peinado hacia atrás y un vestido largo de fiesta. Tacos muy altos. En su mano lucía su anillo de diamante. No podía estar más hermosa ni más perfecta.  Parecía no tener prisa. Tomó una copa y habló con Rubén que la miraba extrañado. Incluso se acercó a la ruleta y jugo unas fichas. Y ganó. Cambio su ganancia por dinero y luego se dirigió al escritorio donde una vez, suplicó a Luka por su primo. Donde una vez él le había besado por primera vez. 

Tocó a la puerta y escuchó la voz tan amada invitándole a pasar. 

– Luka. ¿Cómo estás?- dijo mirando a la chica sentada en su regazo que parecía asustada. 

– Bien Victoria. Quería ir a hablar contigo pero necesité un tiempo. -

– Claro. – respondió– necesitabas tiempo para terminar lo nuestro¿. Eso es así verdad?

– No podemos ser novios. Necesitaba tiempo para decírtelo. – habló despacio mientras se tomaba otra copa más de whisky. 

– Es fácil decir que lo nuestro no funcionaba. Y sé por qué Luka. Sé dónde está el problema. Tu madre no deja que te cases con una mujer sin títulos ni apellidos ni dinero. ¿Verdad?  Porque no me convenceras que me has abandonado por esta chica que está en tu regazo. -

– En algo tienes razón. Alice es mí secretaria. – dijo murmurando caóticamente debido al alcohol que había tomado y seguía tomando. - pero lo que pasó Victoria es algo más complejo..si.  Jodidamente complejo…yo..yo.. te lo explicaré algún día…

– No te esfuerces. No vale la pena Luka. Todo está dicho. Y no vuelvas a cruzarte conmigo. Espero de corazón que tengas una buena vida. - 

– Vicky. No te vayas. ¡Estás tan hermosa.! Ven aquí hermana y dame un beso en la mejilla-

– Adiós Luka. Estás borracho. Cuídate. 

Cuando salió del escritorio escuchó que él gritaba su nombre.  

Victoria camino al despacho de la gerencia. Abrió la puerta sin golpear. Allí estaba Rubén mirándola asombrado. Se sacó el anillo del dedo y se lo entregó al gerente. 

– Toma. Entregale a tu jefe. Y llévale al médico. Tendrá un coma etílico. Adiós Rubén.- dijo y se retiró. 

– Señorita Victoria. De que se trata este anillo. – dijo Rubén detrás de ella. 

– Es una joya que el señor Donato me encargó para su madre. - respondió mintiendo. 

El frío del parque del Casino Gold inundó de paz su alma atormentada. Así como estaba, un taxi la llevó al aeropuerto. La gente la miraba vestida de noche y sentada en la sala de espera de la aeronave. 

Caminó a la casilla de su ropa y se cambió en el baño. Sobre el inodoro quedó su vestido de fiesta. Una prenda que salió mucho dinero. 

Victoria ni siquiera la miró. 

Desprenderse de un diamante y un vestido costoso era también renunciar a una vida que nunca sería suya.

Ella nunca sería una princesa. Era una mujer rota con hielo en su corazón.