En este mundo puedes elegir dos cosas, ser un super héroe o una persona normal. Toda la población de la humanidad tiene por lo menos un poder, pero en el siglo XXI nace una persona que cambia por completo la humanidad y el planeta.
NovelToon tiene autorización de Juan Pablo Saavedra para publicar esa obra, el contenido del mismo representa el punto de vista del autor, y no el de NovelToon.
El despertar de un nuevo poder
—¿Qué está pasando aquí? —preguntó, preocupada Figueroa.
—Ese maldito lo atacó sin piedad —contestó Nicole, llena de rabia.
—Y lo volveré a hacer —dijo Brayan, levantando una esfera de luz y avanzando hacia ellos.
—¡NO! —gritó Junior, lanzándose con un cabezazo para detenerlo.
—¡Junior, no! —le dijo Nicole.
—Esto es entre él y yo. No quiero que nadie más salga lastimado, por favor, déjenme hacerlo solo —dijo Junior, mirando a sus amigos con determinación.
Junior se lanzó contra Brayan, golpeándolo con todas sus fuerzas, aunque sus movimientos eran ya más lentos y débiles. Sin embargo, Brayan, aún lleno de energía, lo tomó del cuello y le dio varios golpes en el estómago, que hicieron que Junior escupiera sangre. Brayan lo arrastró lejos del grupo y comenzó a golpearlo brutalmente contra el suelo, dejando un rastro de sangre mientras lo llevaba hacia un edificio cercano. Con un violento empujón, lo estrelló contra la pared, sosteniéndolo por el cuello.
—Sabía que no eras la gran cosa —se burló Brayan, sonriendo con desdén.
—Cállate… Tú ya no eres un héroe —le respondió Junior, escupiendo sangre en su rostro.
—¿Crees que eso me importa? —replicó Brayan, apretando su agarre en el cuello de Junior—. Si te mato, ¿quién va a detenerme? Inventaré algo. Tal vez diga que te volviste loco y me atacaste, y no tuve otra opción que matarte.
Junior apenas podía respirar, pero logró responder con un hilo de voz:
—No funcionará… Todos lo han visto. Mi familia y amigos saben lo que estás haciendo…
—No dirán nada —dijo Brayan, sonriendo de manera siniestra—. Después de matarte, también los mataré a todos.
—No te atreverías… —dijo Junior, mientras sus ojos comenzaban a brillar con pequeños rayos de energía.
—Oh, sí, me atrevería. ¡Jajajaja! —Brayan soltó una carcajada mientras apretaba aún más el cuello de Junior, que ya empezaba a ver borroso.
Junior, en su última muestra de fuerza, le dio un cabezazo en la cara que hizo sangrar la nariz de Brayan.
La pelea parecía volverse cada vez más desesperada para Junior, quien apenas podía mantenerse en pie. Pero en su mirada se veía la determinación de alguien que no iba a rendirse sin luchar hasta el último aliento.
Brayan, enfurecido, arrastró a Junior hasta estrellarlo contra el edificio y lo lanzó al suelo con desprecio. Junior quedó inconsciente; estaba agotado, al borde del colapso. Brayan reía con crueldad, disfrutando de su aparente victoria, cuando de repente aparecieron Nicole y sus amigos.
—¡Junior! —exclamó Nicole, con lágrimas en los ojos al verlo tan lastimado.
—¡Detente ya! —le exigió Figueroa, con valentía.
—¿Por qué siempre es él? —espetó Brayan, lanzándoles una mirada desafiante—. ¿No ven que es solo un niño inútil que apenas despertó cuatro poderes? Y ni siquiera sabe usarlos bien.
—¡No es ningún inútil! —respondió Ome con firmeza.
—Es un chico bueno y muy gentil —bramó Karoth, decidida a defender a Junior.
—Es alguien que daría cualquier cosa por proteger a quienes ama —añadió Daniela.
—Es el mejor —dijo Isabela, alzando la voz.
Brayan los miró, desconcertado.
—¿Y quién es él para ustedes? ¡Contesten! —insistió, con un tono de burla.
—Es mi primo —dijo Nicole.
—Mi cuñado —añadió Ome.
—Nuestro amigo —respondieron las demás.
Para Brayan, esas palabras no tenían sentido. Pero de pronto, un destello brillante iluminó el lugar. Eran relámpagos azules que emanaban del cuerpo de Junior, quien se levantó con una fuerza renovada, como si nunca hubiera estado herido. Todos observaron asombrados: el resplandor se disipó, y pudieron ver a Junior rodeado de rayos azules. Sus ojos ahora brillaban de un blanco intenso, y su cabello se movía con una energía sobrenatural.
—¿Junior? —preguntó Nicole, atónita y asustada.
Junior la miró, y en sus ojos se reflejaba una fuerza desconocida y poderosa. Luego, giró hacia Brayan, con una mirada cargada de odio y desprecio. Brayan intentó mantener la calma, pero en el fondo estaba aterrado. Apenas parpadeó, y Junior ya estaba frente a él, lanzándole una serie de golpes a una velocidad imposible de seguir. Se movía como un rayo, tan rápido que sus amigos solo alcanzaban a ver destellos azules.
Brayan trataba de defenderse, pero cada ataque de Junior lo desorientaba más. Junior lo golpeaba desde todos los ángulos, y la potencia de sus golpes era devastadora. Brayan comenzó a escupir sangre; en medio de la furia, Junior le arrancó el brazo de un tirón y lo sujetó por el cuello, luego comenzó a estrellarlo contra el suelo varias veces, hasta dejar un charco de sangre en el piso.
Junior lo levantó nuevamente, sin piedad, y continuó golpeándolo hasta dejarlo sin dientes. Brayan intentó elevarse para escapar, pero Junior lo interceptó en el aire, lanzándole una patada a la cabeza y un rodillazo en el estómago que lo hizo caer pesadamente al suelo. El cuerpo de Brayan estaba destrozado, vomitaba sangre. Junior le dio una patada en el hombro y le fracturó el hueso con un crujido que todos pudieron escuchar. Agarrándolo del cuello una vez más, lo estrelló contra una pared y levantó ambas manos, lanzándole una descarga eléctrica directa.
Brayan gritaba de dolor, sus gritos resonando por todo el lugar. Junior aumentó la potencia de la descarga, y el cuerpo de Brayan comenzó a arder. La escena era brutal; todos vieron cómo Brayan empezaba a quemarse, hasta que finalmente, su cuerpo explotó en mil pedazos, desapareciendo por completo. Junior lo había matado, sin dejar rastro.
El resplandor alrededor de Junior comenzó a desvanecerse; los rayos se disiparon, y sus ojos volvieron a ser de color café. Apenas recobró su apariencia habitual, se desplomó en el suelo, inconsciente. Sus amigos se acercaron, impactados por la brutalidad de la pelea. No solo habían presenciado la transformación de Junior, algo muy inusual en el mundo heroico, además, entendieron que había algo especial en él, algo que lo hacía único.
Al día siguiente
La noticia de la muerte del Señor Luz se extendió rápidamente. Algunos de sus seguidores dejaron de idolatrarlo, mientras que otros negaban los hechos y culpaban a Junior. Sin embargo, él no prestaba atención a los rumores. Nicole, Ome y sus amigas decidieron no contar detalles de cómo había muerto el Señor Luz, aunque tenían muchas preguntas sobre lo que le había pasado a Junior.
Al regresar a la Academia, era momento de saber quiénes habían aprobado el año. Algunos estudiantes miraban a Junior con desconfianza; los seguidores del Señor Luz lo llamaban asesino y rechazaban su versión de los hechos, pero sus amigos lo apoyaban. Finalmente, llegó el momento de los resultados, y el profesor Rubén comenzó a anunciar los nombres.
—Borquez, Penagos y Perdomo. Estos chicos no aprobaron el año. El resto, felicidades por pasar.
Junior, aliviado, fue a reunirse con Nicole y sus amigos, quienes también habían aprobado. Celebraron su logro, sabiendo que solo les quedaban dos años más en la Academia antes de convertirse en héroes. Decidieron festejar y disfrutar de sus vacaciones de cuatro meses antes de comenzar el siguiente curso.
Varios meses después
Durante Navidad, Junior viajó para pasar las fiestas con la familia de su padre. Entre risas y brindis, vio a lo lejos a una chica de cabello rubio y lacio, de una estatura similar a la de Nicole. Al reconocerla, sintió una mezcla de tristeza y nostalgia: era Valentina, la chica que había despertado su poder a los trece años. Intentó evitarla, pero su madre insistió en que le diera un abrazo.
Cuando se abrazaron, ambos sintieron algo especial, un vínculo que había quedado suspendido en el tiempo. Aprovecharon el momento para intercambiar unas palabras.
—Hola —dijo Junior, con una sonrisa tímida.
—Hola —respondió Valentina, sonriendo también.
—¿Cómo has estado? ¿Pasaste a once?
—Sí, ¿y tú? ¿Pasaste a décimo?
—Sí.
—Quién lo diría… que te volverías como yo.
—Sí, supongo que sí.
—Espero que disfrutes esta noche, Junior.
—Gracias. Tú también.
—Una última cosa… no le digas a nadie que nos conocemos. Mucho menos que fuimos novios.
—¿Por qué? Nunca entendí.
—No quiero problemas con los reporteros.
—Entiendo. Bueno… me alegra haberte visto.
—Igual, Junior. Cuídate.
Después del breve encuentro, se despidieron, y Junior pasó el resto de la noche pensando en ella. Sabía que seguía sintiendo algo, aunque entendía que ella había seguido adelante. Mientras observaba el cielo iluminado por los fuegos artificiales, se preguntó qué desafíos le deparaba el futuro, y qué tipo de héroe llegaría a ser en sus últimos dos años en la Academia. Con una mezcla de emoción y temor, Junior se preparó mentalmente para el próximo reto que la vida le tenía reservado.