son amigos de la infancia se quieren como hermanos pero ella siente algo más que una amistad ¿un amor no correspondido por él?
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capitulo 11 conflictos internos
El sol de la mañana se filtraba suavemente a través de las grandes ventanas de la mansión de Axel, iluminando el salón con una luz cálida y reconfortante. Amelia, ya acostumbrada a la tranquilidad de aquel lugar, se sentó en el sillón, con una taza de café en las manos. Aunque aún no se sentía completamente en paz con su nueva vida, había algo dentro de ella que la hacía sonreír. El día anterior, después de la profunda conversación con Axel, se sentía más cercana a él, más conectada. Sin embargo, no podía evitar la sensación de que algo estaba cambiando, algo que no comprendía del todo.
Axel había sido un pilar en su vida, pero ahora, con su nueva perspectiva sobre él, comenzaba a preguntarse si ella misma había comenzado a sentir algo más por él. Esa sensación estaba allí, oculta, en un rincón de su corazón, pero había algo que la frenaba. Tal vez era la confusión de lo que había sucedido con Stiven, o tal vez simplemente necesitaba más tiempo para entender lo que realmente sentía.
Axel entró en la sala, interrumpiendo sus pensamientos. Se veía cansado, como si la noche le hubiera costado más de lo habitual. Cuando la vio, su rostro se iluminó con una sonrisa, pero Amelia notó que había algo en sus ojos, algo que no estaba del todo bien. Él no dijo nada de inmediato, simplemente caminó hacia el sofá y se dejó caer junto a ella.
— ¿Todo bien? — preguntó Amelia, observando sus facciones tensas.
Axel suspiró, pasando una mano por su cabello desordenado, como si estuviera buscando las palabras correctas para decir.
— He estado pensando mucho últimamente... — empezó, mirando al frente, como si estuviera intentando ordenar sus pensamientos. — Y hay algo que quiero preguntarte.
Amelia lo miró de cerca, sorprendida. No estaba acostumbrada a ver a Axel tan serio, tan pensativo. Aunque él solía ser un chico confiado y lleno de energía, había algo en su postura que delataba inseguridad, algo que no había visto antes.
— Claro, dime — dijo ella, poniendo la taza en la mesa frente a ella y dándole toda su atención.
Axel la miró directamente a los ojos, pero, por un momento, pareció vacilar. Como si algo lo estuviera reteniendo, como si la respuesta que buscaba fuera más difícil de lo que imaginaba.
— Amelia... — comenzó, su voz un poco más grave. — ¿Alguna vez te has dado cuenta de lo que realmente siento por ti?
Amelia se quedó en silencio. Esa era una pregunta que no esperaba. Por un momento, sus pensamientos se detuvieron, y su corazón empezó a latir un poco más rápido. No sabía cómo responderle, no porque no lo supiera, sino porque había tantas cosas no resueltas en su vida.
Axel continuó, sin darse cuenta de la tormenta que acababa de desatar en el corazón de Amelia.
— Me he dado cuenta de que te he dejado entrar en mi vida de una manera que no hice con nadie más. Lo que siento por ti... es diferente, y no sé cómo manejarlo. Pensé que ya lo tenía todo claro, pero ahora, después de todo lo que hemos vivido, me doy cuenta de que me haces pensar de otra manera. De alguna forma, ya no puedo imaginarme sin ti cerca.
Amelia sintió cómo el nudo en su estómago se apretaba más fuerte. Las palabras de Axel la hacían sentirse especial, y aunque había algo en su pecho que deseaba corresponder a esos sentimientos, había una sombra en su corazón que la frenaba.
Axel, al ver que ella no respondía de inmediato, comenzó a morderse el labio inferior. Podía sentir la tensión en el aire, como si todo estuviera por desmoronarse.
— Si tú no sientes lo mismo, lo entenderé — dijo él, con una risa nerviosa, tratando de restarle importancia al tema. — Pero, por favor, sé honesta conmigo.
Amelia tragó saliva, mirando las manos de Axel, que ahora descansaban tensas sobre sus rodillas. No podía mentir, no a él, que siempre había sido tan directo con ella. Tenía que decir la verdad, aunque le doliera.
— Axel... — empezó, con la voz suave pero firme. — Lo que siento por ti... es complicado. Estuve muy enamorada de Stiven durante mucho tiempo, y aunque las cosas entre nosotros hayan cambiado, una parte de mí todavía guarda esos sentimientos. Es difícil para mí dejar ir todo lo que sentía por él, a pesar de que me hizo daño.
Axel se quedó en silencio, su rostro congelado en una expresión que Amelia no podía descifrar. Ella continuó, viendo cómo sus palabras lo golpeaban.
— No sé si estoy lista para algo más. No quiero que pienses que te veo como un amigo porque... en parte, me doy cuenta de que tengo miedo. Miedo a que todo se repita. Miedo a que alguien más me lastime.
Las palabras de Amelia resonaron en el aire entre ellos, como un eco, y Axel sintió un dolor punzante en el pecho. Había algo en sus palabras que lo dejó vulnerable, expuesto. Lo que temía que sucediera, al final, ocurrió. Amelia no sentía lo mismo por él, al menos no de la misma manera.
Aunque ella no lo dijo en esos términos, él sabía que había algo que la detenía, algo relacionado con Stiven, algo que aún no se había sanado. Pero lo que más le dolió no fue solo la confesión, sino el hecho de que, aunque Amelia le había confiado sus sentimientos, ella no estaba lista para corresponderle de la misma manera.
Axel intentó esconder su decepción, pero no pudo evitarlo. Miró hacia el suelo y luego suspiró, tomándose un momento para procesar lo que acababa de escuchar. Cuando levantó la vista, sus ojos ya no reflejaban la misma intensidad que antes. Había algo de tristeza, algo de resignación.
— No tienes que decirme lo que no sientes, Amelia. Ya lo sé — dijo, con una sonrisa forzada, tratando de disimular el dolor. — Yo solo... quería que supieras lo que significas para mí. Pero entiendo que todo esto es más complicado de lo que pensaba.
Amelia, al ver la expresión de Axel, sintió una punzada de culpabilidad. Quería abrazarlo, consolarlo, pero sabía que no podía, no de la manera en que él lo necesitaba. Se levantó lentamente y caminó hacia él, poniendo una mano en su hombro.
— Axel, no es que no me importe. Es solo que tengo que procesar todo esto. Estuve tan atrapada en lo que sentía por Stiven que me olvidé de lo que realmente quiero para mí. No estoy lista para comenzar algo con nadie, pero no quiero que pienses que no me importas, porque sí lo haces.
Axel la miró, y por un momento, sus ojos brillaron con una emoción difícil de leer. Aunque no había palabras suficientes para expresar lo que sentía, ambos sabían que este era un punto de inflexión en su relación. Algo estaba cambiando, y aunque ninguno de los dos sabía exactamente qué depararía el futuro, ambos entendían que el camino hacia la aceptación de sus propios sentimientos no sería fácil.
paso una semana y Amelia paso el fin de semana con Axel