4 jóvenes mexicanos emprenden un viaje a un municipio de Alemania en busca de nuevas aventuras, paisajes nuevos para capturar y experiencias para contar, lo que no imaginaban era vivir una una aventura que jamás olvidarían, para su mala suerte será en un mundo completamente desconocido lleno de criaturas gigantes y plantas inimaginables que los acecharán,en este nuevo mundo tendrán que luchar por mantenerse a salvo entre tantos peligros y encontrar la manera de volver a casa.
¿Lograrán Sobrevivir?
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Capitulo 13
El camino se volvió tranquilo, aunque La frustración seguía en ellos, esa era la respuesta emocional que estaban experimentando ellos, al no obtener el deseo de salir de ahí, sintiendo esa necesidad de llegar rápido y no lograban satisfacerlo; entonces ya la ira, molestia y decepción, se apoderaba de ellos. Un estado de vacío no saciado, y mientras mayor se hacía la barrera a su deseo, mayor será la frustración resultante. Prácticamente, no sabían a qué dirección iban, los árboles no dejaban que ellos pudieran observar en qué posición estaban las estatuas gigantes.
Todas esas carreras los tenían al borde de la locura, cambiando la dirección del camino por correr sin saber a dónde. Sus mentes empezaban a entrar en un proceso más fuerte y si no hacían algo, sería peor para ellos.
—Chicos, sé que están cansados, como yo lo estoy, pero no podemos darnos por vencido— Les hablo winder, viendo sus rostros desanimados.
—Busquemos otro lugar por donde ir y ver mejor— pidió Alicia.
—¿Y si cruzamos el río? — Sugirió Gabriel.
—Eso estaba por decir yo, pero no quiero ser la culpable de nada— agregó Renata.
—Bien, Puede ser una buena idea, tal vez estemos cerca de aquel lado— respondió Winder.
—¿Tú que dices, Ali?— Interrogó Gabriel.
—A este punto, yo no espero que nada nos salga, hasta que no salgamos de aquí— respondió muy sincera Alicia, ya estaba clara que el camino estaba lleno de trampas que debían superar.
Sin decir una palabra, caminaron hacia el Río, por lo más seco posible, agarrados de manos, y así la corriente no los intentará arrastrar.
Disfrutando del agua que mojaban sus pies, cruzaron sin ningún problema, Winder delante de ellos como buen guía, buscando en todos lados por si algún peligro aparecía y les tocaba correr nuevamente. Se adentraron más y todo estaba en silencio, el sol se escabullía entre las hojas de los árboles, el sonido de los insectos le daba un toque misterioso.
—Esto parece un bosque aterrador— Dijo Alicia.
—Yo no dejo de sorprenderme de este lugar, es como si estuviésemos en un mundo extraño, con planetas extraños— murmuraba Gabriel.
—No veo nada claro, donde podamos ver las estatuas— agregó Renata en un susurro.
—¿¡Pueden dejar de murmurar y susurrar!?— exclamó Renata.
—No levantes la vos bebé...—
—¡Chicos!— susurró aterrada Alicia, señalando lo que estaba detrás de Renata y Gabriel.
—No se muevan— susurró Winder, acercándose más a los chicos, tratando de que retrocedieran al lado contrario.
—¡Que es!— exclamó Renata, asustada, despertando a la gigantesca planta carnívora en su totalidad.
—¡CORRAN!— Grito Winder, a toda velocidad se regresaron, pero jamás pensaron ver algo peor, no sabían ni que era lo que se interpuso en su camino.
Quedando paralizados, viendo cómo una gigante planta rana se les acercaba con la boca abierta.
Su sorpresa era grande, al ver que no tenía ojos, solo caminaba y caminaba hacia ellos, con tantas ganas de comérselos.
—¿Qué hacemos?— susurró Alicia. Winder veía a todos lados buscando una salida o terminarían tragados por esa aterradora planta rana carnívora.
—Corran sin detenerse, chicos, yo la voy a distraer— anuncio winder.
—Noooo, bebé, ¿estás loco?— reclamo Renata.
—Vamos ya, Winder estará bien— le hablo Gabriel, halándola hacia él, junto a Alicia.
—¡CORRAN!— Les grito Winder, eso, logro que la planta rana se fuera detrás de él y así los chicos regresarán al río.
Winder corría en varias direcciones, cansado y asustado, la rana cada vez más se acercaba a él, sus dientes afilados sonaban aterrador.
Las chicas se comían las mugrosas uñas de la desesperación por no ver a Winder salir de ese bosque aterrador. Renata lloraba y lloraba, sin ver nada de gritos o que su novio saliera de una vez por todas.
Mientras Winder seguía corría dejando a la rana planta en desventaja, hasta lograr perderla, sin esperar otra cosa peor, salio hacia el río, dando gracias a Dios.
—¡Amor!— exclamó Renata acercándose, besando su cara de la felicidad de verlo con bien.
—Ya bebé, estoy bien— le dijo con una sonrisa.
Gabriel también lo abrazo, mientras que Alicia estaba en estado de shock, procesando cada evento que habían pasado, eran todos diferentes, como si ese lugar estuviese divido en dos.
En una parte, criaturas que sí conocían y en ese lado, criaturas totalmente desconocidas, que jamás imaginaron verlas en sus vidas.
—¡ALI!— Gritaron los tres, llevaban minutos llamándola y ella no respondía.
—¿Por qué me gritan?— reclamo ella.
—Te estábamos hablando, beby, que debemos seguir ya— le dijo Gabriel.
—¿Qué estabas pensando? Ali.— interrogó Renata.
—¿Si se dan cuenta de que el río divide a dos lugares totalmente diferentes?— Indagó ella.
—Si se dan cuenta, hemos caminado y cruzado el río dos veces, empezamos por encontrar plantas carnívoras y pasamos a algo más conocido— explicaba ella.
—Y cruzamos y volvimos a las plantas carnívoras— agregó Winder entendiendo lo que trataba de decir Alicia.
—¿Entonces qué hacemos?— interrogó Gabriel.
—Debemos pensar y elegir, que camino nos llevaría hasta ese templo más rápido y con menos peligro—
—Si es así, estamos grave, no veo ninguno con menos peligro— murmuro Renata, obteniendo las miradas de sus amigos y novio.
—No dije nada malo y mucho menos una mentira— se defendió Renata de una.
—Bebe, desde ahora, declara que saldremos hoy mismo de aquí, sanos y salvos— le pidió Winder besando su frente.
—¿Entonces por donde seguimos?— pregunto Alicia.
—Cada uno señale por donde ir, quien tenga más voto, gana— anuncio winder.
—Ok, a las tres, todos señalamos, cuenta tu Gabriel— Pidió winder.
—3, 2, 1,—
—¡Por allá!— Exclamaron todos al mismo tiempo.
—Bien, me alegra que estemos de acuerdo, ahora crucemos nuevamente— hablo Winder.
—Sí, busquemos algo de comer, ya muero de hambre— agrego Gabriel.
Tomados de las manos, caminaron nuevamente al otro lado, en busca de algo que comer, que les diera la energia suficiente para seguir en dirección a esas estatuas gigantes, deseando no encontrarse con algún amigo peligroso, que los hiciera correr nuevamente.
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