Viktor Drago, un abogado de la mafia italiana de 38 años, ha dedicado su vida a mantener el control y el poder en su organización, así como a proteger a su apellido. Su visión del amor está limitada a la lealtad que debería tener y el vacío familiar, una vida llena de dolor y sin amor. Todo cambia cuando la conoce.
Liora, una colombiana de 20 años que busca un nuevo comienzo lejos de un pasado lleno de dolor, encuentra refugio y apoyo en Viktor. A pesar del miedo a involucrarse a un mundo nuevo, Liora se siente irresistiblemente atraída por Viktor, quien representa todo lo que siempre ha soñado.
¿Podrá su amor superar las pruebas y tribulaciones del mundo peligroso en el que viven? ¿O sucumbirán a las presiones y se rendirán?
NovelToon tiene autorización de Fer. para publicar essa obra, el contenido del mismo representa el punto de vista del autor, y no el de NovelToon.
Parte 14
Viktor
Había huido para no estar cerca de Liora, pero esa mujer me volvía el mundo patas arriba. En lugar de aceptar mi distancia, de repente se convirtió en mi chat diario. Hablábamos durante horas sobre cualquier cosa. No sé en qué momento empezamos a mandarnos fotos, fotos de cómo estábamos vestidos o de lo que estábamos comiendo. Ella llenaba un vacío que no sabía que tenía, pero no podía permitir que se convirtiera en mi mujer.
Solo pensar en que pudiera ser mía me volvía loco, me hacía soñar con ella. Me distraía constantemente, incluso cuando esperaba mi turno para hablar en una audiencia.
—Dios —suspiré, viendo cómo había terminado este caso tan desastroso. ¿Cómo podían meter tanto dinero en una cuenta? Eran unos malditos monos que no pensaban con la cabeza de arriba.
—Un caso duro, ¿eh? —dijo el otro abogado. Yo era el principal, pero siempre era bueno contar con apoyo.
—Demasiado, pero bueno, lo sacamos adelante —ni siquiera estaba seguro de cómo habíamos convencido de que ese dinero iría a una fundación.
Mi celular empezó a sonar, era Dimitri. Lo ignoré, sabía que seguía en el país, pero en un apartamento que tenía para escapar de mi familia. El celular volvió a sonar, hice el mismo procedimiento, hasta que ya en la tercera llamada supe que era grave.
—¿Qué...?
—Maldita sea, Ángelo está aquí —esa frase me hizo correr del lugar y dirigirme al auto.
Ese maldito había vuelto al país. Pensé que seguía en Asia haciendo negocios. Siempre tenía esa maldita costumbre de visitar a la familia, para ver a mi madre, que era su tía. Maldita sea, odiaba cómo su miedo de que yo lo superara se había vuelto tan grande.
Por esa razón nos distanciamos en la universidad, porque él creía que yo quería su poder y su posición. Siempre nos comparaban, y él había nacido en cuna de oro, creyendo que podía mandar a cualquiera, que podía señalar y habría un estúpido que haría todo lo que él quisiera.
Sin embargo, llegó un momento en que la gente lo dejó de lado y se puso de mi lado, diciendo que yo era mucho mejor, que hasta podría borrar a los Corleone de la faz de la tierra. Eso no le agradó en absoluto, mucho menos a mi tío, quien de inmediato mandó a mis padres a silenciar las voces.
Así fue como terminé sin amigos o conocidos en la universidad, porque amenazaron con matar a quienes se acercaran demasiado a mí. Algunos no creyeron en esa amenaza y les dieron una golpiza brutal.
Eso solo aumentó el odio hacia los Corleone y el respeto hacia los Drago, los abogados del diablo. No sabía cómo definir todo ese dolor de las personas. Me alejé un tiempo para conseguir más clientes, y lo logré.
Quería estudiar derecho civil, para proteger a las personas, pero no podía hacerlo sin antes estudiar penal. Fue el infierno más grande estudiar algo que no me atraía, sin embargo, lo logré en menos tiempo del que se pensaba, y llamé la atención del tío.
Me puso en la cima y me permitió elegir mis clientes aparte de la mafia. Por fin sería el primer Drago que podría hacer lo que quisiera con su vida sin estar atado. Eso no le gustó mucho a mi primo, así que cada persona que se cruzaba en mi camino la quería destruir.
No sé cuándo había llegado a la mansión, pero estaba respirando, agitado cuando la vi a ella en el comedor, mirando un punto fijo, sin prestar atención a nada. Tenía esos ojos perdidos, como la primera vez que la conocí.
—Quiero casarme con Liora, será un negocio perfecto —escuché a Ángelo decir. Entré en la sala, mis padres se giraron a verme, mi madre trató de levantarse asustada porque sabía que había escuchado esa maldita conversación.
—No quiero —Suelta Liora, estaba mirando a mis padres como si estuviera loco.
—¿por qué? ¿Eres estéril? —Dios, la imagen de él haciéndole algo a ella se cruzó por mi cabeza y no iba a permitirlo. Liora negó con su cabeza —¿Tienes una enfermedad? —Cuando ella vuelve a negar con la cabeza, él se ríe y me mira —Serás de los Corleone.
Liora me mira, me mira con una desesperación loca en sus ojos. Mi mente se llena del deber de los Drago, pero también en mi necesidad como hombre, mi deber de quererla a ella, de hacerla mi mujer.
—Ella se casará conmigo —Le digo sin pensarlo dos veces, el rostro de Liora se ilumina y miento si no digo que hasta el de mis padres se pone de ese modo, felices por lo que acabo de anunciar, incluso mi hermano estaba satisfecho mientras alzaba el pulgar a lo lejos.
—¿Desde cuándo eso importa? Lo que un Corleone quiere, lo tiene —Ángelo no había dejado de ser arrogante, no importaba que tuviera casi 39 años, seguía siendo el mismo niño mimado que creía que podía agarrar lo que quisiera.
—Sí, pero el trato que hice con tu papá, no permite que agarres lo que es mi —Le digo recordando el negocio que había hecho con su padre, nunca se iba a romper y estaba totalmente asegurado.
—Ella no es tuya, lo sé —Me da una maldita sonrisa llena de burla, eso me hacía dar un coraje terrible.
Liora mueve la silla donde estaba sentada con fuerza, camina hacia mí, con toda la energía que tiene, sus ojos decididos y sus pasos firmes. Su vestido era hermoso, lleno de flores, con un fondo azul, mostraba sus musl*os gruesos que me hacía derretir; su pecho se veía tan grande, sus brazos que no eran delgados, pero que eso me gustaba aún más.
Cuando queda al frente, estira su mano, poniéndose de puntitas para darme un beso profundo, al principio quedo totalmente sorprendido. Me cuesta un poco saber que Liora, esa Liora me estaba besando, sin embargo, solo tardo unos segundos devolverle el beso, con mi mano en su nuca.
La escucho jadear y no puedo evitar ponerme dur*o, pero ella responde esa necesidad mía, porque se ubica para tapar como estaba, no paran nuestros besos, no paran en ningún momento hasta que siento como alguien carraspea intencionalmente para que nos separemos.
Yo quería hacer este momento eterno, sus labios eran la condena de cualquier hombre y ya no la quería entregar.
Es entretenida