Amor En Rojo

Karoly camina por el patio de la residencia real de Susumira en Rojo, está esperando al príncipe Carpio, quien había salido a una expedición con los oficiales y estaba cambiando sus ropas.

Lord Kevin se acercó a ella, le hizo una reverencia, ella lo quedó mirando algo serio.

- "Lamento profundamente haber confundido las cosas aquella noche, mi comportamiento fue reprochable. Sé que preparó la medicina que me ayudó a recuperarme, muchas gracias", dijo Lord Kevin con solemnidad.

- "Digamos que eso nunca pasó, no podré ser su amiga es bastante incómoda, pero tampoco me gustaría ser su enemiga", manifestó Karoly.

- "Agradezco su comprensión. Si va a seguir con mi primo no se rinda, nunca lo había dispuesto a todo por el amor de una mujer, y creo que solo usted podría traer la paz, que su atormentado corazón no lo deja", expresó Lord Kevin.

- "¿Atormentado corazón?", preguntó Karoly.

- "Si es la persona correcta lo descubrirá usted misma. Los oficiales y yo partiremos en un par de horas, espero volver a verla Lady Karoly y si es en la misma ciudad capital de Susumira sería mejor", dijo Lord Kevin, haciendo una referencia, luego se alejó.

En la puerta de la residencia Carpio y Kevin se dieron un apretón de manos, luego el príncipe heredero de Susumira se acercó con una espada en su mano.

- "La mandé hacer para el tamaño de tus manos, revisa la empuñadura", manifestó Carpio.

Karoly lo miró sorprendida, luego tomó la espada, aquella empuñadura quedó perfecta para su mano, sonrió emocionada, después de algunos movimientos con ella, la guardó y se colgó del cuello de Carpio.

- "Muy pocas personas logran entenderme, que tú seas una de ellas, es increíble", dijo Karoly para luego besarlo.

Ese beso fue más intenso que los que se habían estado dando durante esa semana, en que ella ha estado en aquella residencia, aprendiendo a mejorar las técnicas de peleas y haciendo lo que tanto le gustaba. Luego se apartó del príncipe, lo quedó mirando y sonrió.

- "Ya estoy lista para ir a recorrer la montaña y ver si podemos cazar para que los oficiales lleven la carne curada por los pueblos", dijo Karoly, vistiendo una armadura bastante peculiar.

...Karoly, preparada para cazar...

- "¿En verdad vas a usar eso?", preguntó Carpio.

- "¿Te molesta?, ¿No me veo linda?. Las armaduras comunes son muy pesadas, estaré bien lo prometo", dijo Karoly mirando fijamente a Carpio.

Carpio suspiró, sabía que tenía que escoger que batallas pelear con ella, era joven y obstinada, solo le hizo una seña para avanzar y ella emocionada lo siguió, estaba poniendo a prueba a ese príncipe a cada rato, ella disfrutaba de la libertad, y quería saber si el príncipe de Susumira no fuera un obstáculo.

Karoly en efecto era muy habilidosa con el arco y la flecha, después de todo el ducado de Husag tiene una herencia de sangre de arqueros expertos. Lograron cazar los animales a tiempo y los curaron para que los oficiales en su camino de retorno pudieran dejar en los pueblos de su camino.

Ya al atardecer la residencia real en Rojo se sentía muy vacía, doña Martha y un par de criadas eran las únicas que habían quedado.

Karoly estuvo buscando a Carpio y no lo encontraba, estaba por ingresar al despacho, cuando la presencia de doña Martha la detuvo.

- "Su Alteza Real no está, fue a la laguna, cuando tiene días ajetreados suele ir para relajarse", dijo doña Martha.

- "Iré a verlo", expresó Karoly.

- "Ya no demora en atardecer, además al príncipe no le gusta ser molestado", manifestó doña Martha.

- "Soportaré su gruñido no se preocupe", dijo Karoly y se fue corriendo.

Doña Martha sacudió su cabeza, definitivamente esa muchacha hacia lo que quería, se extrañaba que el príncipe no le haya puesto un límite, Su Alteza Real siempre fue muy susceptible a su espacio personal.

Karoly cuando llegó a la laguna no logró dividir a Carpio, le pareció extraño, pero de pronto lo vio emerger, fue inevitable que lo quedara mirando, como embobada, Carpio tenía un gesto adusto, pensando quien se había atrevido a ir a verlo, lo suavizó cuando se percató que era Karoly.

...Carpio en la laguna de los límites de la residencia real en Rojo...

- "Ya que estás ahí podrías alcanzarme algo para secarme, ¿o te vas a quedar ahí mirándome?", preguntó Carpio.

Karoly volvió en sí y se volteó, y respiró profundo, sentía que se había puesto completamente roja.

- "Si viniste solo, te metiste solo, puedes secarte solo", dijo Karoly nerviosamente.

- "Pensé que te gustaría hacerlo", expresó Carpio detrás, casi rozando el cuello de Karoly, ella expresó un sonido extraño, y se tapó la boca, no entendía lo que sucedía. Carpio solo sonrió.

Cuando regresaban a la residencia, Karoly estaba bastante callada, el príncipe tomó su mano y le sonrió; ella lo quedó mirando.

- "Debes pensar que soy una boba, creo saber lo que pasó ahí..., y...", expresó Karoly algo nerviosa.

- "No me pareces una boba, me pareces tierna, no voy a pedirte nada, tranquila", dijo Carpio.

- "No es que no quiera, solo que tengo miedo de hacerte daño, sé que nada te ha pasado con mis besos, ¿y si te pasa algo por intentar algo más?", expresó Karoly preocupada.

- "Karoly nada me va a pasar te lo aseguro, y no voy a negar que quisiera que hagamos el amor, pero entiendo que tu reino espera toda la formalidad y la pedida de mano, el pergamino de compromiso y..." manifestó Carpio cuando Karoly puso un dedo en sus labios para callarlo.

- "No te confundas, no pienso como la mayoría de mujeres de Fontana, y tú no eres un desecho de virtudes, para pensar que ya me quiero casar contigo, estoy enamorada de ti, te amo, pero sigues en prueba Rojito", dijo Karoly y siguió caminando a la casa, dejando a Carpio confundido.

Cuando Karoly ingresó a la residencia, Carpio la atrapó entre él y la pared, sus respiraciones agitadas se mezclaban, él no podía dejar de mirarla.

- "No deberías jugar con un hombre, tengo mis límites Karoly, te amo sinceramente, pero si tú quieres, creeme que puedo entrar en el juego", manifestó Carpio, refrenando su propio deseo al sentirla tan cerca.

- "No es jugar si se habla claro, y yo fui sincera. En Susumira difícilmente se casan vírgenes; no se preocupe no voy a pedir la reparación de la virtud perdida", dijo Karoly sin dejar de mirarlo.

Ambos se acercaron más para mezclarse en un beso invasivo, cómplice y sin freno, los cuerpos rozan, provocando sensaciones, las caricias se incrementan, las manos de Carpio han bajado por las caderas de Karoly, mientras ella acaricia la amplia espalda de Carpio; sin dejar de besarse apasionadamente, los toques se estaban volviendo más íntimos y algunos pequeños gemidos empezaron a aparecer.

El sonido de cosas cayéndose los obliga a separarse, doña Martha los mira sorprendida, Karoly está completamente avergonzada, verla completamente roja le causa gracia y Carpio solo sonríe.

- "Me alistaré para la cena, ¿qué ha preparado para hoy, doña Martha?, dijo Carpio sin inmutarse.

- "Tal vez deba cocinar usted su Alteza, esta vieja está cansada y hoy es día libre de las criadas", manifestó la señora Martha recogiendo las cosas y yéndose a su habitación algo molesta; Carpio jamás había hecho esas escenas en la sala principal de la casa.

- "Molestaste a la señora Martha", dijo Karoly.

- "¿Solo yo?, creo que tus manos y tus labios también estaban ocupados", refutó Carpio.

Karoly hizo un gesto de molestia y luego agachó la mirada.

- "Te amo", dijo Carpio tomando la mano de Karoly.

- "Yo también te amo", respondió Karoly con una sonrisa.

- "Si estás segura, haré especial esa primera vez, pero te arriesgas a no querer soltarte de mí", expresó Carpio con mirada pícara.

- "Nada orgulloso, Su Alteza", dijo Karoly volteando los ojos, sin atreverse a soltar a Carpio.

Ambos sonrieron después, esa noche prepararon la cena juntos, fue un momento divertido, con miradas cómplices y caricias pícaras.