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Estirpe Del Corazón

Estirpe Del Corazón

Status: En proceso
Genre:Romance / Amor tras matrimonio / Matrimonio arreglado
Popularitas:3.3k
Nilai: 5
nombre de autor: Perla Sofía García

En un reino deslumbrante, la princesa Ailén se encuentra atrapada entre el deber y el deseo. Casada con Elian, el príncipe de un corazón frío, descubre la traición en su matrimonio mientras su corazón se inclina hacia Kael, un hombre sin títulos pero de fervor inigualable. En un palacio lleno de intrigas y secretos, Ailén debe elegir entre mantener la estabilidad del reino y seguir el anhelo que desafía todas las normas.

NovelToon tiene autorización de Perla Sofía García para publicar esa obra, el contenido del mismo representa el punto de vista del autor, y no el de NovelToon.

Capitulo 10

El emperador, con su cabello blanco y ojos rojos, era una figura de autoridad casi inalcanzable. Su presencia imponía respeto y temor, un rey cuya mirada podía desmoronar más que cualquier decreto. Era una figura enigmática, una mezcla de majestuosidad y distancia que mantenía a todos a su alrededor en un estado constante de observación y obediencia.

A su lado, el príncipe heredero Alexander era la viva imagen de su padre. Con el cabello blanco y los ojos rojos del emperador, su aspecto imponente lo hacía destacar entre sus hermanos. Aunque su carácter era más accesible que el de su padre, el peso de su posición lo mantenía en una constante lucha entre el deber y el deseo personal.

Elian, mi esposo, compartía la misma apariencia que Alexander. Aunque había sido alguna vez un príncipe lleno de promesas y esperanzas, el tiempo y las circunstancias lo habían convertido en una sombra de lo que podía haber sido. Su cabello blanco y sus ojos rojos ahora parecían reflejar solo el vacío que había crecido entre nosotros.

La familia real no estaba compuesta solo por los príncipes. Las princesas, cada una con su propio carácter y apariencia, añadían al complejo entramado de relaciones del palacio.

La tercera princesa, Eloise, tenía el cabello negro como el de la emperatriz y los ojos rojos del emperador. Su presencia era tanto intrigante como distante, y su actitud a menudo era la de alguien que observaba desde las sombras, sin involucrarse demasiado en las disputas familiares.

Madeleine, la cuarta princesa, era una imagen de frialdad con su cabello blanco y ojos de un frío gris. Su aspecto etéreo encajaba perfectamente con su personalidad reservada y su tendencia a mantenerse alejada de las intrigas palaciegas.

Charlotte, la quinta princesa, compartía la apariencia de la emperatriz con su cabello negro y ojos grises. Aunque su apariencia era similar a la de su madre, su carácter era mucho menos imponente, y su presencia en la corte estaba marcada por una mezcla de desdén y resignación.

El sexto príncipe, Stefan, también tenía el cabello negro y los ojos grises de la emperatriz. Era uno de los más enigmáticos, y su comportamiento a menudo era difícil de descifrar. Las apariciones de Stefan en los eventos eran raras y siempre venían con un halo de misterio.

Finalmente, Heinrich, el último príncipe, era la viva imagen del emperador, con su cabello blanco y ojos rojos. Su energía y actitud vivaz contrastaban con el carácter más solemne de sus hermanos. Aunque a menudo parecía ser el más dinámico de los príncipes, su apariencia reflejaba una mezcla de expectación y presión por cumplir con las expectativas familiares.

La familia real, aunque unida por la sangre, estaba profundamente dividida por sus propios intereses y rivalidades. Las cenas y los eventos familiares eran una danza de sonrisas forzadas y palabras calculadas, una fachada de unidad que ocultaba las verdaderas tensiones.

En ese ambiente tenso y distanciado, era fácil sentirse como un peón en un juego de poder. El palacio, con sus paredes de mármol y sus lujosos salones, estaba lleno de secretos y resentimientos, y cada miembro de la familia real parecía estar atrapado en su propia esfera de influencia, sin posibilidad de acercarse verdaderamente a los demás.

Mientras me encontraba en uno de los pasillos del palacio, observando el ajetreo y la actividad que marcaba el ritmo de la vida real, no pude evitar sentirme un poco como una observadora externa en mi propia vida.

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La luz de la mañana entraba por los ventanales del palacio, proyectando un brillo dorado sobre los lujosos muebles y los tapices de seda. Sin embargo, para mí, el esplendor del palacio no podía ocultar la sombra que se había instalado en mi vida. La relación con Elian, una vez prometedora y llena de amor, se estaba desmoronando, y cada día parecía añadir una nueva grieta a lo que quedaba de nuestro matrimonio.

Esa mañana, al sentarme en el comedor, el ambiente se sentía particularmente pesado. Elian había llegado tarde, como era habitual, y se había sentado al final de la mesa sin siquiera dirigirme una mirada. La frialdad entre nosotros se hacía cada vez más palpable. Los sirvientes se movían en silencio a nuestro alrededor, conscientes de la tensión que envolvía la habitación.

Elian tomó un bocado de su desayuno con desgano. Sus ojos no se encontraban con los míos, y su actitud distante se había convertido en un lugar común en nuestras interacciones. Sabía que había algo más que solo indiferencia. Había un resentimiento latente, una acumulación de frustraciones que se estaban manifestando en cada uno de sus gestos y palabras.

Decidí romper el silencio, aunque mi voz sonaba tensa y temblorosa. “Elian, ¿podemos hablar sobre lo que está pasando entre nosotros? Me duele ver cómo nuestra relación ha llegado a este punto.”

Él levantó la vista lentamente, su expresión dura y sus ojos fríos. “¿De verdad crees que hay algo que podamos decir que cambie la situación? Lo nuestro es una farsa, Ailén. Un matrimonio sin propósito.”

Sus palabras me hirieron como dagas. Tragué saliva, sintiendo el nudo en mi garganta. “No entiendo por qué has llegado a este punto. ¿Qué hicimos mal? ¿Qué es lo que quieres de mí?”

Elian se rió sin humor, una risa amarga. “Lo que quiero es que te des cuenta de la verdad. Eres incapaz de darme un heredero, algo que debería ser natural para ti. Y ahora, a causa de tu infertilidad, me has puesto en una posición incómoda.”

Sus palabras me golpearon con una fuerza brutal. El dolor que sentí era abrumador, y el sentimiento de inutilidad que me había provocado era casi insoportable. Me tambaleé y me senté, mi mente nublada por la desesperación.

“¿Es esto lo que realmente piensas de mí? ¿Soy solo una carga para ti?” Mi voz se quebró, y las lágrimas comenzaron a asomar en mis ojos. “¿No ves que he intentado todo para ser una buena esposa?”

Elian se encogió de hombros, su rostro inmutable. “Las cosas no siempre son como las deseamos, Ailén. La realidad es que el matrimonio no ha sido lo que esperaba. Tal vez, al final, simplemente no éramos hechos el uno para el otro.”

El peso de sus palabras era casi tangible, y me sentí como si el suelo se estuviera abriendo bajo mis pies. Cada palabra de Elian parecía ser un recordatorio cruel de la distancia entre nosotros y de la vida que habíamos perdido.

Mientras paseaba sola por los jardines del palacio, sentí el vacío a mi alrededor como una manta pesada. Los colores vibrantes de las flores y el canto de los pájaros contrastaban dolorosamente con el dolor en mi corazón. El sol parecía brillar con una luz cruel, resaltando el contraste entre el esplendor exterior y la desolación interior.

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Jenny🌺🌺🌺
Ya quiero leer donde ella deja a su esposo y no este aguantando sus desplantes.merece ser feliz.
y que Elián se arrepienta de averla tratado mal.
y como en toda novela todo puede pasar,espero que ella tenga unos hijos hermosos.
y Elián sea que no puede dar hijos.
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