La Diabla

Ese día supe que necesitaba más entrenamiento, así que pedí permiso para usar el gimnasio privado que tenían, el cual resultó no tan privado, Nicolai y Jasha venían todos los días con 5 de sus amigos, pero yo era la única mujer.

Al principio me sentí incómoda, pero la semana siguiente parecía la hermana menor de todos, bueno hasta podría decir que era el diario íntimo de ellos.

Agradecía la confianza y el hacerme sentir como en casa, pero empecé a sentirme asfixiada. Tenía tanta protección en guardaespaldas, como sobre protección de mis amigos, y a decir verdad, vida social sin ellos no tenía.

Fueron pasando los meses e incluso los años, ya tenía 22 y la empresa de Nicolai haría una fiesta, donde muchas personas importantes irían.

Los señores Ivanov me consiguieron un vestido hermoso.

Estaba muy contenta, el vestido me quedaba bien y el maquillaje era sencillo, no me gusta estar muy cargada, el pelo fue totalmente suelto.

La fiesta comenzó y yo entre del brazo de Jasha, Nicolai como siempre con sus modelos y evitando más rumores, cosa que agradecía cada día.

Empezamos a saludar a muchas personas y los halagos no faltaron.

La sorpresa más grande, fue ver a él, a Alen, por lo que me dirigí hasta allí, yo sola.

—Hola ¿cómo estás?—saludé

—¡Santa María, Rubí estás hermosa!— me halagó sorprendido—Yo estoy bien ¿y tú?

—Gracias y me alegro mucho.— le sonreí

Escuchamos que alguien se aclaró la garganta y Alen volteo a ver quien era, él sonrió y obvio yo también, imaginé que no estaría sólo y deseaba de todo corazón que consiguiera alguien que lo amara de verdad.

—Amor, ven, te presentaré a mi amiga. Hace años no nos veíamos. Ella es Rubí, Rubí ella es mi esposa Eliana.— Nos presentó mientras abrazaba a la mujer.

—Un gusto Eliana, me alegro que hagas feliz a este hombre— le digo

Ella sólo me miraba y se le notaba lo celosa a kilómetros

—El gusto es mío, eres la primera amiga que conozco—dijo algo asqueada— ¿desde cuándo son cercanos?

Enseguida supe de su doble intención, creyó que fui más que su amiga, y le daría la razón

—Hace muchos años, yo tenía 18 y fui novia de su hermano, así nos conocimos. Tu marido fue un gran cuñado en su tiempo y un buen amigo a pesar de que ya no estaba con Omar.

La vi tranquila y su semblante cambió, su forma de hablar también.

— Me alegro, supe una parte de la historia, pero no toda. Alen no me contó por respeto a ti— dijo.

—No hay nada que ocultar, tiene todo mi permiso para hablar, fue doloroso y eso es lo que él ha respetado, gracias Alen, eso me demuestra que no me equivoque contigo.

Íbamos a seguir hablando, pero apareció su hermano

—Hola Rubí, tanto tiempo sin vernos, ¿Cómo has estado?— saluda Omar.

—bien ¿y tú? Han pasado muchos años, ¿tu esposa?

—Me divorcié a los pocos meses— dice con una sonrisa.

—Gracias a dios me escondí bien, conociéndote hubieses vuelto a buscarme— dije obvia.

—No te equivocas, lo hice, pero supiste esconderte.— avisa él.

Agradecía más que nunca la ayuda de los señores Ivanov, no sabía que podía pasar si él me encontraba, seguramente ya lo habría matado.

Busque con la mirada a Jasha y le hice seña para que viniera conmigo, lo iba a presentar como mi novio, quería evitar a toda costa a Omar, por su mirada e interés vi que no cambiaba nada el tiempo.

—Rubí, al fin te encuentro— me sonrío

— Sí amor, te presento, el señor Alen y su esposa Eliana —ellos estrecharon la mano— Él es Omar —Jasha me miro y creo que entendió— señores, el es Jasha, mi novio.