¿Qué es lo primero que haces cuando encuentras a alguien herido frente tu puerta? Ver si sigue vivo?, llamar una ambulancia?.
No. Lo primero que Michael hizo fue pensar que era lindo.
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CAP 12
Elysian no había esperado que, justo unos días antes de un festival importante, su maestro, quien normalmente se encargaba de proteger la reliquia, no estuviera presente. Parecía que tendría que quedarse un tiempo más con el vínculo.
Al pensar en ello, no pudo evitar mirar a Michael, quien observaba atentamente los alrededores con una curiosidad evidente. Quizá, solo quizá, estar atado a este humano no era la peor de las opciones; al menos, había demostrado ser valiente cuando se le necesitaba.
—Aún podemos ir a la plaza, aunque el maestro no esté —comentó Elysian, después de evitar que Lesia siguiera asustando a Michael. No era raro que monstruos de sangre aparecieran ocasionalmente, causando estragos. Solo una niña como Lesia, criada en la protección y con una ignorancia feliz alimentada por cuentos, podía no entender el peligro real.
Michael lo miró desconcertado. Deseaba entender qué pasaba por la mente de Elysian. A veces se preguntaba cómo sería abrir esa hermosa cabeza y ver su interior... "No, Michael, no pienses eso", se regañó a sí mismo. Justo en ese momento, sus ojos se encontraron con los de Elysian, y su corazón dio un vuelco. Aunque ya se había acostumbrado un poco a la belleza del cazador, aún le afectaba de vez en cuando.
—¡Viva! ¡La plaza! —gritó Lesia con entusiasmo, sacando a Michael de su aturdimiento.
—¿La plaza? Suena interesante —murmuró Michael, aún distraído por sus propios pensamientos.
—La plaza será... —confirmó Elysian, pero parecía estar pensando en otra cosa cuando, de repente, preguntó:
—Lesia, si el maestro no está, ¿quién cuida la reliquia?
—¿Quién? El señor Nathaniel... —respondió la niña, algo desanimada. Sabía que al señor Nathaniel no le agradaba.
Elysian frunció el ceño. ¿Qué hacía él aquí? Esto no está dentro de sus funciones. ¿Qué ha pasado en la aldea durante mi ausencia? Reflexionaba mientras caminaban hacia la plaza.
Michael observó la interacción y también cayó en sus propios pensamientos. Elysian no preguntaría por nada sin una razón.
No tardaron en llegar. La plaza era un amplio espacio circular, rodeado de puestos en la circunferencia. En el centro se encontraba un gran altar de piedra, junto a un pequeño exhibidor con un par de ojos oculares que, sorprendentemente, parpadeaban. Parecían observar con odio a los cazadores que pasaban cerca. A su alrededor, se exhibían fotos de los anteriores ganadores de la competencia.
Esos ojos deben ser la reliquia "luz de sangre", ¿verdad?, pensó Michael, sintiendo un escalofrío recorrer su cuerpo. Sus pensamientos fueron confirmados cuando escuchó a Lesia.
—¡Mira, humano, parpadeó! ¿Lo viste? —preguntó emocionada, mientras tocaba el cristal con sus pequeñas manos. Elysian la había levantado un poco para que pudiera verlo mejor.
—Sí... lo vi —respondió Michael, sudando frío.
—Son los restos de un monstruo de sangre. Ya está muerto —dijo Elysian, aclarando que era inofensivo.
—Pero... ¿parpadea? —murmuró Michael, aún incrédulo.
—Es por el aura de la zona. Lo hace reaccionar —explicó Elysian con calma.
Así que es como las ranas con la electricidad, pensó Michael, observando curioso, cuando una voz molesta lo interrumpió.
—¡Elysian! ¿Has traído extraños? ¿Y no solo a esa mezcla, sino también a un inútil humano? ¡No dejes que se acerquen a la reliquia! —gritó un hombre de mediana edad, con barba y vestido de forma simple. Avanzaba furioso hacia ellos.
Michael dio un paso atrás instintivamente, pensando que el comentario iba dirigido solo a él, hasta que se dio cuenta de que también hablaba de Lesia.
—Lesia no es una extraña —respondió Elysian, con una mirada fría. La niña se había escondido en los brazos del cazador, no queriendo escuchar más.
Michael se tensó. Ese hombre hablaba de Lesia como si fuera un monstruo, y algo en su interior se quebró.
—¡Lesia no lo hará! —interrumpió Michael con voz firme—. ¡Ella no es un monstruo!
El hombre soltó una risa burlona y miró a Elysian con desprecio.
—¿Ahora dejas que tu amante hable por ti? —preguntó con veneno en la voz.
Michael quiso aclarar su relación, pero sabía que sería inútil.
—No es asunto tuyo —respondió Elysian, fríamente. Luego, entregó a Lesia a Michael—. Cuídala.
Fue en ese momento cuando el aura del hombre empujó a Elysian, lanzándolo al otro lado de la plaza. Esto era claramente una declaración de batalla.
Los cazadores cercanos se pusieron en alerta, pero sabían que la ley no les permitía interferir en un conflicto hasta que uno de los combatientes se rindiera.
—Ah, con el temperamento de Nathaniel, esto iba a pasar tarde o temprano —comentó uno de los cazadores que observaba desde lejos.
—No lo sabes? Desde que Jack se enfermó ese hombre ha estado volviéndose cada vez más valiente...sino porque crees que está en otro lugar cuando debe vigilar la reliquia— criticó el amigo de ese cazador.
—Parece que hoy ha pisado un clavo duro, ese Nathaniel siempre es anticuado creyendo que edad es igual fuerza— comentó el cazador mientras soltaba un chasquido con la lengua y miraba a Nathaniel con desdén.
Michael, cargando a Lesia, temblaba de dolor, pero se obligó a caminar alejándose del centro de la plaza.
Elysian se levantó, retirándose el amuleto, y una espada de luz apareció en su mano mientras se preparaba para devolver el ataque.