Lo que empezó como una noche de copas y diversión termina por unir los destinos de dos personas con vidas completamente opuestas.
Marcos Ashford es un hombre frió, arrogante y calculador, acostumbrado a tener todo a sus pies.
Miranda Gonzales es una chica amable y extrovertida que no tiene miedo a divertirse.
¿Podrán ambos sobrellevar las adversidades y abrirse paso al amor?
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Propuesta
—Vamos a casarnos, Gonzales.
—¿Casarnos? Ashford, creo que de verdad ya enloqueciste.
—Estoy hablando muy enserio— Recobró la compostura y volvió a su silla. —Le contaremos a mis padres que estamos comprometidos y luego lo anunciaremos públicamente. Eso amortiguará cualquier rumor que surja después.
—No creo que el matrimonio sea la solución en este caso.
—Entonces, ¿Qué propones? porque yo solo te veo quejándote y no aportas nada.
—Es precipitado, ¿No crees? Casarnos solo por un embarazo.
—Oye, yo tampoco estoy contento con esta idea, pero es lo único que se me ocurre. Además, sería solo hasta que el bebé nazca, después de eso podemos separarnos y continuar con nuestras vidas— Está bien, si lo dice así ya no parece un plan tan descabellado. No solo evitaría rumores, sino que también me ayudaría a mantener a mis padres a raya.
—Está bien, hagamos eso.
—Perfecto, ahora mismo llamaré a mis padres para informarles que iremos.
—¡Qué! ¿A tus padres? ¿Ahora?
—Claro, o ¿planeas esperar hasta que nazca el bebé para hacerlo?
—No, es que pensé que lo haríamos en unos días.
—Cuánto antes lo hagamos mejor, así será menos sospechoso— Voy a confiar en él. Por un momento pensé que él no podría lidiar con esto pero, lo he visto resolver cosas mucho peores. Se que sabe lo que está haciendo.
—Okey, iremos hoy— Mientras él hablaba con sus padres yo me tomé el tiempo de ir hasta la oficina de Eugenia y contarle todo lo que pasó con Marcos, y para mi sorpresa, ella también creía que esta era la mejor opción, sobre todo porque no podía darme el lujo de dejar que mis padres creyeran que había fracasado y que tenían razón en todo lo que me habían dicho sobre que nunca podría salir adelante sin ellos ni su dinero.
—¿Cómo crees que reaccionarán sus padres?
—No lo sé y eso me tiene aterrada— He visto a sus padres un par de veces que habían venido a la oficina de Marcos pero nunca tuve un trato con ellos más allá de lo profesional y ahora, voy a casarme con su hijo y tener un hijo con él.
—No deberías estarlo. Te conozco muy bien y se que puedes manejar cualquier situación que de te presente.
—Tienes razón. No permitiré que ningún Ashford ni nadie intente pasar por encima de mí.
—Ya terminaste con tu charla motivadora— Me pegué un susto enorme cuando escuché la voz de Marcos tras de mí.
—¡Ashford!
—Ya vamonos, mis padres están esperando.
—Ahora, ahora...
—Si, Gonzales. Ahora, ahora— Tomé mi bolso y me despedí de Eugenia que trataba de darme ánimos.
Llegamos a la casa de la familia de Marcos y la verdad me arrepiento de no haberme puesto algo mejor esta mañana. Ya se que sus padres me conocen pero como su secretaria. Hoy sería presentada como su prometida y aunque sea falsa, no quita que me hubiese gustado haber estado más presentable.
—Ya quita esa cara. Mis padres no van a comerte.
—Si si, muy gracioso. A ver si estás muy tranquilo cuando estés en mi lugar.
—No estoy preocupado. Tengo cierto encanto con los padres que provoca que me amen.
—Dudo que te funcione con los míos.
—Eso ya lo veremos.