Lo que empezó como una noche de copas y diversión termina por unir los destinos de dos personas con vidas completamente opuestas.
Marcos Ashford es un hombre frió, arrogante y calculador, acostumbrado a tener todo a sus pies.
Miranda Gonzales es una chica amable y extrovertida que no tiene miedo a divertirse.
¿Podrán ambos sobrellevar las adversidades y abrirse paso al amor?
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Mandona y Malhumorada
Después de esa charla ambos nos pusimos cómodos para dormir y por suerte mamá nos ofreció una de las pijamas de papá para que Marcos pudiera estar más agusto.
Salí del baño después de terminar de secar mi cabello y me lo encontré muy bien acomodado en la cama.
—¿Qué haces, Ashford?
—Te estoy esperando para dormir.
—¿Dormir?... no, creo que estás equivocado. Tu dormirás en el piso.
—No voy a hacer eso— Colocó sus manos detrás de su nuca con la completa seguridad de que no se movería.
Este hombre es un completo fastidio, como jefe y como todo, no creo poder soportar los meses que se avecinan con él a mi lado.
—Al piso, Ashford.
—Obligame, Gonzales.
—No estoy de humor para tus juegos, estoy cansada, ya muévete— No pienso dormir con él en la misma cama, ni ahora ni mucho menos después de casados.
—¿Por qué no quieres dormir aquí? No voy a hacerte nada.
—Simplemente no quiero.
—Tienes miedo, ¿No es así?
—¿Miedo de qué?
—De no poder controlarte. Porque se perfectamente que deseas volver a repetir aquella noche conmigo— ¿De verdad cree que todas están siempre esperando la oportunidad de acostarse con él? no es más que un mujeriego y yo que pensé que después de haberme contado esa parte de su vida podría rescatar algo bueno de él.
—Sabes qué, olvídalo. Ya no me importa, haz lo que quieras— Me adentré en las sábanas, le di la espalda y apagué la luz junto a mi.
—Miranda, ¿Cómo crees que será nuestra vida luego de que el bebé nazca?— Está noche promete ser bastante larga.
—No lo sé— Le contesté sin girarme para mirarle a la cara. —Solo espero que luego de eso las cosas se calmen y podamos separarnos cuanto antes.
—¿Y si no sucede así?
—De todos modos nos divorciaremos, no veo razón para que sigamos juntos.
—El bebé es una razón.
—No se puede permanecer casados cuando no hay amor tan solo por un hijo— Habría preferido ver a mis padres divorciados antes que tener que sufrir junto con ellos gracias a su infeliz matrimonio.
—Lo dices como si fuera imposible que te enamorases de mi.
—Es porque lo es.
—¿Cómo estás tan segura?
—Tu cómo estás tan seguro de que no te enamorarás de mí— Se hecho a reír y esta vez si me di la vuelta para enfrentarlo.
—¿De que te ríes?
—¿Enamorarme de ti? Jajajaja, por favor Miranda, no me hagas reír.
—Lo digo en serio. Soy una mujer simpática, inteligente y me considero lo bastante hermosa como para poder tener el hombre que quisiera— Cuando se trata de jugar con las mismas cartas que Marcos Ashford, hay que dejar de lado un poco la decencia y la humildad.
—Dudo mucho que alguien siquiera aguantaría estar junto a una mandona malhumorada como tu durante un día.
—Estuve junto a ti varios años, ¿De quién crees que aprendí a ser así? Además, si es como dices ¿Por qué aún estás aquí?— Está vez la que se río con algo de sarcasmo fui yo. —Tan mandona y malhumorada como dices y caíste tan fácil bajo mis encantos aquella noche.
—Eso es diferente, estaba borracho— Al parecer no va a aceptar una derrota.
—Di lo que quieras, Ashford. Pero en esta tierra no eres el único hombre que estaría dispuesto a estar conmigo.