{Publicaciones los LUNES/MIÉRCOLES/VIERNES}
Elizabeth era una mujer adulta que vivía sola y gozaba a pleno de su sexualidad, cuando muere por un accidente de tránsito, reencarna en un libro de época antigua que leyó antes de morir. Ella al saber cómo se darán las cosas, comienza a preparar y claro, a formar su propio harén, porque ¿para que conformarse solo con uno cuando se puede tener a seis?. Elizabeth tendrá que enfrentar muchas cosas y personas para lograr sus objetivos, además de enfrentarse a la diferencia de época y creencias sociales...
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Capitulo 15 (Maratón 1/6)
Al otro día, más temprano, Elizabeth llamó a sus amigos y les informó del intento de asesinato, pero les aclaró que debía quedarse entre ellos.
Los chicos estaban furiosos y preocupados, no comprendían quien podría organizar algo semejante, además de que Elizabeth no tenía enemigos mortales como para qué la intentarán asesinar.
-Caleb, ven un momento - lo llamó Elizabeth para hablar en privado, haciendo que los demás se volvieran hacía Jasper que los observaba con los ojos entrecerrados
-¿Qué sucede? - preguntó Caleb preocupado
-Necesito que me ayudes de nuevo con un dueño machista - pidió ella entre dientes
-¿Vas a adquirir uno nuevo? - exclamó Caleb en voz demasiado alta debido a la sorpresa
-¿Otro qué? - preguntó Jasper nervioso, irrumpiendo su conversación
Elizabeth y Caleb se miraron de reojo, ambos tenían una sospecha de lo que Jasper estaba pensando, por lo que decidieron cargarlo un poco
-Creo que sería buena idea que él nos acompañe está vez - propuso juguetona Elizabeth
-¿Estás segura?, no sé sí él pueda resistirlo - se la siguió Caleb aguantando la risa
-¡Yo puedo aguantar lo que sea! - exclamó Jasper sacando pecho - ¿acaso no íbamos a ser los tres ahora? - preguntó luego en un susurro para que nadie más pudiera escuchar
-Esta noche tenemos que salir a escondidas para ver a un señor - contó Caleb haciendose el misterioso
-¿Otro más? - palideció Jasper mirando a Elizabeth, le recorría el cuerpo con la mirada, pero no sé atrevía a decir nada
-¿No quieres ir? - preguntó Elizabeth haciéndose la distraída
-Si, si quiero - respondió firme Jasper.
-Entonces los espero a ambos a las 12 AM en mi habitación - concluyó ella, dejando a Jasper frito, mientras Caleb reía por sus expresiones.
Mientras tanto, ellos se organizaron bien sobre qué buscar y en dónde podrían obtener algo de información.
-Podría preguntarle a mi padre que sabe de esos asesinos, estoy seguro de que, el que lleven una bolsita de veneno en la boca para suicidarse si los atrapan, no es algo común de ver - comentó Jasper
-Podría ser una buena idea, después de todo tu padre fue un guardia imperial, debe estar al tanto - respondió de acuerdo con su idea Arthur
-¿Pero no sospechará de nada? - preguntó dudosa Harriet
-Yo creo que debemos correr el riesgo, debemos estar un poco más al tanto - exclamó finalmente Elizabeth.
Ella en realidad sabía de quién se trataba, sabía todo lo que se suponía que iba a ocurrir, pero este evento en específico estaba muy adelantado, se suponía que no debía ocurrir hasta dentro de seis meses al menos, todo se estaba adelantando bastante.
Quería poder acusar a los responsables, pero sabía que para ello necesitaba pruebas, y muy contundentes, ya que los responsables eran gente importante.
Muchas horas después, a la noche, Elizabeth estaba sentada en su cama esperando a los muchachos. Cuando los sintió en la ventana, los hizo pasar.
Jasper estaba alucinado aún, mientras Caleb estaba en su salsa.
Elizabeth les explicó a dónde irían, le comunicó a Jasper que se mantuviera en silencio junto a ella mientras Caleb hablaba, obviamente Jasper no entendía nada, pero igualmente asentía a todo lo que ella le decía.
Salieron los tres encapuchados del cuarto, aunque antes de salir, Elizabeth les dió unos cuantos besitos.
Al llegar al local que ella había visto, le aviso a los chicos y entraron aún encapuchados.
Jasper vió aparecer a un tipo bastante robusto, barba larga, mal vestido y de dudosa higiene, se volteó a ver a Elizabeth, pero ella sólo le sonreía como respuesta.
Cuando Caleb y él señor comenzaron a hablar, Jasper se dió cuenta de todo, y suspiró aliviado.
Al salir del local y hacer un par de calles, Jasper ya no aguantó más.
-¡Me engañaron! - musitó ofendido mientras los otros dos se partían de la risa
-¿Pero qué te creíste que íbamos a hacer? - replicó Caleb carcajeándose
Jasper se sonrojó levemente y desvío la mirada.
-Sí, tenés razón, no fuimos claros con vos - repuso Elizabeth sonriente acercándose a Jasper - veníamos a otra cosa, pero eso no quiere decir que tampoco podamos hacer lo que vos estabas pensando - ella lo arrinconó contra una pared, acariciando su cuerpo
En un momento dado, sintió como Jasper se iba excitando cada vez más, y como Caleb comenzaba a pegarse a ella desde su espalda.
Correteando se fueron hacia uno de los moteles más oscuros y deshabitados y allí se entregaron al placer los tres juntos.
Mientras ellos le daban rienda suelta a su pasión, en otro lado mucho más lejano, alguien se escabullía del palacio imperial.
Pasaba por los rincones del palacio, jugando con los puntos ciegos de los guardias y de los sirvientes.
Cuando por fin logró salir del palacio, se subió a un caballo que previamente había dejado listo, y montó a todo galope.
Al cabo de media hora llegó a una bahía que llevaba mucho tiempo abandonada, allí en medio del muelle, un hombre esperaba.
Bajo del caballo con toda la elegancia imperial y se acercó al hombre, besándolo apasionadamente.
-Te he estado esperando, mi amor - dijo él medio en reproche
-Lo siento corazón, las pastillas no le estaban haciendo efecto al emperador y tuve que aumentar la dosis - respondió ella, con la voz melodiosa de una traidora.
-Ah mi emperatriz... Te traigo malas noticias - informó su amante
-¿Qué ha sucedido? - preguntó ella mirándolo seriamente
-El asesino falló, se suicidó - comentó el molesto por la situación
-¡Son unos incompetentes! - gritó furiosa la emperatriz - ¡una sola cosa se le pidió!, ¡una!
-Lo que sucede mi emperatriz, es que ella ha estado recibiendo entrenamientos y en el momento del ataque un joven salió a defenderla - explicó él irritado por la actitud de ella
-¿Y qué? Debemos matarla cuánto antes - replicó furiosa ella - Elizabeth Willson debe morir - sentenció la emperatriz