Una Nueva Oportunidad

Los años han pasado y Alexa ya no es una niña, ahora es toda una mujer hermosa y con un carácter que sigue siendo desafiante para mí, pero había una mosca en la sopa y ese era Sergio; él se había pegado a ella como un chicle que no la dejaba ni a sol ni a sombra.

Aunque había sabido jugar mis cartas, ya que me volví muy cercano a Luisa la cual me quería como si fuera de su familia y estaba de acuerdo con que cortejara a su querida hija. Sin embargo, mis padres querían que me casara con la tonta de Carolina quien empezó a disgustarme cuando se puso intensa a estar detrás de mí en todo momento insistiendo en que saliéramos y demás, no había cosa que odiara más que a una mujer que fuera tan rogona. Lo que no podía negar era que Carolina estaba como le daba la gana y en cualquier momento iba a sucumbir ante sus curvas y le haría realidad su deseo de llevármela a la cama.

"Vamos Lissandro no seas aburrido invítame a una disco, mira que estoy cumpliendo la mayoría de edad". Dijo con su voz chillona Carolina.

"No tengo tiempo para estar perdiendo, mejor busca a tus amigos y ve con ellos". Respondí de manera cortante.

"Eres tan aburrido, estoy por creer que no te gustan las mujeres". Esa fue la gota que derramó el vaso. Tome a Carolina por el cuello y la acorrale contra la pared.

"Verás a quien no le gustan las mujeres". Me adueñe de su boca con brusquedad haciendo que ella sintiera dolor. Intento varias veces empujarme, pero mi fuerza era mucho mayor que la de ella y estaba totalmente a mi merced.

Quise ir más allá, pero fui interrumpido por mi teléfono que empezó a sonar. Solte el agarre que tenia sobre Carolina dejándola que volviera a tomar aire; su cara estaba roja y sus labios hinchados, pero no tuve el más mínimo arrepentimiento por lo que acaba de hacer.

"Vete, tengo que atender esta llamada". Le dije con frialdad.

"Erws un animal, si no hubiera sido por tu celular que sono que hubieras hecho conmigo", recriminó con enojo.

"Ahora te haces la santa sabiendo que es lo que habías estado buscando desde que nos conocimos".

Volvi la mirada a mi móvil ignorando por completo la presencia de Carolina. "¡Luisa, querida suegra!, dígame en que puedo servirle", conteste viendo la expresión de disgusto de Carolina, quien salió furiosa de la oficina.

Una vez estuve solo pude hablar con Luisa, ella me reclamo furiosa. "¿Qué hacía esa mujer aquí?",

"Carolina es mi futura cuñada no le vi nada de malo recibirla". Explique indiferente.

"Ella no es nada de mi hija, así que no me parece que te reúnas con esa mujer". Insistió Luisa dejando en claro su postura.

"Dígame a lo que vino, como puede ver estoy ocupado. Además, su hija ni me pela solo anda pendiente al imbécil de Sergio", dije furioso, era el colmo que me reclamará por algo, si Alexa andaba con Sergio y aunque ellos lo negaban yo estaba seguro de que tenían una relación más allá que de trabajo.

"Sé que Alexa está renuente a salir contigo, pero tampoco haces nada para estar cerca de mi hija", explicó Luisa nerviosa.

"¿Qué más puedo hacer?, siempre que he tratado de acercarme ella me rechaza. Tal parece que me odia".

"No pienses eso, ella no te odia. Entiende que es una niña y no sabe lo que quiere, pero yo me encargaré de que se fije en ti. Aunque debes mantener nuestro trato". Indico Luisa angustiada.

"Haga lo que tenga que hacer, pero su hija tiene que ser mi esposa cueste lo que cueste".

Luisa salió de mi oficina a toda prisa, esa mujer solo quería ver destruida a la nueva familia de su exesposo y no le estaba importando llevarse a su hija por cuernos.

Dos años después Luisa seguía luchando para que Alexa se fijara en mí, pero no había tenido éxito, esa mujer era insufrible y no se daba por vencida.

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Este tiempo junto a Sergio ha sido maravilloso, realmente estuve ciega cuando me enamore de Lissandro, ahora me doy cuenta de que él nunca me quiso y solo me usaba cuando quería estar íntimamente conmigo, pues su verdadero amor siempre fue Carolina.

He tratado de olvidar mi vida pasada, siempre teniendo la precaución de alejarme de los acontecimientos que me llevaron a perder la vida.

Por otro lado, está mi mamá y su insistencia en querer que salga con Lissandro, ella no termina de entender que ese hombre no me interesa para nada y que en realidad lo desprecio por ser un cobarde.

Me encontraba perdida en mis pensamientos cuando do Sergio entro a mi oficina. "Estás muy distraída el día de hoy, ¿te pasa algo?", pregunto con seriedad.

"No es nada, ya sabes como es mi mamá a veces siento que no la conozco". Y hablaba enserió, pues ella en mi otra vida era totalmente diferente, en aquel tiempo Luisa era amable, humilde y sumisa, siempre buscaba mi felicidad, pero en esta vida es ambiciosa, grosera, siempre buscando imponerme sus reglas. Creo que cambie su destino; sin embargo, la mujer que hablo en mi travesía me dijo que solo podía cambiar mi destino y el de nadie más.

"¿Sigue insistiendo en que salgas con ese tal Lissandro?", pregunto Sergio visiblemente molesto.

"Sabes que así es. Nunca te lo he ocultado". Conteste con sinceridad.

"Entonces tendré que pedirte que seas mi esposa, casarnos es la única forma que tenemos de sacarle esas ideas a tu madre de la cabeza". Dijo mirándome a los ojos.

Quede en shock ante su propuesta, no era la manera en la que esperaba me propusiera ser su esposa, pero fue la forma que él eligió. Aunque pensaba que no hablaba enserió.

"¿Estas bromeando?", pregunté incrédula.

"Sabes que no me gusta bromear, mis palabras son sinceras. Quiero que seas mi esposa". Aunque me momestaba su frialdad no podía negar que me sentía atraída por esa característica de él. Me gustaba su seriedad y firmeza, a lo mejor prnsaran que estoy loca. Pero es algo que no puedo evitar.