Por miedo, Ana Clara Ferreira acepta una propuesta para ir a trabajar a Italia junto a su mejor amiga, Viviane Matoso. Pero, por accidente, termina convirtiéndose en la niñera de la hija del mafioso más temido de Italia.
Mateo Castelazzo, el Don de la mafia italiana, se divide entre atender sus negocios, la organización y cuidar de su traviesa hija Isabela.
Pero todo cambia después de un accidente…
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Capítulo 19
Viviane:
Estoy extremadamente feliz aquí en Italia, principalmente después de recibir el ascenso en el café. ¡Eso se lo tengo que agradecer a Ana, pues tú, niñera, conseguiste un ascenso para mí! Al principio, en cuanto entré en la cafetería, me encantó mi jefe, ¡qué lindo y sabroso era!
Pero entonces él vino y me ascendió. Lo que ni él ni ella percibieron, yo lo percibí desde lejos. En cuanto los dos entraron, parecían una pareja, principalmente cuando ella dijo que si yo no me quedaba, ella tampoco se quedaría, prácticamente dándole una orden a él, que obedeció inmediatamente, típica cosa de hombre enamorado. Y ella también, con los ojos brillando para él. Entonces pensé conmigo misma: "Vivi, retira tu equipo de campo". Él dijo que un tal Gael vendría a ayudarme y, dicho y hecho, al otro día un hombre lindo entró en la cafetería.
Priscila va hacia él, me dice algo y me apunta. Miro a los lados y me quedo pensando: "¿Ese hombre lindo me está buscando?"
– Buenos días, ¿usted es Viviane?
– Sí, soy yo. ¿Por qué?
– Me llamo Gael Lombardi y vengo en nombre del Señor Mateo Castelazzo. Voy a entrenarte para que te conviertas en gerente.
Nos encaminamos a la oficina y él comenzó a decir mil cosas y mostrar en el computador. Pasamos horas y nada entraba en mi cabeza.
– ¿Quieres saber? Me cansé, voy a tomar un café.
– Tienes que ser más aplicada, sino no vas a aprender nada.
– ¿Me estás llamando de burra?
– No, solo estoy diciendo que tienes que aplicarte más para aprender, no es tan difícil.
– En otras palabras, eso es la cosa más fácil del mundo, tú eres la burra y no entiendes.
– ¿De dónde saliste? No te estoy ofendiendo, apenas estoy diciendo que prestes más atención.
– Ah, hazme el favor, quédate ahí que yo voy a tomar mi café!
Salgo y lo dejo allá. Yo trabajaba muy bien en la parte del salón y atención, pero la parte de la administración no entraba en mi cabeza y él ya estaba aquí hacía dos semanas y nada de aprender.
– Tienes que esforzarte más, Viviane.
– ¿Por qué entonces no te quedas tú en la administración y yo cuido del salón?
– Porque yo tengo mucho más qué hacer.
– ¿Entonces quieres decir que estás perdiendo tiempo conmigo? ¡Vete, manda al Señor Castelazzo a despedirme!
– ¡Basta, descarada! ¡Voy a hacerte tragar las palabras y respetarme!
Él me jala y me da un beso largo.
– ¿Tragaste las palabras ahora?
– Hunrumm.
– Y ahora vas a tragar otra cosa.
Él me jala de nuevo y me besa una vez más. Intercambiamos algunos besos y, por un pase de magia, ahora yo conseguí entender muy bien lo que él me explicaba. Hasta que Gael tuvo que dejar de aparecer en la cafetería, pues yo ya había aprendido el trabajo y fui quedándome cada vez más triste. Él me llamaba siempre, pero la añoranza era inmensa.
Hasta que estaba un día más triste en casa cuando la campana tocó. Miré por el ojo mágico y solo vi un ramo de rosas. En cuanto abro la puerta, era él, ¡mi Gael! No abre la puerta, él ya tira el ramo de rosas en la bancada, ya me toma en los brazos y me guía hasta el sofá. Allí, el amor era mucho más, muy intenso y fue en el sofá, en medio a nuestra primera vez, que él me pidió en noviazgo. Y a partir de ese día no nos despegamos más. Pero la única cosa que me incomoda es que él desaparece a veces y dice que está trabajando para el Señor Castelazzo, pero ¿qué diablo de trabajo es ese que él tiene que quedarse días fuera? Eso cuando él no sale en la noche y vuelve por la madrugada. Y cuando vamos a andar en la calle, siempre está atento, mirando y encarando a las personas. Yo lo amo, pero está difícil entender cuál es el tipo de trabajo de él.
Finalmente Ana y el Señor Castelazzo asumieron un noviazgo. No sé para qué tanta enrollación, dos meses para asumir lo que estaba en la cara desde la primera vez que yo vi.
Lo más placentero fue dar una paliza en la zorra de Priscila. Ahora está todo más armonioso en el café, percibí que ella era una discordia en el medio de todos. Después que ella se fue, hasta el ambiente quedó mejor. Y hoy, como es mi día libre y mi dignísimo novio no está en la ciudad, resolví descubrir dónde mora el Señor Castelazzo para visitar a mi amiga Ana. Desde que ella comenzó a noviar, no apareció más. No sé no, pero creo que él está prendiendo ella.
El seguridad obstaculizó mi entrada, pero pedí permiso para Ana, que me dejó entrar. Ahora yo estoy aquí como una loca conmemorando el hecho de mi amiga dejar de ser virgen, finalmente ella se entregó al amor y lo más feliz es que el maldito del padrastro de ella no quitó el placer de ella entregarse al hombre que ama. Y ella con la niña parece madre e hija de verdad, la niña es un dulce.
– ¿Entonces usted es la tía Vivi que la mamá tanto habla?
– Sí, princesa, yo también te conozco, mismo sin nunca haberte visto, de tanto que su madre habla de mí.
– Bela, ella es que va a casarse con su tío Gael.
– ¿Es por eso que él nunca más vino aquí? ¡Usted se queda sujetando él allá!
– Ana, ¿tú tienes certeza que esa niña solo tiene 5 años?
– ¡Tú no has visto nada todavía, Vivi, ella hace cada una!
Pasé un día agradable con mi amiga y me quedo feliz con la felicidad de ella.
¿Y sabes? Yo quiero eso para mí, amor y familia, es eso que yo quiero. ¿Será que mi bien yo estoy enrollándome y arregló otra y está huyendo de mí para no admitir? ¡Que él aparezca, yo voy a arrinconar él en la pared!