Ayuna Sekar, una chica huérfana, sincera y trabajadora, es traicionada por su propio prometido, el hombre al que mantuvo y ayudó a terminar la universidad. En el día que debía ser el más feliz de su vida, es humillada y despreciada hasta sufrir un ataque al corazón.
Pero el destino le concede una segunda oportunidad: vuelve tres días antes de ese fatídico día. Esta vez, Ayuna cambia su destino. Cancela la boda y, en un acto de valentía, se casa con un apuesto guardia de seguridad llamado Arjuna.
Sin saberlo, Arjuna en realidad es un multimillonario disfrazado. Su matrimonio, sencillo pero lleno de amor, risas y sorpresas, demostrará que el verdadero amor no necesita riquezas... solo un corazón leal.
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Capítulo 17
La atmósfera de la lujosa casa de Arjuna esa mañana estaba llena del aroma embriagador del té de jazmín y las tostadas. Ayuna estaba sentada en el porche trasero, acariciando su abultada barriga que ya había entrado en el noveno mes. Su rostro resplandecía, aunque sus ojos parecían un poco cansados. Su primer embarazo la había hecho bastante sensible a los ruidos fuertes y los aromas penetrantes, pero la presencia de Arjuna, siempre alerta a su lado, hacía que sus días fueran más ligeros.
"Cariño, ¿ya tomaste tus vitaminas?", preguntó Arjuna mientras venía con un vaso de leche tibia.
Ayuna sonrió, asintiendo. "Ya lo hice. Sigues entrando en pánico, cariño. Estoy bien, nuestra hija también está tranquila".
Apenas terminaban de charlar cuando escucharon a la sirvienta llegar apresuradamente.
"Joven ama... La señora Amalia ha regresado, acaba de bajarse del coche".
"Gracias, Bi, vamos, cariño, a darle la bienvenida a mamá. La extraño", dijo Ayuna.
Caminaron hacia la sala de estar. Allí, la señora Amalia acababa de entrar en la sala.
Ayuna se acercó a su madre y la abrazó con fuerza por la añoranza. "Mamá... Te extrañé. ¿Por qué tardaste tanto en volver?".
Las lágrimas brotaron. La señora Amalia abrazó inmediatamente a Ayuna. Su abrazo era cálido, como si curara el anhelo de años que Ayuna había guardado en silencio.
"Lo siento, cariño, mamá tenía mucho que resolver, pero tranquila, todo está resuelto para que mamá pueda acompañarte cuando des a luz", respondió la señora Amalia.
Arjuna les dio espacio, permitiendo que ambas se hundieran en el emotivo momento.
Unos instantes después, cuando todo se calmó, se sentaron en la sala familiar.
Arjuna intervino suavemente: "No nos importa, mamá. Lo importante es que Ayuna ya no está sola. Nuestra hija también tiene derecho a conocer a su abuela".
La señora Amalia tomó la mano de su yerno. "Gracias, Arjuna. La has cuidado muy bien..."
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Al día siguiente, llegó la familia extensa de Arjuna. Mami, papi, los tres primos e incluso la abuela. Recibieron a la señora Amalia con amabilidad. Era evidente que la señora Amalia estaba un poco incómoda, pero todo se derritió cuando la abuela de Arjuna la abrazó con fuerza.
"Finalmente podemos reunirnos de nuevo y sé de quién heredó nuestra nieta su belleza", bromeó la abuela.
Las risas estallaron.
Durante el almuerzo, la señora Amalia preguntó: "¿Le importa a Ayuna si me quedo un tiempo aquí? Quiero acompañarla en el proceso del parto..."
Ayuna asintió de inmediato mientras se tocaba el vientre. "Me encantaría, mamá. También quiero aprender mucho de ti..."
Arjuna asintió con firmeza. "Toda la familia está agradecida de que nuestra hija conozca a la abuela de su madre".
El día terminó con un ambiente cálido, lleno de familia y amor. Detrás de las heridas del pasado de Ayuna, poco a poco comenzaron a sanar.
Sin embargo, sin que se dieran cuenta, desde la distancia... una mujer misteriosa observaba la casa. Su largo cabello era azotado por la brisa de la tarde. Sostenía una foto de la familia de Ayuna en su mano.
"No dejaré que su felicidad sea tan fácil..."
Esa noche el cielo se veía pálido. Una suave brisa rozaba las hojas en el patio de la casa, y las luces de la ciudad de Yakarta parpadeaban tranquilamente desde la distancia. En el dormitorio principal, Ayuna estaba sentada en la cama mientras se masajeaba los tobillos hinchados.
"Me siento muy pesada hoy", se quejó mientras respiraba suavemente.
Arjuna, que estaba leyendo un libro en el sillón, se acercó de inmediato. "Ven, te ayudaré a masajearlos".
Una pequeña sonrisa apareció en el rostro de Ayuna. "Gracias, cariño..."
Pero antes de que Arjuna pudiera tocar sus pies, Ayuna se quedó en silencio. Su rostro cambió. Sus manos agarraron reflexivamente la sábana.
"¿Ayuna?", preguntó Arjuna con pánico. "¿Qué pasa?"
"Cariño... Se me rompió la fuente...", murmuró Ayuna suavemente, con los ojos muy abiertos.
Arjuna miró hacia abajo. El suelo debajo de Ayuna comenzaba a mojarse. Se levantó de inmediato. "¡Oh Dios mío! ¡Está bien, está bien! Ten paciencia, vamos al hospital ahora".
Con agilidad, Arjuna tomó la bolsa de parto que había preparado una semana antes, luego llamó al chofer mientras ayudaba a Ayuna a levantarse lentamente.
"Tranquila, Na. Respira hondo, sí. Vamos al hospital ahora".
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En el Hospital – Unas Horas Después
El proceso de parto fue más rápido de lo esperado. Las contracciones que al principio eran leves ahora llegaban con más frecuencia y fuerza. Ayuna trató de mantener la calma, aunque un sudor frío mojaba su rostro.
"Un poco más, señora Ayuna. Respire hondo... ¡y puje!", exclamó el médico.
Ayuna apretó la mano de Arjuna con fuerza. "Cariño... Duele mucho...", su voz sonaba ronca mientras contenía las lágrimas.
"Estoy aquí... Tú puedes. Eres la mujer más fuerte que he conocido", susurró Arjuna mientras besaba su frente.
El llanto de un bebé rompió el silencio unos minutos después. La habitación tensa de repente se quedó en silencio por un momento, luego siguió el alivio.
"Felicidades, señora Ayuna. Su hija está sana y fuerte".
Las lágrimas de Ayuna fluyeron sin poder detenerlas. Su llanto se rompió al mismo tiempo que el llanto del pequeño bebé que ahora estaba colocado sobre su pecho. Arjuna tampoco pudo contener las lágrimas.
"Mira, cariño... Es muy hermosa...", susurró Ayuna suavemente.
Arjuna acarició la cabeza de su pequeña bebé. "¿Qué nombre le pondremos?"
Ayuna sonrió, aunque su rostro estaba cansado. "Sekar Langit Arumadani..."
Arjuna se quedó en silencio por un momento, luego sonrió. "Hermoso. Ese nombre es tan hermoso como la esperanza que has sembrado en el mundo".
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Unos Días Después – Casa de Arjuna
La casa ahora está llena de un nuevo ambiente: el sonido de llantos suaves, el aroma del polvo de bebé y los pasos de familiares que vienen a visitarla por turnos.
Mami Arjuna y la señora Amalia no podían dejar de abrazar a su primera nieta. Kirana y Caca estaban ocupadas compartiendo turnos para cargarla. Incluso Dafa y Alvan trajeron grandes muñecos con forma de estrellas y lunas para decorar la habitación del bebé.
Ayuna estaba sentada en la mecedora, amamantando a Sekar mientras le susurraba una canción de cuna suavemente.
"Antes, no estaba segura de que este mundo me aceptaría... Pero ahora sé que no solo me aceptan. Me dan la oportunidad de dar algo a cambio", dijo Ayuna suavemente, más para sí misma.
A su lado, Arjuna estaba sentado mientras la abrazaba por los hombros. Miraron a la pequeña bebé en silencio, un silencio lleno de amor, esperanza y el comienzo de una nueva vida más hermosa.
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Tres meses después – Fundación Mundo de Esperanza
Ayuna volvió a pararse en el podio, esta vez con Sekar en un cabestrillo suave en su pecho.
"Hoy, no solo construimos edificios o instalaciones. Construimos un futuro", dijo frente a los invitados. "Estoy aquí como líder, pero también como madre. Porque el cambio más grande... siempre comienza en casa".
Un fuerte aplauso resonó. Algunos ojos incluso se humedecieron.
Ayuna Sekar Cempaka se ha convertido en un símbolo de fuerza y ternura en un solo aliento. Una mujer que perdió todo y luego lo reconstruyó con amor.
Y ahora, junto con su hija... está comenzando un nuevo capítulo.
Continuará
