Trust Me 2

El aire fresco de la mañana llenaba el apartamento de Jacob y Sam cuando Jacob se despertó. Los rayos del sol entraban por la ventana, creando patrones de luz y sombra en las paredes. Después del día anterior, en el que había experimentado una paz mental renovada, Jacob se sentía más fuerte y preparado para enfrentar los desafíos de la vida.

Sam ya estaba en la cocina, preparando un desayuno especial. La fragancia del café recién hecho y el sonido crepitante del tocino en la sartén llenaban el aire. Al ver a Jacob aparecer en el umbral de la cocina, Sam le sonrió.

—Buenos días, Jacob. Hoy es un nuevo día y pensé que podríamos empezarlo con un buen desayuno.

Jacob sonrió, agradecido. Se acercó a Sam y lo abrazó desde atrás, apoyando su barbilla en el hombro de Sam.

—Gracias, Sam. Me siento mucho mejor. La verdad es que ayer fue un día increíble y me ayudó mucho.

Sam giró la cabeza para darle un beso en la mejilla.

—Me alegra escuchar eso. Hoy tengo una sorpresa para ti. Pensé que podríamos pasar el día haciendo algo que siempre has querido hacer.

Jacob levantó una ceja, intrigado.

—¿Ah, sí? ¿Qué tienes en mente?

Sam sonrió con picardía.

—Recuerda que siempre mencionaste que querías aprender a escalar. Bueno, reservé un tiempo en un gimnasio de escalada. Será una experiencia nueva y emocionante.

Jacob sintió una mezcla de emoción y nerviosismo. La idea de escalar siempre le había atraído, pero también le daba un poco de miedo.

—¡Eso suena genial! —dijo Jacob, tratando de ocultar su nerviosismo—. Siempre quise intentarlo.

Después de desayunar, se dirigieron al gimnasio de escalada. El lugar estaba lleno de paredes de colores brillantes, cada una con rutas de diferentes niveles de dificultad. Un instructor amigable los recibió y les dio una breve introducción sobre seguridad y técnicas básicas de escalada.

Jacob se colocó el arnés y miró la pared frente a él. Parecía más alta y desafiante de lo que había imaginado. Sam, siempre alentador, le dio una palmada en la espalda.

—Tú puedes, Jacob. Estoy aquí contigo.

Jacob respiró hondo y comenzó a escalar. Al principio, sus movimientos eran inseguros y torpes, pero con cada paso, fue ganando confianza. Sam subía a su lado, ofreciéndole palabras de aliento y consejos útiles.

Cuando Jacob llegó a la cima por primera vez, sintió una oleada de orgullo y satisfacción. Miró hacia abajo y vio a Sam sonriéndole con orgullo.

—¡Lo lograste! —gritó Sam, sus ojos brillando de alegría.

Jacob bajó lentamente, sus músculos cansados pero su corazón lleno de felicidad. Sentía que había superado no solo una pared de escalada, sino también una barrera mental. La ansiedad y la depresión seguían siendo parte de su vida, pero momentos como este le recordaban su capacidad de enfrentar y superar desafíos.

Después de unas cuantas subidas más, se sentaron juntos en un banco, compartiendo una botella de agua. Jacob miró a Sam, su corazón lleno de gratitud.

—Gracias por esto, Sam. No solo por hoy, sino por estar siempre ahí para mí. No sé cómo lo haces, pero siempre sabes exactamente lo que necesito.

Sam tomó la mano de Jacob y la apretó suavemente.

—Es porque te amo, Jacob. Verte feliz y superar tus miedos me hace más feliz de lo que puedas imaginar. Siempre estaré aquí para ti.

Jacob sintió que sus ojos se llenaban de lágrimas de felicidad. Sabía que tenía suerte de tener a alguien como Sam en su vida.

—Yo también te amo, Sam. Más de lo que las palabras pueden expresar.

Esa noche, mientras se acurrucaban juntos en el sofá, viendo su serie favorita, Jacob reflexionó sobre todo lo que había pasado en las últimas semanas. La lucha contra la ansiedad y la depresión seguía siendo real, pero ahora tenía más herramientas y el apoyo incondicional de Sam para enfrentarlas.

El amor de Sam no solo le daba fuerzas, sino que también le proporcionaba una fuente constante de esperanza y motivación. Juntos, sabían que podían enfrentar cualquier cosa que la vida les arrojara.

Y así, mientras se quedaban dormidos, abrazados en el sofá, Jacob se sintió más seguro y tranquilo que nunca. Con Sam a su lado, sabía que el futuro era brillante y lleno de posibilidades.