El Viudo Impiedoso y la Niñera

Theo: ¿Estás listo?

Lorenzo: Sí, hijo. Siéntate al lado de Alice que voy a servir. Pongo el chocolate caliente en las tazas y nos sentamos los tres. Alice enfría el de Theo con mucho cuidado, temiendo que se queme. Él espera ansioso y juntos tomamos el chocolate caliente. El celular de Alice suena y veo que es la hora del antibiótico. Cojo la medicina y el agua y se las entrego, cuando nuestras manos se tocan siento una electricidad recorrer todo mi cuerpo, haciéndome estremecer. Me alejo inmediatamente y la pastilla se cae al suelo. Alice se agacha conmigo para recoger la pastilla del suelo y chocamos nuestras cabezas. Ella se cae en el suelo y de repente comienza a reír.

Lorenzo: ¿Te estás riendo?

Alice: Es un don.

Lorenzo: ¿Sonreír en situaciones embarazosas?

Alice: En situaciones como esta, acabo sonriendo si no estoy nerviosa, por supuesto. Lo considero un don porque sería muy estresante estar enojada o de mal humor, y reír rompe la tensión.

Lorenzo me mira atentamente, se levanta y me tiende la mano. Cojo su mano y me levanto, él me mira como si estuviera buscando alguna herida, tocando mi rostro con cuidado.

Estoy bien, tu cabeza es dura, pero solo dolió un poco.

Lorenzo: Me alegro.

Digo y me alejo. Theo nos mira atentamente.

Theo: ¿Puedo ir al jardín? Cecilia y Anna están allí.

Lorenzo: Puedes, pero no tardes. Llévate a Carlos contigo.

Theo: Está bien, cuida bien de Alice.

Lorenzo: Puedes confiar en mí.

Theo se va y Alice toma su medicina.

Alice: Será mejor que me acueste un rato.

Lorenzo: ¿Te sientes bien?

Alice: No sé por qué, pero mi cuerpo está cansado.

Lorenzo: Es porque estás enferma. Tu fiebre fue muy alta, tu cuerpo tuvo que trabajar mucho para combatirla.

Alice: Puede ser eso. Gracias, señor Lorenzo, por lo que está haciendo por mí. Sé que Theo lo pidió, pero aún así podrías no haber hecho nada. Después de que esté mejor, todo volverá a ser como antes. No estoy tratando de aprovecharme del momento, sé que Theo se emocionó un poco, pero te aseguro que no tengo malas intenciones contigo.

Lorenzo: Está bien, Theo es muy joven y puede confundir las cosas.

Alice me da una débil sonrisa y sube a su habitación. Voy a mi oficina a trabajar un poco, pensando en todo lo que está sucediendo en mi vida.

En el jardín...

Cecilia: ¿Lo estás haciendo como te dije?

Theo: Sí, pero si Lorenzo se entera, puede mandar a Alice a casa.

Cecilia: Si él no se enamora de ella, ella se irá de todos modos con el tiempo. Si se enamora, se casarán y ella nunca más se irá.

Ana: Estaremos castigados para siempre si nos descubren.

Cecilia: Deja de ser miedosa, Ana. Theo, sigue haciendo que ambos duerman contigo e incluye a Alice en todo lo que hagas con tu padre, no te olvides de dejarlos solos por un tiempo. Ellos no te harán nada si estás encima de ellos.

Theo: Está bien. Pero, ¿qué van a hacer?

Cecilia: No levantes sospechas, Theo. Alice es realmente agradable. Y en cuanto a qué hacer, no sé, por ejemplo, los adultos enamorados se besan. Es asqueroso, pero eso parece ser normal para ellos.

Ana: Me gusta mucho ella.

Theo: Ella dijo que me ama con todo su corazón.

Cecilia: Yo creo que lo dice en serio, por eso sigue el plan. También me ha caído bien, pero dejemos de ser cursis. Ahora vuelve y sígueme informando de todo por mensajes. No me llames, tu padre puede ver las cámaras y escuchar, ah, y borra los mensajes después.

Theo: Lina me pellizcó justo aquí, mira.

Cecilia: Theo, tienes que contárselo a tu padre. ¡Voy a echarle pegamento en el pelo, así tendrá que rasurárselo todo!

Theo: Ya se lo conté, Cecilia. Lorenzo y Alice dijeron que ya no volverá.

Ana: Entonces no volverá, Theo, no tienes que tener miedo.

Júlia: ¿A qué estás apuntando?

Cecilia está tramando algo, la conozco muy bien.

Cecilia: Mamá, Lina pellizcó a Theo, mira cómo quedó la marca.

Júlia: Theo, esto es grave. Ven conmigo. Vamos a hablar con tu padre.

Theo: Lorenzo y Alice me dijeron que ya no volverá, tía. Yo se lo dije.

Júlia: Observo la marca en Theo y siento como mi corazón se aprieta, estoy muy enojada con Lina. Le doy un abrazo fuerte y Carlos lo lleva de vuelta a la mansión. Necesito hablar con Bernardo, no puedo imaginar cómo resolvió esta situación en el estado de Lorenzo.

En la mansión...

Theo: ¿Dónde está Alice?

Lorenzo: Theo entra animado a mi oficina.

Descansando, hijo. ¿Te gusta, verdad?

Theo: Amo a Alice con todo mi corazón.

Lorenzo: Le sonrío a Theo.

Hijo, yo también te amo con todo mi corazón.

Theo: Yo también te amo igual que amo a Alice, con toooodo mi corazón. ¿Puedo ver cómo está ella?

Lorenzo: Deja que descanse, hijo, está enferma.

Theo: Pero la extraño mucho.

Lorenzo permite que vaya a ver a Alice, ella está durmiendo, envío un mensaje a Cecilia y ella me dice qué hacer.

Lorenzo...

Lorenzo: ¿Qué pasa, hijo?

Theo: Alice, la llamé y no se despierta.

Lorenzo sube corriendo las escaleras y yo me quedo aquí abajo.

Lorenzo: Estoy preocupado por Alice, le pido a Theo que espere y subo corriendo las escaleras, me siento a su lado en la cama y le toco la frente. Alice se despierta muy asustada, al menos no tiene fiebre.

Alice: Theo, ¿está bien?

Lorenzo: Alice, él está bien, todo está bien. Vino aquí y te llamó, se asustó cuando no respondiste y me llamó. ¿Te sientes bien?

Alice: Dormí sin darme cuenta, este antibiótico es muy fuerte. No escuché cuando me llamó.

Hablo adormilada.

Lorenzo: Duerme, todo está bien. Estoy cuidando de él, no te preocupes.

Alice se queda dormida con una dulce sonrisa. La miro durante un rato, noto lo hermosa que es por primera vez, paso cuidadosamente las puntas de mis dedos por su rostro, apartando los mechones de cabello que caen sobre su rostro y me alejo inmediatamente.

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Buenas tardes, gente hermosa.

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