Isela es una mujer que desde muy pequeña tuvo que trabajar, tuvo un matrimonio aparentemente perfecto, pero todo se derrumba cuando sufre la peor traición y aún más después de la muerte de su esposo tiene que salir adelante sola, mientras se enfrenta a los obstáculos impuestos por la sociedad.
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13
Al día, siguiente Isela despertó muy temprano y antes del desayuno salió a recorrer la propiedad, tener tan cerca la naturaleza le daba una paz inmensa, esa nunca antes había tenido.
Había pasado su niñez y adolescencia trabajando, siempre ocupada intentando ganar dinero y cuando se casó con Raúl, cuidando la casa y los hijos, ayudando a los demás, pero dedicarse a ser ella, eso no lo había hecho jamás.
Su vida era una completa rutina, los viajes jamás se dieron como tal, cada vez que la llevaba a su lado es porque tenía algo que hacer y debía lucir como esposo enamorado.
No hubo un solo paseo en el que ella se sintió completamente libre de disfrutar, de liberar todo su estrés, incluso en los viajes familiares debía encargarse de todo, tampoco hubo cenas románticas mucho menos salidas a bailar y cantar.
No. Nada de eso sucedió, cada salida que tuvo con Raúl, la recuerda perfectamente porque él se pasaba las siguientes semanas recordándole hasta el mínimo detalle y eso hacía que perdiera el encanto.
Isela había dejado que las ocupaciones y los deberes del día a día consuman todo su tiempo, jamás se separó lo suficiente de sus hijos para dedicarse exclusivamente a mimarse, estaba tan enfocada a hacer feliz y ayudar a todos que se olvidó de que ella también quería ser mimada.
Jamás conoció las discotecas o los cines, eso no iba con Raúl, para él era una perdida de dinero. Así que las pocas veces que salieron a alguna fiesta es porque era familiar y como siempre pasaba mucho de ese tiempo ayudando a servir.
Pensaba en como le gustaría ser así como su hija, más fuerte de que ella es, decidida a seguir adelante con o sin ayuda, a no dejarse engañar y por una vez en la vida ser egoísta y darle a paso a una mujer que no sabe si vive en ella.
Las horas pasaban y ella allí seguía reflexionando en sus acciones, muchos habían abusado de su buena voluntad, pero ella era la mayor culpable por abrir demasiado su corazón, por no querer ver la maldad de otros.
A pesar de sus años seguía siendo muy ingenua y creía firmemente que tal vez nunca iba a poder cambiar esa parte de ella.
Pero aún podía cambiar muchas otras cosas, como por ejemplo ya no dar todo por los demás, de ahora en adelante si quería hacerlo lo haría sino, se negaría.
Ya no se iba a molestar en el que dirán de los demás. Al fin de cuentas cuando más apoyo necesito solo su hija y su vecina estuvieron con ella.
Raúl ya se había ido, y a pesar de que aún lo recordaba por las cosas buenas que tuvieron, deseaba dejarlo en el pasado junto con todo el dolor en el que vivió los últimos años así lado.
Marcus, no. De ese es mejor no nombrarlo ni para bien ni para mal, debía enfocarse en avanzar y este había sido una pequeña piedra y nada más.
Así los días pasaban mientras Isela soltaba todo lo que guardaba y al ver un nuevo día llegar y saber que en tus manos está seguir o vivir en el miedo y dolor le daba el impulso para no perderse de nuevo.
Por otra parte estaba Keyla que amaba a Isela, pero era esta quien tenía que decidir seguir. No podía imponerle nada que su madre no quisiera, y aunque le dolía había dejado que se fuera a encontrarse a sí misma. Jefferson por su lado se mantenía un tanto aislado, estaba tranquilo porque su madre estaba bien, pero triste por la separación, sentía que había fallado y aunque ya se había disculpado aún le debía mucho a su mamá.
Así mientras Isela pasaba sus días en paz, Keyla trabajaba sin parar, sus amigas al verla sobre esforzarce la invitaron al cumpleaños de una de ellas llamada lissett, hace mucho no se veían y querían compartir con ella un tiempo.
Keyla aunque un poco reacia accedió a ir, en este tiempo, ella ya tenía un novio el cual no era aún conocido por las familias de ambos, pues querían ver como iba su relación antes de hacerla más oficial, pese a que tenían casi dos años saliendo.
Se habían conocido por la hermana de él, y poco a poco se dio la atracción y luego un romance que aún permanece. Quizás porque ninguno de los dos son excesivos en amor y tampoco en hostigar al otro es que se mantienen juntos aún.
Keyla un día antes le pidió a su novio que la acompañase y este se negó alegando no encajar y que estaría ocupado, Keyla no insisto y decidió ir sola, quien diría que esa noche cambiaría su vida y como un huracán venía a remover toda su vida.
El día llegó y está desde muy temprano salió a consentirse un poco, se cortó el cabello, arreglo sus uñas y fue de compras.
Eligio un lindo azul ajustado con escote corazón, y un pequeño detalle en la falda de este, sus curvas bien acentuadas, un maquillaje ligero y el cabello suelto.
Uno de los hermanos de lissett se comprometió a ir por ella y así fue, pese a que estaba interesado en ser más que amigo entendía que esta no sentía lo mismo y él estaba bien con solo ser amigos, tampoco quería perder su amistad solo porque ella no sentía lo mismo.
El camino fue tranquilo y al llegar la casa estaba a reventar, muchos jóvenes de su edad estaban en el lugar. Algunos fuera de la casa conversando, otros en la pista improvisada moviendo sus cuerpos al ritmo de la música y su amiga sonriendo esperando por ella.
Se saludaron y luego está le presentó a los chicos que estaban a su lado. Eran cuatro Sam, Rene, Will y Carlos entre ellos este resaltaba más que los otros pues sus largas pestañas y coqueta sonrisa solían cautivar a las jóvenes y Keyla no fue la excepción, pero a diferencia de las demás Keyla quería a su novio y no estaba en busca de un desliz.
Keyla se unió a otras chicas y ese olvido de los jóvenes, conversaba y reía felizmente hasta que uno de ellos se acercó y la invito a bailar.
Su nombre era Sam, alto y musculoso natural, sus ojos claros y una pequeña barba que lo hacía ver sexy, su camisa al cuerpo y sus jeans ajustados, el perfume embriagador, dejó a una Keyla medio perdida asintiendo a su propuesta.