¿Cómo te sentirías si amaras a tu propio primo? La respuesta es ¿por qué no? Si tu primo es un hombre muy guapo y amable, aunque su carácter y actitud sean tan fríos como el Polo Norte.
Eso es lo que le pasó a Bayron Arbeto, un precioso omega de dieciocho años que quería mucho a Agam Mateo, su primo mayor.
Un alfa conocido por ser muy frío, rígido y nunca visto cerca de ningún omega. Pero lamentablemente Agam Mateo no siente lo mismo, el alfa siempre ha considerado a Bayron como su propio hermano pequeño. ¿Y cómo podría un hermano amar a su hermano?
-Amarte es un regalo para mí- Bayron Arbeto
-Ser amado por ti es un desastre para mí- Agam Mateo.
¿Cómo va la historia de amor de ambos? ¿Se producirá el matrimonio entre primos? Ven a seguir su linda y adorable historia de amor.
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Part. 19
Después de terminar de almorzar con Sky y ver a Agam salir del café, Bayron inmediatamente siguió a su primo, quien regresó a la oficina sin dejar a Cindy primero, porque Cindy y Agam se iban a casa en sus propios autos.
Bayron persiguió deliberadamente a Agam sólo para pedirle una explicación de por qué el hombre simplemente estaba en silencio y no lo saludó ni lo miró en el café antes.
Con pasos apresurados, Bayron entró en la compañía Matteo, sin importarle las miradas de los empleados que lo miraban confundidos.
-¡E... espérame!- Bayron gritó fuerte cuando vio a su primo caminando hacia la puerta del ascensor.
Mientras tanto, Agam, que escuchó los gritos de Bayron, solo miró hacia atrás brevemente y luego continuó caminando.
-A...- Bayron tenía prisa por perseguir a Agam hasta que tropezó con sus propios pasos, hasta caer hacia adelante cuando sus pies estaban casi cerca de Agam.
Se escuchó el sonido de algo cayendo muy fuerte, junto con el sonido de un grito
-Bayron...- Agam gritó resonando por todos los rincones de la habitación en el primer piso.
Bayron, que estaba sufriendo porque cayó al suelo con bastante fuerza, intentó mirar a Agam cuando escuchó el grito de su primo.
Bayron también gritó cuando vio la figura de Agam parado frente a él con los pantalones cayendo. Ahora se dio cuenta de que algo que estaba sosteniendo cuando cayó era en realidad los pantalones de Agam.
-Yo... eso...
-¡Cállate!- Agam espetó.
-¡Y ustedes! ¿Qué están mirando? ¡Vuelvan al trabajo!- espetó Agam a sus empleados, que parecían estar conteniendo la risa.
Después de ver que todos no lo miraban, con una cara llena de ira y una impresión fría, Agam se subió los pantalones que se habían caído porque Bayron los tiró con tanta fuerza. Después de terminar de ponerse los pantalones y abrocharse la correa, Agam entró por la puerta del ascensor.
-¡Espera!- Bayron quería entrar al ascensor, pero Agam le empujó la frente y retrocedió unos pasos.
Y solo pudo ver al hombre cerrar la puerta del ascensor sin poder ir con él.
-Bayron, ¿qué has hecho?- Maldijo en su corazón, inmediatamente fue al ascensor de empleados para alcanzar a Agam y disculparse con el hombre.
Después de llegar frente al estudio de Agam, Bayron vio a Jonathan salir de la habitación.
-¡Espere joven Bayron!- Jonathan detuvo los pasos de Bayron, quien quería entrar al estudio de su jefe.
-No tienes permitido entrar.
-Que- Bayron preguntó con incredulidad.
-El señor A está muy enojado y no quiere que nadie lo moleste.
-Pero tengo que entrar- Bayron insistió en encontrarse con Agam y disculparse por sus acciones involuntarias.
-Pero joven- Jonathan no pudo resistir la insistencia de Bayron en entrar, y se vio obligado a dejar que el chico actuara como el deseaba.
Porque no se atrevió a actuar con dureza ni a hacer enojar al omega, porque tratar con Bayron Arbeto era lo mismo que lidiando con un niño.
-A...- Bayron se acercó a su primo. Agam miró a Bayron y luego respiró hondo.
-¡Jo.!
-Sí, señor- Jonatán inmediatamente se acercó a su jefe.
-¡Te dije que no dejaras entrar a nadie a mi habitación! ¿No lo entiendes?- Agam espetó con firmeza y con una mirada penetrante.
-Señor, yo estaba...
-Insistí- interrumpió Bayron.
-Sólo quiero disculparme por lo que pasó antes.
-¡Cállate y vete a casa!- dijo Agam sin mirar a Bayron, su corazón estaba enojado mezclado con vergüenza por el incidente que acababa de experimentar.
Sus pantalones cayeron sólo por el tirón del chico frente a él, el omega que siempre lo había molestado desde su ridícula declaración de amor.