Viktor Drago, un abogado de la mafia italiana de 38 años, ha dedicado su vida a mantener el control y el poder en su organización, así como a proteger a su apellido. Su visión del amor está limitada a la lealtad que debería tener y el vacío familiar, una vida llena de dolor y sin amor. Todo cambia cuando la conoce.
Liora, una colombiana de 20 años que busca un nuevo comienzo lejos de un pasado lleno de dolor, encuentra refugio y apoyo en Viktor. A pesar del miedo a involucrarse a un mundo nuevo, Liora se siente irresistiblemente atraída por Viktor, quien representa todo lo que siempre ha soñado.
¿Podrá su amor superar las pruebas y tribulaciones del mundo peligroso en el que viven? ¿O sucumbirán a las presiones y se rendirán?
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Parte 18
Viktor
Me había dejado llevar por el momento y por eso había hecho bastantes cositas con Liora en la cocina, pero ahora, con el comentario de mi hermano, ella se sonrojó profundamente.
—¿Hace cuánto estabas escuchando? —le pregunté a mi hermano mientras ayudaba a Liora a bajar con cuidado de la mesa.
—No sé, pero hermanito, eres un fuckboy —soltó una carcajada—. Me causaba gracia verte en modo conquista. Si fuera mujer y no tu hermano, hasta yo podría caer.
—Qué fácil serías —dijo Liora negando con la cabeza—. Pero sí, soy fácil para él.
Los tres nos reímos y Dimitri me alzó el pulgar en señal de aprobación.
—Denme sobrinos lindos e inteligentes.
—Yo no quiero hijos —dije, notando cómo Liora se sentía incómoda. No podía prometerle una familia.
—Bueno, si siguen así como animales, solo será cuestión de tiempo —Dimitri se burló, abriendo la nevera. Hizo una mueca al mirar la mesa donde habíamos estado—. Limpien y, si pueden, cambien de mesa porque tendré muchos traumas.
Dos días después, seguía en la mansión de mis padres y ahora estábamos discutiendo que pasaría con nuestra relación.
—¿Se van a casar? —La pregunta del pan de cada día de mi padre, estaba cansado con esto.
—Ya te he dicho un montón de veces que no estoy seguro.
—Yo sí me quiero casar —Liora se cruzó de brazos, resaltando sus pech*os. Me relamí los labios, recordando cómo los había disfrutado esa mañana. Me había enseñado la palabra "golosa", que se usaba cuando a una persona le gustaba demasiado algo.
—Enana, soy muy viejo para ti —También le había dicho que no podíamos casarnos, porque yo seguía siendo demasiado mayor para ella, aunque ella se negó y me dijo la típica frase que yo era como el vino, entre más viejo, mejor.
—Ya te dije que opino de eso, grandulón —Liora me miró con esos ojos decididos que tanto adoraba, esos ojos que me habían hecho caer una y otra vez. La diferencia de edad nunca había sido un problema para ella, y eso me daba esperanza. Sin embargo, sabía que una relación así requeriría más que solo amor; necesitaríamos entendimiento y compromiso mutuo.
—Liora, para tener una relación se necesita demasiado.
—No soy una niña, Viktor. Sé lo que quiero y te quiero a ti —dijo Liora, con una firmeza que me desarmó por completo.
Miro la forma en que mis padres no miraban, no me negaba a ser algo con Liora, la verdad si podía imaginarme con ella cuando tuviera 80 años con mi linda enana haciéndome reír.
—No deberías verlo solamente como los sentimientos que tienen, sino también como una parte estratégica para que Ángelo no la toque —Es mi papá el que me hace reflexionar mucho más que mis sentimientos.
—Ángelo le hace falta un tornillo, no va a importar que haga.
—Pero tendrás tu plan y la tregua que hicieron los Drago y Corleone hace mucho tiempo —Enarco una ceja confundido.
—¿Cuál es esa tregua?
—Los Drago también hemos sido poderosos, de una forma u otra hemos tenido mejor prestigio que ellos, para dañarnos siempre querían quitarnos del camino o coger algo que nos importaba demasiado a nosotros, como nuestras esposas e hijas.
—¿Eso quiere decir que si mamá no hubiera sido hermana del tío, la hubiera tomado?
—No, tu abuelo, que amaba demasiado a mi mamá, se cansó que la trataran de tomar y dijo, que si llegaban a hacerle algo a nosotros, a ella o sus futuros descendientes, harían a la competencia para acabarlos pro completo.
—¿Qué tengo que hacer para que no la toquen?
—Casarte con ella —Mi mamá es la que responde —Mientras se haga eso, todos te van a cubrir, lo malo es que él hará lo que sea para agarrarla como sea.
—Bueno, muy lindo todos, pero empezaron a hablar en otro idioma y no entendí —Liora se cruza de brazos mirándonos enojada.
—Yo te resumo —Dimitri le empieza a traducir, mientras yo reflexioné un poco la situación para ver que sería lo mejor.
—¿Ves? Te tienes que casar conmigo —La enana me mira con una sonrisa, como si acabará de darle la mejor noticia —Entonces podremos hacer muchas cosas.
—¿No las hacen ya? —Suelta Dimitri y lo fulmino con la mirada, mientras él se encoge de hombros.
Había cambiado estos últimos días, había marcado una distancia con mis padres, pero no lo juzgaba, tal vez sentía que era forma de remediar el daño que habían hecho en mí.
—Bien, ¿cuándo nos tendríamos que casar? —Pregunto para ver que tengo que organizar, dentro de un mes tendría que ir a Noruega para atender un caso de un cliente empresario, no podía darme el lujo de perder eso.
—Depende de que quieran, ¿ceremonia y fiesta? —Liora asiente.
—No tengo a quién invitar, pero quiero un vestido lindo —Mi mente se llena de la enana con vestidos de novia, se vería demasiado hermosa y no me negaba eso, entonces asiento para confirmar que si habría todo eso.
—De acuerdo, entonces podría ser en dos semanas, tratando de que se haga de bajo perfil para no llamar la atención de Ángelo y quiera moverse más rápido —Asiento, mientras acaricio el muslo de Liora.
—¿Entonces si nos casaremos? —Pregunta Liora mirándome, sus ojos se iluminan de una forma hermosa emocionada por la respuesta.
—Está bien, está bien —cedí finalmente—. Nos casaremos.
Liora suelta un grito de emoción y salta fuera de su asiento para abrazarme. Valía la pena si ella estaba tan feliz por casarse conmigo.
Mis padres junto a Dimitri se levantan y se retiran del comedor, siento a Liora en mis piernas para darle un beso a su dorso de la mano.
—Prometo darte lo mejor de mí, Liora —susurré en su oído—. Seré el esposo que mereces.
—Te acompañaré siempre, siempre —Me dice juntando nuestras frentes, sonrio feliz al escucharla.
—Espero que no te arrepientas de estar con un viejito.
—Pero si eres bien guapo, grande, delicioso —Se relame los labios mientras menciona todo eso, me rio fuertemente al escucharla.
—Te gusto demasiado, ¿no?
—Esa palabra queda corta, quiero que saltes encima de mí todo el tiempo —Beso sus labios cuando termina la oración, ella pone sus brazos alrededor de mi cuello.
—¿Entonces qué esperas? —La reto también con la mirada.
Es entretenida