Siempre he pensado que el hombre que nace malo, nunca en su vida vuelve a recuperar la bondad de su corazón, nadie se hace malo porque quiere, la vida, la sociedad y el mundo te obligan.
Pero que haces si a tu vida llega una persona que no te teme y que cambia el rumbo de tus pensamientos.
Soy Jarek y necesito una madre para mi hijo, no importa lo que tenga que hacer para conseguirla.
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Capítulo 13 – Buscando respuestas al silencio
Victoria…
La noche con Jacob había sido difícil para victoria, no solo por la gravedad de la enfermedad sino por la presencia constante de Jarek en la habitación, por más que ella intentaba negarlo, el le producía una ola de sentimientos que se estaban volviendo difícil de controlar.
Necesitaba estar sola un momento y respirar, y al ver que él no saldría de la habitación decidió hacerlo ella.
La cafetería del hospital estaba casi vacía. El aroma del café se mezclaba con el murmullo de las máquinas expendedoras.
Victoria, con las manos entrelazadas, miraba distraída por la ventana cuando escuchó la voz firme de su mejor amiga.
—Creo que tú y yo tenemos que hablar— Dijo la amiga con voz decidida.
Bianca se sentó frente a ella, sin darle tiempo a reaccionar. Sus ojos claros estaban cargados de dudas y preocupación.
—Victoria, nada de lo que has hecho tiene sentido. Desapareces semanas, reapareces casada con un hombre misterioso que nunca había visto ni sabía de su existencia, y además con un niño que requiere atención médica… y, lo peor de todo, tu cercanía con tu supuesto esposo es casi nula.
Victoria se tensó.
—Bianca, yo… es complicado de explicar.
—¡Pues explícalo! —Bianca golpeó suavemente la mesa, conteniendo su voz para no llamar la atención—.
Te conozco, eres mi amiga. Y sé cuándo estás mintiendo. Ese matrimonio no parece real, y tu mirada lo grita. ¿Qué está pasando contigo?
Victoria apartó la vista, sus ojos se humedecieron.
—Lo único que puedo decirte es que… estoy tratando de proteger algo más grande que yo.
Bianca se inclinó hacia adelante.
—¿Proteger o esconder?
Victoria no respondió. Su silencio fue suficiente para que Bianca entendiera que había secretos muy delicados en juego.
Bianca suspiró, resignada.
—Está bien. No te presionaré más… por ahora. Pero recuerda esto, Victoria: si eres mi amiga, no me dejes en las tinieblas por mucho tiempo, quizás yo te pueda ayudar.
Bianca se levantó y se marchó, dejando a Victoria con un nudo en el pecho.
Mansión Ortega...
En la mansión, la atmósfera era otra se vivía entre la esperanza y el miedo.
Dylan caminó por los pasillos de piedra hasta llegar a la sala donde Alma lo esperaba. La matrona (como la apodaban de cariño), siempre serena, bordaba una tela como si nada perturbara su calma.
—Sé que tienes algo importante que decirme hijo—dijo sin levantar la vista.
Dylan se detuvo frente a ella y habló en voz baja, casi como si temiera que las paredes escucharan.
—Demetrio estuvo en el hospital. Intentó sabotear el tratamiento de Jacob.
Alma levantó lentamente la cabeza. Sus ojos, cargados de sabiduría, se clavaron en los de Dylan.
—¿Estás seguro de lo que estás diciendo, es una acusación muy grave?
—Lo vi en las cámaras. Y atrape a un enfermero que lo confesó. Cambié los medicamentos a tiempo. El niño está a salvo.
Alma dejó la aguja a un lado y se acomodó en el sillón.
—Siempre lo sospeche. Su envidia era evidente, incluso cuando eran jóvenes, aunque pense que se trataba de eso, de la juventud. Pero viendo su ambición no me sorprende que ahora intente dañar al único ser que mantiene fuerte a mi nieto, lo que no entiendo es porque lo hace si toda la vida ha sido como un hermano para Jarek y un nieto más para mí al igual que tú.
Dylan apretó los puños, recordando los momentos vividos por los tres.
Guardo silencio por un momento y replicó:
—Si se lo digo a Jarek, se desatará una guerra. No tengo pruebas sólidas, solo grabaciones borrosas.
Alma asintió con calma.
—Por ahora, guarda silencio. Vigílalo, pero no lo enfrentes aún. El momento de desenmascararlo llegará, Dylan… y cuando llegue, será definitivo.
El joven respiró hondo, sintiendo el peso de aquella verdad.
Mientras tanto, en un lugar apartado de la ciudad, Demetrio sonreía con arrogancia.
—Está hecho —dijo convencido—. Ese niño no resistirá mucho.
Dalila, recostada en un sillón, lo miró satisfecha.
—Así debe ser. Sin el niño, Jarek será solo un hombre vacío. Y un hombre vacío siempre es fácil de destruir, asi lo hice con su padre.
Ambos brindaron con copas de vino, ignorando que su plan ya había sido frustrado.
El reflejo de Victoria
De regreso en el hospital, Victoria permanecía sola en el pasillo. Se detuvo frente a un ventanal y observó su propio reflejo. El anillo brillaba en su mano, recordándole el peso de aquel matrimonio que no era más que una mentira disfrazada.
Sus pensamientos se enredaban entre la confusión y la culpa.
Había jurado que todo esto sería temporal, una mentira necesaria para salvar a Jacob… pero cada día se enredaba más en esa red de secretos.
Cerró los ojos y, sin querer, pensó en Jarek. En sus silencios, en sus miradas duras, en el dolor que escondía detrás de la fuerte coraza que mostraba.
—¿Cuánto tiempo más podré sostener esta mentira antes de que todo salga a la luz? —susurró para sí misma.
La respuesta quedó suspendida en el aire, como una amenaza invisible que se cernía sobre todos ellos.