UNA LUNA PARA EL ARCHIDUQUE

Habían pasado horas y Mary buscaba a Alessa por el bosque, ella como una loba había alertado a los guardias del archiducado avisando sobre el ataque, el castaño que había estado en el desayuno de unos días atrás estaba furioso, aunque sabe que va a correr sangre por lo que ha pasado, está terriblemente preocupado, esto es una catástrofe.

Mary se encontró con el hombre y siguieron buscando hasta que unos de los rastreadores indicó que tienen el olor, la han encontrado, pero a la vez no, no pueden verla, pero saben que está ahí.

—Señora Mary, hemos encontrado el olor de Lady Alessa, pero no se la puede ver, además, el ambiente en ese lugar es extraño, sentimos una amenaza que no podemos identificar — dijo su rastreador mientras Mary frunce el ceño.

—Llévame, quiero ver lo que pasa — dijo ella mientras se encaminaba hacia el sitio, ya estaba amaneciendo, pero cuando llegaron Mary se quedó con la boca abierta, en ese momento estaba entendiendo la situación, al mirar al viejo molle, pudo ver su postura altiva e imponente.

Neil, quien es el castaño, mira la situación y quiere acercarse, pero Mary lo detiene en cuanto ve agitarse las ramas del árbol, eso nunca lo había visto, no había viento, no había nada que haga que eso pase.

—Neil, no te muevas, no des un solo paso — dijo Mary mirando al viejo árbol que se ve amenazante.

Mary hizo una reverencia educada, ella nunca debe subestimar a ninguna criatura existente, sabe que hasta el pequeño caracol puede tener tu vida en su resistente caparazón.

—Viejo molle, soy Mary Lacost, una loba de la manada Luna Negra, busco a lady Alessa, noche unas lobas renegadas atacaron el carruaje, no puede defenderla como quería, si me transformaba delante de ella se asustaría más, estoy preocupada, quiero llevarla a casa, las causantes serán sancionadas severamente, ayúdame a llevarla con bien — dijo Mary de forma humilde, podía oler la sangre de esas malditas ahí, eso quería decir que algo sin precedentes había sucedido, aunque lo intuye, desde el principio lo sintió.

El viejo árbol crujió de forma notoria, sus ramas se movían de forma severa, estaba indignado, se veía su molestia, Mary jaló a Neil para que se incline, el hombre lo hizo de inmediato, había notado que las cosas eran realmente complicadas.

Los árboles de alrededor empezaron a crujir en una conversación, Mary miraba a su alrededor y se dio cuenta que estaban en un sector donde los árboles más antiguos del bosque habían vivido durante más de un siglo.

Mary escuchó como las raíces que hacían una pequeña fortaleza retornaban al profundo suelo mientras revelaban a la hermosa niña que dormía en una suave cama de pétalos de flores.

Neil estaba impactado, Mary no pudo evitar soltar una lágrima al ver a Alessa intacta y siendo tan bien cuidada.

Mary miró al viejo Molle y se acercó respetuosa.

—Gracias, gracias por cuidar de ella, pero…, podrías decirme, ¿ella es…? — Mari no podía aún pronunciarlo, sería una locura.

Una rama se inclinó hacia Mary la cual tomó entre sus manos recibiendo la respuesta del centenario guardián quedado estupefacta, sus lágrimas se apresuraron aún más, ahora sí que está segura que las cosas van a cambiar de forma rotunda.

Mary jaló a Neil, quien no entiende nada, pero se acerca respetuoso después de verlos conversar, parecía que les habían dado el permiso de llevarse a la hermosa joven.

Neil alzó en sus brazos a Alessa quien sigue desmayada, Mary está segura de que ella seguramente estaba muy impresionada, así que había que darle tiempo.

En silencio se llevaron a la niña, pero lo que más los impresionaba, era que los árboles alrededor de ellos mientras llegaban al carruaje que había llegado para ellos, crujían, era como si ellos hicieran un saludo a la niña que lleva en brazos.

Cuando llegaron a la mansión, Celia estaba hecha un mar de llanto, no la dejaron ir a buscar a su hermana, pero al verla la vida volvió a su cuerpo.

Mary dejó a Alessa en su cama siendo atendida por Celia quien es la mejor para cuidarla, pero cuando ambos salieron Mary se puso la mano en el pecho tratando de calmarse.

—Neil, tenemos que hablar, esa niña ahí adentro es un regalo de los dioses, los emperadores no saben lo que han rechazado, ellos no saben lo que han perdido y lo, pero es que ahora su enemigo la tiene, esto va a ser un gran cambio.

Ambos llegaron al estudio de Draco y se sentaron mientras que Mary estaba aún enternecida por la situación.

—Mary, habla por lo que más quieras, me estás poniendo nervioso — Dijo Neil, quien es el Beta de la manada.

—Neil, escúchame bien, lo que viste es un despertar de la naturaleza que no se da con cualquiera, Alessa no es solo la hija de un duque, ella, es una Ninfa Emperatriz, es una Ninfa de alto rango, ella es como las 7 ninfas en una sola, dioses se enamoraron de ninfas como ellas y fueron sus esposas, ahora, ella está aquí, creo que sabe algo de su procedencia, ya que la oculta, pero, los emperadores no saben lo que han desechado, cualquier emperador con una mujer como Lady Alessa estaría en la gloria, me alegra que sean tan miopes, ahora debemos tener cuidado, ella es un ser muy dulce y amable, si sobrepasamos sus límites puede ser realmente complicado, no por ella, sino porque la misma naturaleza en todos los sentidos va a salir a defenderla.

Neil está mudo, no puede creer que está escuchando eso.

—Pero, yo sabía que las ninfas ya no existían, nosotros sobrevivimos de milagro, — dijo Neil muy apesadumbrado.

—Sí, sí, yo también, pero aún hay hijas y nietas, parece que la madre de Alessa era una ninfa de sangre pura, es obvio, el duque no tiene más talento que comer e ir al baño, es de ahí que Alessa ha salido con toda la sangre de una Ninfa emperatriz, solo debemos esperar que ese tarado de Draco no la cague, aunque es un hombre mesurado, sabes lo desconfiado que es en especial cuando las cosas vienen de parte esas personas.

—Es verdad, cuando fui a traer a Lady Alessa, Draco ya estaba en camino a la frontera, ni siquiera la vio, aunque la bruja dijo que ella es su mate, ese testarudo no quiso conocerla. — dijo Neil molesto recordando la indiferencia de su amigo y Alfa.

—No te preocupes por eso, en cuanto la vea se volverá loco por ella, aunque quiera luchar para alejarse de Lady Alessa, no va a poder mirar más que por sus ojos — dijo Mary con una sonrisa divertida.