Un Rey de Hielo, el más temido , frío y sin corazón busca a una Reina perfecta.
Una joven Audaz, fuerte, libre, envuelta en su mundo desea escapar..
¿ Qué pasará si sus caminos se unen ?
⚠️🔞❗️ Escenas explícitas, vocabulario, maltrato emocional
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Convinados
El jardín del ala este de ducado estaba impecablemente preparado para el té: manteles de lino blanco, flores cuidadosamente dispuestas y una fuente de agua que intentaba dar un aire etéreo al ambiente.
Nadyra estaba sentada en el centro de la mesa larga, rodeada de un pequeño séquito de damas que reían en voz baja ante cualquier comentario suyo.
Cuando el heraldo anunció la llegada de las invitadas, la sonrisa de Nadyra se ensanchó… hasta que la vio.
Cassandra entró con paso seguro, la cabeza en alto, seguida de Liora y Adena.
Detrás de ellas venía Serena, tranquila, con un vestido sencillo pero de un corte que resaltaba su porte natural.
La anfitriona no pudo evitar que se le tensara la sonrisa al verla.
Se levantó para recibirlas.
—Qué… sorpresa tan inesperada —dijo con un matiz sutil de incomodidad—.
No recordaba haber extendido la invitación tan ampliamente.
Cassandra se inclinó apenas, con cortesía impecable.
—Oh, no se preocupe, Lady Nadyra. Agradecemos su hospitalidad. Y, como usted sabe, no es habitual que mis primas y futuras cuñadas no asistan a estas reuniones… pero al ver lo “especial” de su invitación.
Nadyra forzó una risa breve.
—Por supuesto. Aunque… —sus ojos se posaron en Serena—, me temo que no recuerdo haberle enviado una invitación a usted.
Serena no se inmutó, solo se limitó a mirar la mesa con tranquilidad.
Cassandra, en cambio, sonrió con dulzura.
—Ella está es mi acompañante —respondió—. Donde vamos nosotras, ella también es bienvenida.
¿No es así, Lady Nadyra? O… ¿acaso su té es tan exclusivo que prefiere dejar a una dama del ducado Frely afuera? Eso seria terrible. ¿ No lo cree?
Nadyra titubeó un instante, atrapada entre la cortesía y el desdén.
Finalmente sonrió, aunque con cierta rigidez.
—Por supuesto que no. Todas son bienvenidas… aunque no todas estén acostumbradas a este tipo de reuniones refinadas.
Liora arqueó una ceja, divertida.
—Qué alivio escuchar eso. Pensé que hoy tendríamos que aprender a beber té con un manual en la mano.
Adena sonrió con disimulo, mientras Serena permanecía en silencio, como si la conversación no la rozara.
Eso parecía incomodar aún más a Nadyra.
Se sentaron, y el té comenzó a servirse.
Nadyra, siempre con esa sonrisa ensayada, siguió lanzando comentarios con doble filo.
—Debo decir que admiro su… sencillez —dijo mirando a Serena—.
Pocas se atreverían a asistir a un té en un vestido tan… humilde.
Pero supongo que no todas buscan impresionar.
Antes de que Serena abriera la boca, Cassandra dejó la taza sobre el platillo con un ligero “clac”.
—Humilde, sí. Y, aun así, logró que todas giraran la cabeza al verla entrar.
—El encanto no siempre depende de las joyas ni de los bordados, Lady Nadyra. Algunas lo llevan puesto sin esfuerzo– Agregó Serena tranquilamente
Un murmullo recorrió la mesa; algunas damas intercambiaron miradas divertidas.
Nadyra sonrió apretando los dientes.
—Oh, no lo digo como crítica —continuó, fingiendo inocencia—.
Solo… pensé que, dada la compañía que frecuenta últimamente, y una posible boda en marcha de alguna de sus primas, preferiría lucir algo más apropiado para la ocasión.
《 Lo sabía.. Ni siquiera piensa que soy yo 》 pensó entre una sonrisa ladina, sus primas y Cassandra sonrieron era lo que dijo Serena.
Adena intervino con la misma calma de Cassandra.
—Curioso que lo diga alguien que siempre intenta lucir más de lo necesario.
A veces, Lady Nadyra, menos… es más.
La tensión en el aire se volvió palpable, aunque el tono de la conversación seguía siendo exquisitamente cortés.
Nadyra intentó retomar el control de la situación.
—De todas formas, es bueno que haya venido. Así al menos puede aprender un poco de… etiqueta y modales.
Si es que quiere encajar en estas reuniones.
Liora sonrió sin levantar demasiado la vista.
—Qué amable de su parte preocuparse por la educación de los demás, Lady Nadyra.Aunque… si la cortesía se mide por cómo se recibe a los invitados, creo que Serena ya pasó la prueba con creces.
Serena seguía en silencio, tomando un sorbo de té con absoluta tranquilidad.
Eso pareció irritar aún más a Nadyra, que esperaba alguna reacción.
Finalmente, intentó lanzar su golpe más directo.
—Bueno, dejando a un lado los comentarios… supongo que ya todas están al tanto de los rumores sobre Su Majestad y el inminente anuncio del consejo.Debe ser emocionante, aun no se sabe quién es la nueva prometida..
Cassandra sonrió con un aire casi inocente.
—Oh, los rumores vuelan, es cierto.
Pero mañana el reino entero sabrá la verdad.
Será un anuncio… inolvidable.
Estoy segura de que sorprenderá a más de uno.
El brillo en los ojos de Cassandra no pasó desapercibido.
Nadyra sostuvo la sonrisa, pero el gesto en sus labios se tensó un poco.
—¿Mañana…? —repitió con un tono más bajo—.Entonces… ¿ya hay alguien? ¿ Ya la conoce Princesa ?
—Si y sers una excelente reina , mañana lo sabrá todo el reino.—Sonrió levemente
El resto de la merienda transcurrió en una tensa calma.
Nadyra siguió haciendo comentarios, cada vez menos punzantes al ver que sus intentos de incomodar a Serena terminaban regresándole la humillación.
Serena, por su parte, permaneció callada, con esa serenidad que solo alimentaba la frustración de la anfitriona.
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Al despedirse, Cassandra inclinó la cabeza con una sonrisa impecable.
—Un té… encantador, Lady Nadyra.
Le agradecemos su hospitalidad.
Liora y Adena la siguieron con la misma compostura.
Serena se limitó a hacer una pequeña reverencia y salir tras ellas, sin mirar atrás.
Nadyra se quedó de pie junto a la mesa, con los dedos crispados sobre la taza de porcelana, observando cómo las cuatro se alejaban entre los setos.
La sonrisa seguía en su rostro… pero sus ojos decían otra cosa.
《 No puede sacarle nada.. Maldita Cassandra 》.
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En el carruaje, Cassandra dejó escapar una carcajada suave.
—¿Viste cómo se le tensó la sonrisa cada vez que no hablabas? —dijo mirando a Serena—.Creo que esperaba verte perder la calma.
Serena arqueó apenas una ceja.
—No pienso gastar energía. Es una envidiosa.
Adena asintió con una sonrisa satisfecha.
—Su cara al final… valió el viaje.
Liora, riendo por lo bajo, añadió:
—Estoy deseando verla mañana.
Eso sí que será un espectáculo.
Serena miró por la ventanilla, observando la silueta del castillo acercarse.
Sus labios se curvaron en una media sonrisa. Las demás empezaron a reír contagiándola .
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Al llegar al Castillo, se reunió con Orión, mientras tomaban sus medidas, el vestido era blanco con dorado y una capa roja con el emblema del reino de Hielo.
– ¿Qué tal el té? Note la felicidad de Cassandra…
– Lo disfruto mucho… Y es como dije, Nadyra no piensa que soy yo, Cassandra tampoco le dio aluna pista.
– Puedes tomar represalias con ella, mañana ya serás conocida, y el mando ya lo tendrás.
Orión miraba atento su andas, Serena acariciaba la tela de los vestidos con suma atención como si le gustara esta vez.
– Lo pensaré… Aunque seguro que Cassandra me estará más que gustosa en ayudarme a elegir uno
Orión sonrió ladino, mirándola en silencio un poco más.
– Este me gusta… ¿Puede ser?
– Claro que si Majestad, desea agregarle algún bordado… Tengo muestras. Irán en la colaboración de la capa
Serena miró las muestras, miró de reojo a Orión que estaba sentado con el té
– ¿Te gusta algún animal?–pregunto
Él levantó la vista, apretó sus labios pensando
– El ciervo
– ¿Se podrá bordar? – miró al Sastre, él asintió— ¿Quieres uno también en tu capa? para ir convinados
Orión tosió su té nervioso– Sí, Claro.
Después de eso el Sastre ya tenía listo el diseño, un ciervo con grandes astas como un rey y otro más fino como su reina.
Una vez terminado, Vieron los últimos detalles de unos banquetes con algunos Monarcas conocidos.
– Es todo… Pensé que estarías cansada con todo esto.— La miro de reojo, Serena se recostó en el sillón
– Es importante, después de mañana será aun más agotador somos un equipo después de todo, hay que ayudarnos.— Sonrió cálida mirándolo, Orión estaba serio, si no tuviera su mano en su pómulo ella hubiera notado su rosáceo
– Bien… Iré a entrenar antes de que anochezca.
Él asintió tranquilamente, pero apenas salió largo un suspiro y se llevó las manos en su cara
– Porque es tan directa.. Me vuelve loco- susurro.
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